Concejales piden “cambio radical” en la actitud del alcalde Ramiro Ayende

Zully Dungey, Marcel Petrib, Daniel Gronros, Matías Scaboni.

“El intendente Nicolás Olivera tomó la determinación de hacer una auditoría en el Municipio de Porvenir y estamos totalmente de acuerdo”, destaca el concejal Matías Scaboni, acompañado por los también concejales Daniel Gronros, Zully Dungey y Marcel Petrib. “Si se está tranquilo que se están haciendo las cosas bien y no se tiene nada para ocultar, puede quedarse tranquilo que la intervención le dará un resultado positivo”, asegura, refiriéndose sin nombrarlo al alcalde Ramiro Ayende.
“Acá no hay nada personal contra Ayende; queremos aportar a la administración del Concejo y que las cosas se hagan bien. Ese es el mensaje”, resalta Scaboni. “Es la idea, porque no hay otra forma de trabajar”, dice Gronros.
No obstante el ambiente no es el mejor en el Consejo Municipal de Porvenir. Lo afirman tanto los concejales del mismo partido que el alcalde, el Partido Nacional, como el de la oposición, el Frente Amplio. El domingo Ramiro Ayende envió un aviso a las 23.30 citando a los concejales para una sesión el lunes a las 6.30. Únicamente pudo concurrir Darinka Reimundez. El tema era la maquinaria rota que impedía trabajos de vialidad. “Todos trabajamos, no podemos estar a cualquier hora. El que gana un sueldo es el alcalde, los concejales tenemos que tener nuestros trabajos para nuestras familias y sacar tiempo para el Concejo. Para poder concurrir a una sesión tenemos que coordinar uno o dos días antes en nuestros empleos”, dicen.
Por otra parte, critican la falta de información. “Me enteré del problema con viáticos por la prensa; del comedor que se quedaba sin personal por licencia, por la prensa. Él se larga y después hace un circo dejando como pintados a los concejales”, comenta Gronros.
“Hay una clara falta de respeto al Concejo; él se esconde atrás del escudo de alcalde”, asegura Petrib. “Se cree el dueño del municipio, piensa que le pertenece pero está equivocado”, agrega Dungey.
Hubo un punto de quiebre en el Consejo Municipal de Porvenir que ni siquiera la presencia del intendente Nicolás Olivera pudo resolver. “Fue en una sesión donde se planteó el tema de un camión que está en el taller hace muchos meses. Él nombra a Zully y como que la quiere ensuciar. Dice que ella cuando era alcaldesa se había arreglado con los mecánicos por cierta cantidad de plata”, recuerda Gronros. “Ahí nosotros, como concejales, fuimos (días después) hasta el taller a ver cuál era la situación. Ahí nos enteramos de la gran deuda que tiene el municipio, en pesos y en dólares”, agrega Petrib.
Volvieron al Concejo para presentar un informe. Pero –cuenta Scaboni– “a la hora de presentar la nota ni leerla me deja. Era lo que el dueño del taller transmitió a los concejales, nada más”.
Ayende es una persona mal intencionada”, apunta Scaboni. “Trata de sacar ventaja de todo, lo único que le interesa es la plata. Que le den la plata para hacer lo que quiere”, destaca Dungey. “No quiere respetar al Concejo cuando el Intendente fue claro cuando dijo que toda decisión tiene que pasar por el Concejo”, asegura Gronros. “Cuando hay sesión primero se tocan todos los puntos que le interesan a él y si no se aprueba cualquiera de ellos se pone furioso. Pero cuando nosotros queremos presentar una idea ni la considera. La otra vez se levantó y dijo que si no nos íbamos nos hacía sacar con la policía”, agrega Petrib.
Con este ambiente, los concejales sostienen que resultará muy difícil continuar durante todo el período en el Concejo. “Estaban dadas las condiciones para trabajar, solo había que abrir un poco la cabeza, dejar de lado los egos. Si solo queremos demostrar que podemos más que los demás, nos estamos equivocando”.
“Así que con este escenario –dice Scaboni– no creo que podamos seguir mucho tiempo más. Tiene que haber un cambio para poder seguir, trabajar. Cada concejal tiene su trabajo, su actividad. Es necesario un cambio para poder seguir en el Concejo”.
“Un cambio radical”, agrega Gronros. “Entre nosotros tenemos una excelente relación; el problema es el alcalde”, dice Dungey. “No se puede perder el tiempo; esto tiene que cambiar”, destaca Petrib.