Una empresa familiar referente en la cría de Angus, Corriedale y Criollos

El rol de la mujer en el trabajo agropecuario es protagónico. En general se dedican a las actividades inherentes a la producción de un emprendimiento, pero además al cuidado de la familia y la casa.

Es el caso de María Victoria Martigani, quien forma parte de una empresa familiar dedicada a la cría de Corriedale, Aberdeen Angus y Criollos, con participación destacada en exposiciones nacionales como el Prado, Paysandú y Guichón. O en el remate anual de sus reproductores, en octubre próximo.

“En la cabaña La Acacia, a 16 kilómetros al Norte de Guichón en la zona del paraje Santana, trabajamos mis padres, mis dos hermanos y yo, con colaboradores. Pero en la familia hacemos todo e incluso vivimos en el campo. Sentimos pasión por la cabaña”, asegura.

Hace 11 años regresó de estudiar. Es Técnica en Gerencia, pero “estamos dedicados de lleno a esto con mi hermano Octavio, que es Técnico Agropecuario. Siempre nos actualizamos y la tecnología nos permite estar más cerca de la ciudad. Nos capacitamos y hacemos cursos porque esto es lo que nos gusta”.
La pandemia cambió la operativa interna. “Antes, mi padre iba a Guichón por los mandados y las gestiones con los veterinarios. Pero desde que surgió la pandemia, mis padres ya no salen. Nosotros nos dedicamos a eso porque los cuidamos”.

Victoria forma parte de la tercera generación de cabañeros que empezó con su abuelo y recuerda que “antes era muy diferente. Incluso era distinto ir a Guichón a comercializar la producción”. Ahora la tecnología permite hacer los pagos por pantallas y la innovación “incluso aporta eficiencia porque se puede hacer lo mismo en menos tiempo”.

El día a día

Su jornada “arranca temprano, a la par de mi hermano y en conjunto hacemos la cabaña. Tenemos animales en preparación y esta semana estamos inseminando ovejas”. Al mediodía ayuda en las tareas del hogar y en la tarde se dedica a la siembra. “Todos los días hay varias tareas para hacer y si teníamos algo planificado, un imprevisto puede cambiarnos todo”. Actualmente realizan cultivos de invierno como raigrás y achicoria, “para el mejoramiento de diferentes categorías de toros y corderos pesados”. La Acacia es una cabaña destacada y al referirse a las acostumbradas premiaciones, asegura que cada una de ellas “representa el esfuerzo de mucho tiempo con un animal”.

Detalla que “por ejemplo, con un ternero se empieza desde el servicio a la madre. Se cuida durante la gestación y el parto. Allí empieza un trabajo que seguirá por mucho tiempo. Hay vaquillonas y toros que en octubre cumplirán dos años. Es mucho trabajo y dedicación”.
Explica que “la cabaña es un trabajo del día a día. Los animales tienen que comer a sus horas e incluso hay que observarlos mucho para saber por qué no quieren comer y ver lo que les pasa”.

Resume que “es una tarea que hacemos mi hermano y yo. Es muy específico y hay que estar en todos los detalles. Porque cuando llega la exposición, se muestra todo ese trabajo y el premio reconforta”.

Actualmente “tenemos 8 hembras en preparación y 5 machos. Veremos cómo llegan a la próxima Expo Prado, además de los toros que se venderán en el 10º Remate Anual de octubre”.

Con la mirada en esa meta, la familia desarrolla una tarea colectiva: “a los animales los seleccionamos mi padre, mi hermano y yo. Damos nuestras opiniones tanto para las exposiciones como cuando salen a la venta. Es un trabajo en equipo, pero está todo planificado”.