El merendero “Pintando sonrisas” comenzó su labor solidaria el 4 de abril, a raíz de la declaración de emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19, en el hogar de Gisell Vignoles y Matías Yejas, en Zorrilla de San Martín y Benito Chaín.
“Recibimos donaciones voluntarias de amigos y vecinos. Desde hace diez meses nos manejamos con las redes sociales y no recibimos apoyo institucional. En realidad, lo hicimos pensando en los chiquilines de nuestro barrio, que es una zona muy vulnerable. Pero fueron pasando las semanas y el boca a boca hizo que se fueran sumando familias y adultos mayores”.
Entre los meses de julio y agosto registraron un pico de asistencia con más de 200 personas. “En el patio de mi casa armamos una mesa y la gente se llevaba lo que necesitaba. En ese momento servíamos a las personas que llegaban, pero no seguimos anotando porque veíamos que, de lo contrario, se nos iba a ir de las manos”, recordó Vignoles.
Explicó que actualmente “tenemos 165 personas que corresponden a 30 familias. Son entre 85 y 90 menores de 12 años. Con ese número nos manejamos porque son familias que no faltan nunca y dependen de esa merienda”. La actividad del merendero se suspendió hasta el 6 de enero, “pero es la primera semana que paramos desde que empezamos”, dijo a EL TELEGRAFO.
En agosto organizaron la fiesta por el Día del Niño. “Pedimos juguetes en donación y lo mismo hicimos en Navidad con Papá Noel, que fue el 21 de diciembre y logré con el apoyo solidario apadrinar a cada uno de los niños con un regalito. Ahora retornaremos el sábado 9 y entregaremos regalos por el Día de Reyes”.
En forma paralela, el merendero lleva adelante una biblioheladera, donde también reciben donaciones de libros y Vignoles programará lecturas, “al menos un día a la semana ahora que estamos de vacaciones”.
La tarea de Merienda Solidaria Pintando Sonrisas puede verse a través de su página de Facebook.
