El Microcrédito Rural, una herramienta que está a disposición de los productores familiares y habitantes de las pequeñas localidades, llevado adelante por la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en conjunto con Fundasol, entregó en el último año (marzo 2020-marzo 2021) $ 87.943.000 en créditos para productores familiares, correspondientes a 3.146 créditos. De estos, el 11% fueron otorgados a beneficiarios que operaban por primera vez.
Pesa a la pandemia, más del 97% de la cartera está al día y solamente el 1,65% tiene atrasos superiores a 30 días. Y se agregó que la mayoría de las personas que toman créditos son mujeres.
El director de Desarrollo Rural, Carlos Rydström, destacó que “es una herramienta que ha demostrado que funciona y estamos trabajando para que siga funcionando, para que cada vez sean más los productores familiares que puedan acceder a ella”.
Subrayó como “positivo”, que pese al escenario difícil de pandemia, “que hizo que menos gente tome crédito, no se vio afectada la capacidad de pago”, algo que calificó como “muy importante”.
Rydström valoró la herramienta del Microcrédito Rural como “muy importante para que muchos uruguayos puedan acceder a créditos que les permitan salir adelante después de la pandemia, ya que de otra manera no podrían acceder a financiación”.
Reinventarse en época de pandemia
Mayra Rivero, analista de crédito del noroeste de Paysandú, contó su experiencia, indicando que “ha sido una época de mucho aprendizaje. Hemos aprendido a usar la tecnología, hemos aprendido a cuidarnos nosotros y a los que nos rodean”, señaló.
Destacó que muchas veces “tenemos que ser como esas ‘personas fuertes’ y la gente se desahoga con nosotros. Estamos aprendiendo más aún lo que es la empatía; hemos tenido que ser esa contención emocional para mucha gente en el medio rural”.
Por otra parte, indicó que han tenido que cambiar su forma de trabajo, ya que anteriormente, muchas veces se usaban los locales de las escuelas para hacer reuniones de comités y cobranzas, por lo que muchos de ellos ahora usan sus vehículos como “oficina”. “Hemos tenido que adecuarnos a la situación”, indicó.
“Nos reconforta saber que la recuperación está muy bien y tenemos expectativa para ampliar el programa, cuando podamos a salir a conquistar nuevos territorios”, dijo. Reconoce que la tecnología y los medios de comunicación son una buena herramienta para esto.
Uno de los temas planteados por los analistas en la reunión fue la necesidad de aumentar los montos en los créditos de libre disponibilidad, ya que estos son muy útiles para cubrir necesidades básicas de un hogar: para comprar ropa, para educación, mantenimiento o algún tema de salud.
“Para nosotros los analistas siempre son muy gratificantes estos encuentros. Es muy lindo reencontrarnos con nuestros compañeros, para conocer la situación de todo el país”, concluyó.
Objetivos
El Programa Microcrédito Rural tiene como objetivos satisfacer las necesidades financieras de corto plazo de la población rural que no tiene acceso al crédito formal, generar organización a nivel local que defina el uso de los fondos, basándose en la confianza, el conocimiento y el control social, generar fondos locales que cubran necesidades de las familias y de la producción.
Se ejecuta y articula entre la Dirección General de Desarrollo Rural y Fundasol, conjuntamente con la población integrante de los comités de crédito local, quienes hacen posible su instrumentación.
Es una herramienta financiera dirigida a productores familiares, asalariados rurales y habitantes de poblaciones de menos de 5.000 habitantes. Cuenta con tres líneas de crédito: productiva, de vivienda y de libre disponibilidad.
Desde 2019 tiene una nueva línea de crédito a largo plazo, con financiamiento a 18 y 24 meses, con un tope de 60.000 pesos y pueden acceder a ella las personas que utilizaron estas líneas de crédito por lo menos cuatro veces, sin atrasos.
Esto se aplica para vivienda y, en la línea productiva, solamente para inversiones.