Copagran apuesta nuevamente al girasol tras una década sin planes para el cultivo

El ingeniero agrónomo Braulio Laurino en un cultivo de girasol en la zona de Constancia.

El último año que se hicieron planes de girasol en la Cooperativa Agraria Nacional (Copagran) fue en la zafra 2009-2010, cultivo que ya a esa altura estaba diezmado en su área, debido a inconvenientes de enfermedades y la presencia de pájaros, especialmente el impacto de la paloma.
Este año se planteó un plan entre la cooperativa y la industria Cousa, comprometiéndose Copagran “a hacer 2.500 hectáreas, con un precio bastante tentador para el productor”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Braulio Laurino.
El integrante del departamento técnico de la cooperativa agregó que para concretar el área “se procuró destacar las ventajas que podía tener este cultivo. Tradicionalmente había productores que eran girasoleros y ya tenían sus cosechadoras y sembradoras adaptadas para el cultivo”, indicó.
Además, aclaró que “es un contrato en donde el productor puede vender con un precio que oscila en los U$S 480 la tonelada puesta en Montevideo”, por lo que obteniendo un poco más de 2.000 kilos la hectárea comprende un negocio de alrededor de U$S 1.000 la hectárea.
El técnico sanducero precisó que es un cultivo que “deja el campo a mediados de marzo, liberando el área de forma anticipada, lo cual es importante para hacer reservas forrajeras de invierno”. Y acotó que “han surgido nuevos materiales con tecnologías muy interesantes, lo que lo convierte en un cultivo muy promisorio”.
Hoy las chacras con cultivos de girasol que cuenta la cooperativa están en las zonas de Constancia y ruta 26 (colonia Aníbal Sampayo), y en San Javier, departamento de Río Negro.
Respecto a cómo ha sido el desarrollo del cultivo de acuerdo a las condiciones climáticas, señaló que en la etapa de implantación, “si bien faltó un poco de agua, con algunos preemergentes que no resultaron del todo como estimábamos, en otras zonas anduvieron muy bien y hoy el desarrollo del cultivo es espectacular y nos deja muy contentos”.
Sobre una de las problemáticas importantes del cultivo en el pasado, relacionada a la presencia de palomas, sostuvo que “por el momento no hemos tenido inconvenientes de incidencia mayor, pero el monitoreo es día a día y veremos cómo finaliza la zafra para después hacer una evaluación general”.
Con los materiales que se están utilizando, “el potencial de rendimiento que vemos en la chacra será muy bueno, y quizás ronde los 2.000 kilos por hectárea”. Acotó que “el contrato de Cousa es con el aceite base 42, y hasta 47 tiene una bonificación, lo cual es muy importante”.