San Francisco, la isla que perdió su banco de arena

Si bien conserva parte del banco original, aún con el río bajo es muy poca la arena que aflora en el extremo sur de la isla San Francisco.

Es bien conocido que los bancos de arena en los ríos y mares son dinámicos, se mueven, cambian de tamaño, superficie y lugar constantemente. Sin embargo suele pensarse que eso ocurre en tiempos geológicos, que difícilmente se puede apreciar en términos humanos, y que en los hechos las costas permanecen incambiadas durante décadas, salvo cambios menores.

Nada más alejado de la realidad. En algunos casos los cambios se dan en término de meses o incluso días, por una marea fuerte o una creciente importante, o por factores externos provocados por el hombre. El ejemplo cercano lo tenernos con la represa de Salto Grande que produce una fuerte erosión en las riberas aguas abajo. Tanto es así que hay iniciativas que apuntan a fortalecer los márgenes del río para que no se sigan erosionando. La erosión es tan grande que podría decirse que desde la Meseta de Artigas hasta la represa no hay rastros de arena por ningún lado; ni siquiera en la “playa” –que paradójicamente se denomina “Arenitas blancas”– donde acuden los salteños para refrescarse en cada verano, y que a lo sumo está formada de pedregullo y barro.

Más acá de la Meseta comienza a aparecer tímidamente la arena en algunas islas y costas, muy entreverada con el barro, y recién a la altura del Saladero Guaviyú se aprecian grandes bancos. Y es donde empiezan a ser interesantes los movimientos de la arena, que generan inconvenientes para la navegación en todo el bajo río Uruguay.

Por ejemplo es conocido que entre el Saladero y las Barrancas de Visillac hay un gran banco al medio del río, que incluso aflora cuando está muy bajo. Pero también están los bancos del lado argentino, que dejan muy poco margen para navegar por un angosto canal de poca profundidad que parte del Saladero, cruza el río y sigue paralelo a la costa de la margen oeste, hasta las barrancas, donde vuelve a cruzar y se hace profundo.

Otros grandes bancos se aprecian entre la isla Pepeají y Boca Chica, entre 30 y 40 kilómetros al norte de Paysandú, del lado argentino. Allí es sorprendente cómo se ha visto crecer el banco en los últimos años, ganando altura y superficie que ahora tiene miles de metros de extensión, conectándose al sur con Banco Caraballo y al norte con el de Pepeají; este último conocido por muchos sanduceros a través de nuestras páginas cuando informábamos sobre la embarcación Amambay, que varó allí en enero de 2013 con una carga de 600 toneladas de trigo.

Pero de este lado del río también se aprecian cambios significativos. Un poco más debajo de Boca Chica, frente al Caraballo está la punta norte de la Isla Grande del Queguay. Entre la isla y costa uruguaya hay unos 500 metros o más que siempre han sido muy poco profundos y casi no navegables aun para embarcaciones pequeñas, salvo un canal que permanecía abierto con unos dos metros de profundidad contra la isla. Pues bien, ese canal ya no existe con el río en cota 80 centímetros frente a Paysandú, así como se encuentra completamente cerrado el paso en toda la línea hasta la costa Este, por una extensión de unos 200 metros.
Incluso de allí hacia el sur está casi todo cubierto de bancos en el mejor de los casos tienen 20 o 30 centímetros de profundidad mientras que lo demás son casi “dunas”, hasta llegar a la zona del Varillal. En tanto paradójicamente este último lugar, conocido por sus arenales, pareciera que están perdiendo altura rápidamente.

¿Y qué pasa frente a Paysandú? Muchos recordarán que la isla Caridad apenas hace unos 30 o 40 años apenas tenía una delgada línea de arena en la playa frente a nuestra ciudad, mientras que ahora el arenal de más de 100 metros de ancho cuando el paterno se encuentra bajo, casi desde donde antes estaba el resguardo de Prefectura argentina –que fue derribado por las sucesivas crecientes– y se extiende de continuo hasta la punta norte de la isla. Y ese extremo además, es ahora una gigantesca superficie de arena blanca y fina con forma de punta de flecha que se continúa en el río hacia el norte.

La isla San Francisco se achicó

Sin dudas que la Caridad ganó mucha superficie en las últimas 3 décadas. En cambio la isla San Francisco, frente a la Autobalsa sufrió un cambio drástico en su extremo sur en apenas 10 o 15 años. Y es que hasta mediados de la década del 2000 al menos, la isla contaba con un inmenso arenal que se extendía por cientos de metros, y que se encontraba fuera de agua aún con el río en niveles normales. Era una de las playas preferidas de Colón debido a su ubicación geográfica, y este año muchos sanduceros se dirigieron allí debido a las restricciones de navegación que no permitían desembarcar uruguayos en la Caridad. Pero la sorpresa fue encontrar que el banco de arena que recordaban casi había desaparecido.

¿Cuándo ocurrió? Pues de apoco, quizás desde la gran creciente de 2009 y acentuado en la de diciembre de 2015. Ya en 2012 quedaba poca playa en comparación con la “época de oro” de la isla San Francisco. Pero ahora aún con el río tan bajo como lo hemos visto en los últimos días casi no aflora el banco.

Sin dudas que las dinámicas del río continuarán actuando y es difícil saber lo que ocurrirá en el futuro. Todo depende de cómo actúen las corrientes, las variaciones de los caudales y por qué no, del cambio climático, en definitiva, que rige en gran medida los patrones de lluvia en la cuenca del Paterno. Por el momento sólo podemos asegurar que la isla San Francisco ha perdido gran parte de su banco de arena.

Al sur de la represa de Salto Grande hasta casi la Meseta de Artigas no hay playas con arena. En la foto, la ribera argentina frente a la desembocadura del río Daymán.