Trabajos a distancia para usuarios de ADAP y contención virtual a familiares

Atención de Alzheimer Paysandú (ADAP) permanece sin actividades y a la espera de una nueva habilitación por las autoridades sanitarias, en el marco del protocolo establecido para la COVID-19.
“Por el momento, sólo trabajamos a distancia y ya tenemos tareas de estimulación cognitiva prontas para enviar a los usuarios que harán a su ritmo, acompañados por su familia. La idea es seguir así. Mientras, recibimos entre dos y cuatro consultas semanales de nuevas familias que buscan asesoramiento y reuniones. Pero a todos les decimos lo mismo y es que comenzaremos cuando se nos autorice, aunque sea una vez al mes”, dijo a Pasividades la vicepresidenta de ADAP, Marta Pasarello.
Recordó que antes de la pandemia, las reuniones con los familiares se efectuaban con una frecuencia semanal. Sin embargo, “de acuerdo a la evolución sanitaria del departamento que, por el momento, no es de las mejores, solicitaremos la autorización para hacer los encuentros una vez al mes. Porque tenemos en cuenta la cantidad de consultas telefónicas que recibimos, además de consultas por el Facebook, de familiares de dos personas de Montevideo”.
Pasarello detalló que en estos últimos casos, “conversamos con ellos y le enviamos por mail los trabajos que hacemos en Paysandú, además de otras herramientas para manejarse en la casa. Incluso hablé con la Asociación Uruguaya de Alzheimer y Similares (Audas), con sede en Montevideo, pero siempre estamos a la orden desde nuestra institución”.
La directiva resaltó que se suman las consultas, ante la aparición de nuevos casos en las familias que “necesitan asesoramiento y sobre todo contención. Están sobrecargados con esa situación y no saben cómo manejarlo. Por eso, apelaremos a la Dirección Departamental de Salud”.
La sede, ubicada en Washington 843, permanece cerrada. No obstante, reciben consultas y colaboraciones de nuevos socios (desde $100) a través de la página de Facebook Alzheimer Paysandú Uruguay o al celular 098848396. “Para nuestros usuarios, esta detención de actividades es un deterioro, aunque estén contenidos por la familia. Por eso, ya tenemos un programa tentativo cuando nos autoricen a retomar las actividades”, señaló.

Apoyo a familiares

La sicóloga Karen González tiene a su cargo el grupo de apoyo a familiares de usuarios con patologías de Alzheimer y otras demencias. “Es un grupo de ayuda mutua donde participan diez personas, aproximadamente. Allí cuentan sus experiencias y acuden a nosotros porque les parece raro lo que está pasando. Para ellos no es normal, pero al compartir sus experiencias, se dan cuenta que no son los únicos. Más que nada, es el apoyo ante situaciones donde se complica el trato, porque los pacientes son personas con más carácter y otras más dóciles. Es de acuerdo a la forma de ser que tuvo cada uno. Y estos hechos se ven agravados por la situación de pandemia, porque tenerlos en la casa implica que estén a la búsqueda de ayuda para atender a personas mayores de 65 años y en situación de riesgo”.
La vulnerabilidad de los pacientes predispone la tendencia al aislamiento. “En este caso, los familiares están más complicados porque no deben perder sus vínculos sociales o su entorno de amigos. Este grupo se sentía apoyado porque antes de la pandemia se hacían reuniones semanales de una hora y media de duración con intercambio entre ellos y totalmente confidencial”.
Por otro lado, los técnicos habilitaban el ingreso de nuevos familiares con entrevistas individuales, que se mantienen suspendidas desde enero por la pandemia. “Casi siempre llegan desbordados y angustiados por la situación. Tenemos un grupo de WhatsApp, por el que tratamos de llegar, continuar con el apoyo y no dejarlos solos. Conversamos sobre el deterioro de cada usuario, ante la complejidad en el tratamiento de esta patología”, dice la sicóloga.
Evalúa que los resultados “son satisfactorios. Por eso, espero que en breve se puedan retomar las reuniones donde se nota que, después de un tiempo, las personas se encuentran aliviadas al ser escuchadas y comprendidas. Esta es una enfermedad que no la entiende quien no tenga un familiar con Alzheimer”.
González precisó que “una persona no es igual a otra. Cada uno mantiene el carácter y costumbres que tuvo durante su vida y por eso, se dan situaciones particulares”.