El negocio del agua

Las Naciones Unidas han advertido durante mucho tiempo que el cambio climático provocado por nosotros mismos como habitantes del planeta está provocando graves sequías e inundaciones, lo que hace que la disponibilidad de agua potable sea cada vez menos predecible.
En este sentido, cabe recordar que si bien hace una década se anunció que para el año 2025 un tercio de la población mundial sufriría escasez de agua, ya en 2020 se alcanzó esa previsión: actualmente dos mil millones de personas viven en países que tienen problemas con el agua.
Además, se estima que para 2025 ésa podría ser la situación de dos tercios de la población mundial. Se trata de un problema que a menos que se revierta –y la tendencia ha sido a agravarse– tendrá un impacto directo y graves consecuencias a nivel de enfermedades, hambrunas, desaparición de especies vegetales y conflictos internacionales.
Existe una demanda de agua potable que va en rápido aumento, pero su suministro es limitado y está disminuyendo. “La población mundial se triplicó en el siglo XX, pero el consumo de agua aumentó siete veces”, señaló la experta Maude Barlow, del Council of Canadians, en su libro Convenio azul. “Para 2050, cuando hayamos sumado otros tres mil millones de personas a nuestra población, sólo para cubrir nuestras necesidades requeriremos un aumento del ochenta por ciento en el suministro de agua. Nadie sabe de dónde la sacaremos”, afirmó.
Según Acnur, la escasez de agua y la falta de sistemas de potabilización adecuados obliga a recurrir a fuentes de agua contaminadas que pueden provocar enfermedades como la diarrea, el cólera o la poliomielitis. Un dato que puede parecer insólito desde nuestro país –donde tenemos abundancia de agua– es que la contaminación de este recurso vital produce más de medio millón de muertes por diarrea al año.
Por otra parte, la escasez de agua puede afectar a la agricultura, la ganadería y la industria y, por lo tanto, disminuir la oferta de alimentos y agudizar el hambre así como la desaparición de plantas esenciales para la vida humana.
A nivel político, el carácter finito y escaso de ciertos recursos –como el agua– da origen a diferentes tipo de conflictos y supone el desplazamiento de las personas a otros países para encontrar lugares seguros en los que vivir. En este sentido, no es necesario ir muy lejos para encontrar conflictos por el agua dado que por ejemplo, Uruguay tuvo un largo conflicto con Argentina por la instalación de la papelera Botnia en la margen oriental del río Uruguay. El problema del agua y uso y acceso de los recursos hídricos no es un tema exclusivo de los países pobres sino que también está totalmente vigente en las naciones desarrolladas.
En este sentido, no puede pasar desapercibido que el agua se unió al oro, el petróleo y otras materias primas comercializadas en Wall Street, lo que resalta las preocupaciones de que el recurso natural que sustenta la vida pueda escasear en más partes del mundo.
El agua comenzó a cotizar en la Bolsa de Nueva York. Los agricultores, los fondos de cobertura y los municipios ahora pueden protegerse o apostar por la futura disponibilidad de agua en California, el mercado agrícola más grande de Estados Unidos y la quinta economía más grande del mundo.
Desde hace dos años el índice Nasdaq Veles California Water mide el precio promedio ponderado por volumen del agua. Es un precio al contado de referencia semanal de los derechos de agua en California, respaldado por el promedio ponderado por volumen de los precios de transacción en los cinco mercados más grandes y más negociados de dicho estado.
Los contratos, los primeros de su tipo en los EE. UU., se anunciaron en setiembre cuando el calor y los incendios forestales devastaron la costa oeste de Estados Unidos. Están destinados a servir como cobertura para los grandes consumidores de agua, como los productores de almendras y los servicios eléctricos, contra las fluctuaciones de los precios del agua, así como un indicador de escasez para los inversores de todo el mundo.
Para entender el mercado de futuros de California, que padeció una sequía de 8 años hasta marzo pasado, hay que tener en cuenta que en zonas de escasez crónica de agua una persona puede no necesitar agua en ese momento, pero sí estar interesada, por ejemplo, en garantizarse su disponibilidad para una campaña de riego en el futuro o para un período de años. Los futuros se liquidan financieramente, en lugar de requerir la entrega física real.
¿De qué forma se puede vender o comprar un bien común como el agua? La pregunta fue respondida claramente en un artículo de El País de Madrid en el que se explica que “si bien en casi la totalidad del planeta, las leyes consideran el agua como un bien común de dominio público, es posible otorgar derechos de uso de esa agua a través de concesiones o licencias administrativas (ya sea para utilizarla o para realizar vertidos en ella). Lo que ha empezado a cotizar en Wall Street no es el agua en sí misma, sino los derechos de uso”. Aunque es algo que funciona de forma informal en muchos lugares del mundo donde un regente le cede a otro sus derechos de agua por determinado tiempo a cambio de una compensación, lo novedoso es la formalización de un mercado para estas transacciones de derechos, motivado quizá por el temor real a quedarse sin agua.
De acuerdo a lo informado, se espera que esos mercados puedan jugar un papel para flexibilizar la gestión del agua en caso de sequía y reducir los conflictos en este tipo de emergencias. No obstante, es un tema muy espinoso que puede llegar a poner en peligro el derecho al acceso a un bien fundamental para la vida humana y por otra parte, puede ser interpretado como una transacción de un derecho que el Estado da gratis.
Según Unesco, en Latinoamérica –donde la situación de los marcos legales con enfoque en la gestión integrada de recursos hídricos es dispar entre los diferentes países–, aproximadamente 166 millones de personas no acceden a agua segura y se necesita avanzar en políticas hídricas que contemplen las características hidrológicas de cada país y se desarrolle a partir de una planificación administrativa específica, con base científica.
Nuestro país, donde el acceso al agua está asegurado para toda la población, tampoco escapa a otros problemas referidos a la gestión de los recursos hídricos, a su cuidado, protección de la contaminación y atención a eventuales intentos privatizadores que ya fueron desarticulados en el pasado en base al pronunciamiento ciudadano pero que, dado el rumbo que está tomando el tema en el mundo, no sería extraño vuelvan a plantearse en algún momento. Por lo tanto, el agua sigue siendo un recurso a defender, sensible y necesario para la vida, cuyo acceso es ni más ni menos que un derecho humano fundamental.