El mejor perro pistero del mundo

¡Hola, gusto en saludarlos! Soy Falucho, y puedo comunicarme con los lectores de Con-tacto Animal gracias al servicio de interpretación de uno de mis congéneres, Eragon, que cada semana presenta invitados en su diván, en la página “canina” de los viernes de EL TELEGRAFO. Mi historia es ampliamente conocida en Paysandú y precisamente esto de comunicarnos entre especies es lo que ha servido para que yo me convierta en un ejemplo de cómo es posible la convivencia entre ustedes y nosotros cuando todos ponen algo de su parte.

Mi pasado no importa –parezco un humano al decir esto–, porque al igual que muchos congéneres prefiero olvidarlo, para poder seguir creyendo en la especie humana. Solo interesa que desde que aparecí en la estación de servicio PetroVolpe, de Charrúas y 19 de Abril, sentí un fuerte impulso de quedarme. Había algo dentro de mí que me decía que había llegado al lugar correcto. Me fui acercando, poniendo “ojitos de cachorro”, como hacemos cuando queremos conseguir algo de ustedes y la mayoría caen prendados (aunque otros nos corren a pedradas).

Afortunadamente, las personas que allí trabajan se sintieron conmovidas por mi presencia y lentamente nos fuimos acercando. Una mutua comprensión nos hizo entrar en confianza, pronto tuve mi comida, mi lugar, mi casita, y ¡hasta mi uniforme! Porque la verdad es que… ¡me contrataron!

Ahora soy un perro pistero de los mejores del mundo (bueno, creo que no hay perros pisteros en otros países; ¡por eso he de ser el mejor!) y colaboro con mis compañeros en todo lo que puedo. Entretengo a los niños, enternezco a las señoras y divierto a los caballeros. Pero también me impongo ante algunos congéneres que se acercan “en actitud sospechosa”, como les escucho decir a los policías que vienen a la estación. Además, cuando aparece Eragon en su vehículo, solo nos saludamos, para guardar las formalidades delante de los clientes, mientras su madre humana me convida con parte de las galletitas que lleva para él. Y así ha cambiado mi vida, gracias al buen corazón de estas personas. Para finalizar, solo quiero aclarar que acepté esta entrevista porque quiero que esta maravilla sea ejemplo para muchos otros humanos que aún dudan en hacerse cargo de nosotros, porque la realidad es que –como especie– todos los perros somos responsabilidad de todos ustedes.