La cara contaminante

Este tiempo que nos toca vivir ha traído aparejado cambios de costumbres, nuevas formas de cuidar nuestra salud, de proteger al prójimo; ha habido novedades en los movimientos, en la circulación. En ese sentido, el tapaboca es el elemento más visible de esta variante en nuestras vidas, un instrumento ya masivamente utilizado en todo el planeta. La pandemia del coronavirus, que en Uruguay lleva más de diez meses, hasta nos impuso esta moda que, a su vez, nos ha hecho olvidar otro punto importante: el del cuidado del medio ambiente.
Si no nos hacemos la idea de que debemos sostener nuestro entorno, la lucha contra el COVID-19 será incompleta. Los elementos de protección personal, como la propia mascarilla o guantes, no deberían llevarnos a olvidarnos de no contaminar el medio ambiente. Pero eso es justamente lo que está sucediendo. Y pasa, además, en las playas de nuestro país, justo en este tiempo de verano.
Precisamente, la ONU se tomó el tiempo para detallar la situación de las playas uruguayas y lo hizo a través de Ian Ruiz, coordinador del proyecto medioambiental de la ONU, Mares Limpios. A través de un hilo en Twitter, evacuó las “reiteradas consultas” que le llegaban acerca de la cantidad de basura marina que aportaría nuestra sociedad al Río de la Plata y su frente marítimo.
De forma previa, hace un repaso de unos números que realmente son alarmantes. Afirma que en el mundo se produce por año 350 millones de toneladas de plástico, de las cuales entre 8 y 13 millones de toneladas van a parar a los océanos. “Lamentablemente, Uruguay también contribuye a este tipo de contaminación”, asegura Ruiz.
Además, el 16% de la basura que se genera en el país es plástico (450 toneladas por día) y solo se recicla la décima parte. Se estima que 160 mil toneladas de las 420 mil toneladas de plástico que ingresan a Uruguay terminan en vertederos.
Y sigue con los datos, ahora enfocándose justamente en los residuos que alcanzan el mar. “Uruguay se encuentra entre los diez países que más residuos de plástico genera per cápita, con 0,25 kg/persona/día, representando el 0,11% del total de los residuos plásticos generados para el año 2010 con un total de 310.379”.
Prosigue diciendo que si se toma en cuenta el manejo inadecuado de residuos, disposición incorrecta o disposición final en vertederos a cielo abierto, Uruguay es responsable del 0,07% del total de los residuos plásticos que ingresan a los océanos cada año, es decir, 5.600 toneladas anuales. Y el palo continúa: “Según un índice de calidad ambiental que considera distintas variables (características del lugar, infraestructura y las condiciones de operación), 18 de los 22 Sitios de Disposición Final más importantes del país presentan condiciones inadecuadas”, señala Ruiz.
La disposición final en vertederos a cielo abierto o en sitios con controles insuficientes contamina el agua (residuos o lixiviados), el aire (por la quema no controlada), contribuyendo al cambio climático mediante la emisión de gases de efecto invernadero y por formación de sitios contaminados. “Si se mantiene el ritmo de consumo y estas prácticas inadecuadas, las proyecciones no son alentadoras para 2025 y para el mar uruguayo, al estimar que 8.073 toneladas de plástico estarán llegando al Río de la Plata y océano Atlántico desde Uruguay”, ahonda el reporte del hombre de la ONU.
A este panorama se suma el impacto en este ámbito de la pandemia del coronavirus en el país. Es que teniendo en cuenta que el peso de cada mascarilla es de aproximadamente 4 gramos, se estima que más de 6.400 kilogramos de plástico podrían estar acabando en la naturaleza uruguaya, cada día.
El Programa Uruguayo de Reservas de Sur, con el que la ONU ha trabajado, hizo una aproximación entre los residuos encontrados a lo largo de 50 kilómetros entre playas de Canelones y Maldonado, estimándose que a la semana (dependiendo de las zonas), entre 670-1.675 tapabocas terminan en 670 kilómetros de costa marítima con que cuenta Uruguay.
La circulación exponencial de los elementos anti pandemia, como el tapabocas, el alcohol en gel, los guantes, ha agregado un nuevo mecanismo para generar contaminación. Pero seamos claros. Podrá haber más basura, más residuos, más artículos difícilmente reciclables y de complicado descomposición. Lo cierto es que detrás de los desperdicios que pululan por las playas forman parte de una cuestión cultural.
Por falta de educación y también por haragán y por desidia, el uruguayo no está acostumbrado, o directamente no quiere, aportar en el cuidado del medio ambiente. En el pensamiento de que otro lo hará por él, tira y ensucia sin pensar en el entorno. Así es imposible tener playas, o cualquier cosa, limpias. Y es lo que se ve todo el año, ya no solo en verano y no solamente en pandemia.
La cara contaminante de la emergencia sanitaria es también la del uruguayo que no le importa dejar un tapaboca, un guante, e incluso una jeringa, en la arena junto al mar.