¡200 a puro perro!

Hoy se cumplen 200 entregas de nuestra página perrohólica, 200 viernes en que hemos compartido conocimiento, consejos, investigaciones, historias, experiencias, éxitos y pesares. 200 veces que me he sentado ante la pantalla pensando qué compartir con ustedes, rodeada siempre por hocicos agitados en verano y calmados en invierno. Aunque ahora son menos hocicos –los perros tienen ese único defecto: viven menos que nosotros–, no son menos las ganas de transmitirles todo lo que pueda para ayudarlos a ser mejores tutores en mejores familias multiespecie.

Teniendo como objetivo principal el bienestar de nuestros perros en una armoniosa convivencia en familia, es que cada tema que tratamos aquí se los presento desde el doble rol de educadora canina y “perrera perdida” de toda la vida. Porque de nada vale ofrecer toda la ciencia, investigaciones y conceptos técnicos del entrenamiento y el comportamiento animal, si no compartimos esa parte tan nuestra, la experiencia que solo la da el día a día con nuestros compañeros peludos, cuando nos damos cuenta de que son ciertamente “emociones con cuatro patas” y como tales debemos comprenderlos.

Y en el marco de esa toma de conciencia, entender que son seres pensantes, con preferencias y gustos propios, que son capaces de tomar decisiones y tienen claro qué les molesta, nos debería servir para que algunas acciones cotidianas necesarias no se conviertan en una tortura para ellos y en un dolor de cabeza –por decir lo menos– para nosotros. (Nota completa para abonados y en edición impresa)

El Diván de Eragon

¡Hola, humanoamigos! No se puede creer que ya llevemos 200 viernes con ustedes, y todo parece indicar que seguiremos un tiempo más. La verdad es que temas hay muchísimos, porque afortunadamente ustedes están queriendo saber mucho más sobre nosotros, se hacen más investigaciones y nos están entendiendo mejor.

Sin embargo, siguen pasando cosas feas en el mundo animal, casi siempre provocadas por algunos humanos irresponsables, que no conocen la empatía, que no comprenden que nosotros también sufrimos.

Es el caso de Coca, mi invitada de hoy, que fue encontrada por unos humanos solidarios en una cuneta, con su camada de cachorros recién nacidos. Con hambre y frío, los cachorros deambulaban a su alrededor, pero siempre bajo su atenta vigilancia.

Cuando llegaron a rescatarla, no pudo entender que querían ayudarla, entonces defendió a su prole a puro gruñido y tarascones. Es lo que pasa cuando tenemos miedo o defendemos lo nuestro… ¡nos consideran agresivos! Pero no comprenden que es puro miedo o instinto de supervivencia, tras haber pasado peripecias de todo tipo.

Una vez que lograron calmarla, la familia fue trasladada un lugar seguro. Con el paso de las semanas, los seis cachorros fueron siendo adoptados. Y pese a que ella en un primer momento se mostró apenada por esa falta, con mucho cariño humano fue recuperándose física y emocionalmente. Porque si bien los perros somos un cuerpito, también somos un corazón. ¡Espero todos lo tengan presente!

Y mientras me divierto con Coca, los invito a seguir mandando mensajes al WhatsApp del diario (099334433) para participar en mi Diván. ¡Los espero!