La ”solidaridad” mal entendida

Aunque todavía no se ha apelado al argumento de que todo se trata de una confabulación internacional que es parte del Plan Atlanta, de Estados Unidos, como intentó “explicar” su caso el condenado exvicepresidente de la República Raúl Sendic, por el abuso de funciones en Ancap, el tema de la evasión del pago de impuestos municipales por el senador del Partido Comunista Oscar Andrade ha adquirido ribetes delirantes y cantinflescos, por las explicaciones del legislador involucrado –que ha tenido desde siempre un perfil fuertemente crítico hacia todo lo que se haga o deje de hacer desde la derecha “oligárquica”– pero también por el irracional respaldo que le han dado los legisladores de la coalición de izquierdas ante la evidencia, en donde no puede haber otra postura que estar del lado de la legalidad y la justicia.

El senador Andrade construyó su casa de balneario en San Luis, departamento de Canelones, sin realizar los trámites correspondientes ante la Intendencia de Canelones, donde el terreno sigue figurando como baldío; nunca pagó la contribución inmobiliaria, aún la correspondiente a un baldío y nunca registró la obra en BPS, menos aún la habilitación de obra municipal que se debe tener, en base al plano de construcción.
Desde que compró el terreno, por espacio de una década, el senador por lo tanto no ha pagado la Contribución Inmobiliaria, por lo que debe una suma del orden de los 100.000 pesos a la comuna canaria, a la vez que naturalmente, al tener edificada una casa, tampoco ha pagado el Impuesto a Primaria que no sin poco esfuerzo pagamos también los uruguayos propietarios hasta de la casa más modesta.

Igualmente, situándolo en este contexto, el caso de Andrade, aunque se trata de una evasión de impuestos, es remediable tan pronto se asuma la deuda y se haga un acuerdo de pago para regularización como cualquier ciudadano. Pero hay dos aspectos nada desdeñables a tener en cuenta: primero, que es un legislador, que debe dar el ejemplo de cumplir con sus deberes ante la comunidad y con lo que él mismo legisla, y segundo –y que reviste mayor gravedad desde el aspecto moral–, que se pretendió erigir en víctima y objeto de una persecución de la derecha, lo que ha sido respaldado por el Partido Comunista y el Frente Amplio.
Más aún, dijo que es un “albañil”, y por lo tanto su sueldo es de albañil, en tanto en la mano le quedan “solamente” unos 95.000 pesos mensuales, –cuántos trabajadores quisieran ganarlos– porque de los más de 200.000 pesos que percibe más de la mitad lo paga al Partido Comunista y lo “dona” a distintas organizaciones; ese es el argumento para “justificar” que no podía pagar los impuestos y aportes legales para construir.

Tanto el senador Andrade como el Frente Amplio, ¿nos toman por tontos? ¿En serio la explicación es que no paga los impuestos porque no puede, porque es (fue) un albañil y lo que se ha denunciado por el programa Santo y Seña es simplemente una campaña de difamación?
En primer lugar los aportes que hace son voluntarios y lo hizo a sabiendas de que dejaba para atrás el pago de impuestos y aportes sociales. O sea prefirió “donar” la plata al Partido antes que asumir su responsabilidad ciudadana de pagar los impuestos que le corresponden. De aceptarse como válida la explicación, probablemente todos los uruguayos tenemos justificadísimas razones para evadir al Estado.
Segundo, el senador comunista insólitamente agrega que al fin de cuentas “por unos pocos pesos” que él debe, “no se va a fundir la Intendencia de Canelones”, un argumento muy utilizado por los delincuentes cuando roban “unos pocos pesos”. De esa forma no solo relativiza, sino que desenfoca a sabiendas el verdadero problema, más aún cuando está en el tapete el sonado tema del fideicomiso de recursos que no se votó para la Intendencia canaria, de lo que se responsabiliza a los ediles de la oposición.
No pagó impuestos porque no quiso, y usó el dinero para otros destinos, entre ellos cumplir con el Partido Comunista antes que con los ciudadanos de Canelones, que tiene desde hace varios períodos un gobierno frenteamplista, por lo que ni siquiera sería válido –que no lo es– el rebuscado argumento de que no pagaba porque no confía en el buen uso que le daría el gobierno departamental de un partido “burgués”.

En realidad, lo que hubiera correspondido era que el senador Andrade dijera “me equivoqué” y hubiese pagado su deuda –que sería mínima teniendo en cuenta su salario de senador– en lugar de jugar a ponerse de víctima y obligar a defenderlo su propio Partido –al que le paga una jugosa suma todos los meses, vale recordar–.
Pero además arrastró a todo el Frente Amplio, o mejor dicho, el Frente Amplio se arrastró solo a un corral de ramas y quedó descolocado, porque está tratando de encubrir con mil y un argumentos y apelaciones un caso simple de evasión de impuestos –indistintamente del valor evadido– cosa que es lo que nunca debe hacer un gobernante, quien ha gobernado y aspira a gobernar nuevamente, por lo menos.
Tenemos así el caso de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, cuando todo su comentario al respecto es el de “ladran Sancho”, por lo que minimiza el tema de no pagar los impuestos. De esta forma paradójicamente está dando una señal a los montevideanos: no tiene nada de malo dejar de pagar la Contribución Inmobiliaria a su Intendencia.
El Partido Comunista, en un comunicado, expresa en su parte medular al respecto que “en este Uruguay se dedica un programa entero de televisión, autocalificado de investigación periodística, a un trabajador que se construye él mismo su casa, con la solidaridad de sus compañeros y compañeras en una humilde zona de Canelones. ¡Vaya noticia, tamaña investigación!”
“Rechazamos y denunciamos esta campaña de hostigamiento y enchastre contra el movimiento popular, el PCU y muy particularmente hoy, contra nuestro compañero Oscar Andrade”, mientras por otro lado el legislador socialista y exministro Daniel Olesker convocaba previamente a no mirar el programa televisivo, haciendo el papel del avestruz.

Ante la magnitud del entuerto por la postura de los legisladores de la coalición, y la evidencia incontrastable de la falta y el desacierto en que se ha caído, surgieron figuras como las del intendente canario Yamandú Orsi, quien sin mencionar a Andrade explícitamente dijo que “los canarios son quienes sostienen con sus tributos nuestra gestión. Y así tiene que ser. No siempre la regularización de las propiedades y construcciones se logran de un día para el otro y lo sabemos. En Canelones diseñamos facilidades para los que quieran ponerse al día”.
En una actitud más moderada el diputado frenteamplista Gustavo Olmos consideró que la situación del senador Oscar Andrade “es una imagen inconveniente, una afectación a la credibilidad de toda la política”, pero muy poca cosa más de sentido común desde el Frente Amplio, todavía enredado en la cerrada defensa de lo indefendible.

Es que aún más repudiable que un senador tenga cuentas que saldar con el Estado, –que le paga el sueldo con el sacrificado aporte de cientos de miles de uruguayos que ganan mucho menos que el legislador– es que su partido salga a defenderlo contra viento y marea y colocarlo en víctima, sin ninguna autocrítica, solo porque son de izquierda.