Seguimiento de demencias en forma virtual evitará un mayor deterioro

La estimulación cognitiva en contextos de aislamiento se vuelve un desafío –además de una tarea compleja— para familiares y pacientes con demencias. La socialización e interacción con sus pares en forma presencial, facilitaba la actividad mental, así como la tarea de los técnicos, quienes observaban in situ, las necesidades de los usuarios y sus entornos.
La pandemia transformó los roles y las formas de evaluar en ADAP. “En realidad, hacemos seguimientos virtuales a demanda de los usuarios y sus familiares. En la parte de estimulación cognitiva, enviamos una vez al mes una batería de ejercicios”, relató a Pasividades la psicóloga Sheila Segundo.
Explicó que “son actividades prácticas relacionadas a lo que hacemos en la vida cotidiana, como por ejemplo, elegir una ropa adecuada al clima. Si bien no podemos tener contactos con los usuarios, pedimos que haya un acompañamiento familiar para la realización de las actividades, pero siempre teniendo en cuenta las capacidades del adulto mayor y las ganas que tengan”. La integrante del equipo de técnicos aclaró que “la exigencia no es buena porque la frustración es más grande si no les sale lo que pedimos. Y eso nos pasa a todos. Hay que tener en cuenta las capacidades y tiempos de las personas, que no son los mismos que los nuestros”.

No tan obvio

La concentración, el lenguaje, la ubicación en el tiempo y en el espacio, que “nos parecen tan obvio, para ellos no lo es. Por eso, conviene preguntarles el día de la semana que es hoy, la fecha y la estación del año, como si fuera cualquier conversación. Porque son personas que no tiene rutinas sociales y se pierden”.
El entorno de una persona con demencia también resulta afectado. “La mayoría de las veces se ve una sobrecarga familiar y un estrés extra. Vemos cómo se interpelan por qué no pueden cuidar a su familiar, otros miembros de la familia. Incluso hay casos que dejan de lado totalmente su tareas, para dedicarse cien por ciento a esa persona”.
Segundo definió que “el deterioro es multicausal e inevitable, porque a medida que envejecemos, perdemos nuestras capacidades. Vemos que el deterioro motriz y el andar más lento es natural en el proceso de envejecer. Es así que los estimulamos a caminar y hacer un paseo por su casa. O que tenga una responsabilidad, como regar una planta o cuidar a una mascota. Porque a veces, solo se levantan a esperar que pase el día”.
La psicóloga destacó la necesidad de “quitar el centro de atención del coronavirus, porque genera preocupación y ansiedad. Es importante mantener un clima cálido y de cordialidad con la persona mayor para permitirles que comuniquen las cosas que sienten”.
En este sentido es fundamental el vocabulario sencillo y la claridad del lenguaje, acompañado por frases cortas. Asimismo, “anticipar las rutinas para que mantenga una expectativa y no se sorprenda con los cambios”.
Sin embargo, el señalamiento puede ser tomado como un reproche. “Evitar el ‘no te dije que íbamos a hacer tal cosa’ porque cuando vuelven a preguntar, hay que recordar que no lo hacen a propósito. Y si les genera frustración, no van a compartir lo que sienten”.
Las actividades programadas “ayudan a generar independencia en las personas y se debe evitar alcanzarle las cosas, porque les cortamos las habilidades que aún tienen”.
Segundo consideró “muy importante dirigirse con amor, cariño y confianza al adulto mayor para generar espacios de cercanía. Y tratar a nuestros mayores, como nos gustaría que nos traten a nosotros”.