Un viaje desde Piriápolis hasta la Barra de Maldonado es una radiografía del verano 2021. En casi 60 kilómetros puede observarse la presencia casi exclusiva del público uruguayo, que delata su nacionalidad a través de las camisetas que disputan su propio Clásico y mantiene distancia por protocolo sanitario.
Piriápolis continúa con una importante presencia que ocupa el 75% de las plazas hoteleras y desde Punta del Este hasta José Ignacio las comparaciones con otras épocas del año, reflejan la realidad del turismo uruguayo.
“Es un invierno mejorado”, señala la propietaria de la empresa de transporte que realiza los traslados entre balnearios. Sin embargo, los visitantes ocupan estacionamientos y espacios públicos disponibles que en otras épocas turísticas se presentaban colmados.
Ese mismo público no se aglomera y guarda distancia, si bien en las playas se registra un mayor acercamiento, bastante similar al mes de febrero, cuando llega el turismo familiar, que habitualmente realiza sus compras en los supermercados.
Los espacios gastronómicos tienen ventas relativas y las propuestas a la carta debieron adaptarse al público uruguayo, juvenil y menos exigente al momento de optar por un almuerzo o una cena. Por ejemplo, los paradores en las playas ofrecen picadas con productos del mar y un refresco a 480 pesos, además de las infaltables promociones de chivitos y hamburguesas.
La necesidad de reconvertir el menú es notoria y adecuan sus propuestas de acuerdo al público que llega. Es el caso de algunos locales en La Barra, donde funcionan los cafés y restaurantes en horas de la tarde. Pero todo dentro de un ámbito de tranquilidad, sin estrés ni embotellamientos.
El público de elevado poder adquisitivo es el gran ausente y la masiva de presencia de uruguayos, provenientes de distintas zonas del país, se transforma en el motor de un verano atípico que en los últimos días resolvió, al menos en Maldonado, extender el horario de pubs y restaurantes hasta las 2. O las galerías de arte que, a pesar de la presencia muy limitada de visitantes, continúan con su porfiada presencia en los balnearios del Este. También están autorizados los espectáculos públicos, con un aforo mínimo para no perder la temporada y encuentros deportivos sin público.
Y si a estas alturas del mes pero en otras épocas, la avenida Gorlero estaba saturada, ahora es notoria la presencia de carteles que ofrecen descuentos del 20 y 30% en tiendas de decoración e indumentaria. Los anuncios callejeros han ganado un lugar en las arterias esteñas y hay que remontarse a comienzos de los 2000 para encontrar un descenso de similares características.
El gobierno resolvió prorrogar hasta el 30 de enero, las restricciones de ingreso al país que incluyen a uruguayos y residentes, enmarcado en las medidas para contener la propagación del coronavirus, por lo que la situación del turismo seguirá más o menos igual. Una crisis inesperada que el sector afronta como puede.