Bandera roja. Mejor no ingresar al río Uruguay porque la lluvia intensa no es buena; de hecho peligrosa. Algunas chalanas, barcos a vela y lanchas a motor enfilaron hacia la bahía o la rampa para sacar la embarcación, engancharla en el vehículo y poner dirección a casa. Un sábado menos de disfrute en la playa.
Lo mismo hicieron algunas motos de agua. Sólo se atrevieron algunos deportistas “extremos” de la vela, en tablas de windsurf.
Un par de familias ya habían encendido el fuego para un asado al mediodía. Cerca la conservadora y el mate que se disfrutaba, aun cuando no era posible que fuera de mano en mano. Con esto de la nueva normalidad, un par de termos y un mate por cada consumidor.
“Cosa e’mandinga”, hubieran dicho nuestros abuelos. Así que los campamentos también tuvieron que ser rápidamente levantados y todo el mundo a casa. Esta vez el horno se encargaría del asado.
Un día de lluvia, justo en fin de semana. Pero el tiempo libre siempre es valioso para disfrutarlo. Las opciones son varias. Ponerse al día con las series que no se vieron en la semana, disfrutar del sabor inigualable de las tortas fritas, o leer un libro. El verano, aun con lluvia, se disfruta.
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La estrella del verano sin dudas es el río. Y una de las formas más accesibles de adentrarse en él con seguridad y practicando un deporte es en un kayak o canoa, en las clases de kayakismo del club Amandayé Ipeguá. La escuelita es un éxito este año y ya están abiertas las inscripciones para un nuevo grupo en formación.[/caption]
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En la zona de playa Park, los deportes que durante el resto del año no tienen muchos adeptos, se disfrutan. Aquí cuatro jóvenes juegan futvóley en una improvisada cancha, armada con ingenio. Dos motos sirven para colocar la red, no a la altura reglamentaria, pero si sencilla para todos. La diversión es lo que importa.[/caption]
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La hora del mate. Un lugar cómodo, bajo los árboles, con el río a la vista y la moto cerca para no tener un disgusto. Y no mucho más, el aire, el tiempo libre. Las horas parecen más largas en las tardes de verano.[/caption]
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En el centro el incansable Rodolfo Méndez haciendo lo que más sabe, bailar ritmos latinos. Y vaya si tiene éxito entre personas de toda edad, incluyendo con movilidad reducida. Todo tiene música, y todo es mejor si se baila.[/caption]
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La piscina del Golf Club Paysandú verano tras verano reúne a sus socios en torno a ella. Siempre un lugar muy bien cuidado, amplios espacios y buenas comodidades.[/caption]
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Cosas de la época que nos ha tocado vivir. Hay algunos elementos que no nos abandonan nunca, como el teléfono celular. María Laurencena y Gustavo Aliandre disfrutan de la playa, a la orilla del río, mientras llega el atardecer y la cerveza está bien fría.[/caption]
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Hubo un tiempo en que ir a la playa semejaba irse de viaje, con varios bolsos. Hoy, apenas se lleva lo imprescindible. Después de todo si el hambre llama, hay emprendedores como Pablo Cabillón y Stephanie Rand que ofrecen cosas ricas.[/caption]
[caption id="attachment_117605" align="alignnone" width="680"] En una lengua de tierra que sobresale del río estos jóvenes intentan atraer algunos peces. La pesca es para los pacientes, los que esperan sabiendo que en algún momento llegará el pique.[/caption] → Leer más