Intento por eficiencia energética positivo, pero tarifas no ayudan

Con particular énfasis, la presidenta del Directorio de UTE, Silvia Emaldi, ha anunciado en las últimas horas la próxima instrumentación, desde noviembre, de un plan que apunta a incorporar descuentos de la factura a quienes adquieran equipos de consumo eléctrico clase A, de mayor eficiencia energética, en un plan especial, con lo que implica traducir a lo práctico los enunciados sobre la necesidad de que tanto el consumidor como el país y la propia empresa se vean beneficiados por una adecuada racionalización del consumo.

En esta línea se ha venido trabajando también desde la administración anterior, a través de propuestas como la incorporación de usuarios al denominado “Plan Inteligente” de UTE, que básicamente ofrece tarifas diferenciadas significativas para quienes difieran los horarios de mayor consumo por fuera de las horas pico de la demanda eléctrica.

Es decir, se trata de propuestas enmarcadas en la empresa estatal que distribuye y vende electricidad, por lo que desde el punto de vista empresario comercial en sí, al buscar hacer caer la demanda, se estaría pegando un tiro en el pie, pero al mismo tiempo esta apreciación simple debería tener en cuenta que se lograría aliviar la presión del consumo sobre la capacidad de las líneas de distribución y la generación en horas de sobredemanda y por lo tanto restando margen de crisis para la infraestructura disponible y la proyectada.

Aunque, desde el punto de vista del consumidor, sobre todo del residencial pero también el empresario, el mayor problema “eléctrico” que se le presenta cotidianamente es el del costo del servicio, de la facturación, y este solo elemento obra como disuasivo a la hora de encender las llaves de la luz o de los equipos eléctricos, desde que desde hace muchos años Uruguay tiene la tarifa eléctrica más cara del subcontinente.

Concretamente en lo que refiere al plan especial, UTE anunció descuentos de $ 2.022 en la factura por la compra de nuevos electrodomésticos, en el marco de un plan que contempla la adquisición de equipos por cada cliente residencial o PYME, el que estará disponible a partir del 1º de noviembre.
La iniciativa, que está enmarcada en el Plan 2022, fue aprobada en una sesión extraordinaria de la directiva de la empresa pública este lunes. El plan contemplará la compra de hasta seis electrodomésticos utilizando este beneficio, siempre y cuando se trate de equipos eficientes clase A, como calefones de 40 litros o más, equipos de aire acondicionado, lavarropas, secarropas y hornos eléctricos.

La presidenta de UTE dijo al respecto que el objetivo es brindar el beneficio para unos 40 mil equipos, con el fin de mejorar la eficiencia energética en el consumo de los clientes de la empresa. La jerarca explicó que luego de comprar el electrodoméstico, el cliente va a tener que enviar a UTE la factura electrónica para que sea registrada en el sistema. Posteriormente de realizado el trámite, la acreditación del descuento será incluida en la factura mensual de cada cliente.

El plan tiene algunos puntos de semejanza con el que se aplicó en 2000, bajo el eslogan del “Todo eléctrico” que instrumentó el organismo para competir con el gas por cañería, cuando recién ingresaba al país este energético, y contemplaba el pago hasta en 24 cuotas de electrodomésticos varios, en 24 cuotas que se cobraban junto con la factura de UTE, y que tuvo buen grado de aceptación en aquel entonces, para quienes se arriesgaron a contraer esta deuda que implicaba asimismo cortes del servicio para quienes se atrasaran, al ir junto con la factura.

Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde entonces, pero si hay algo que ha sido una constante, más allá de las inversiones, mejoras y extensión del servicio, es que este sigue resultando caro para vastos sectores de la población con relación a los ingresos que se percibe, más allá del confort que implica y mejora en la calidad de vida por la evolución de la tecnología en la oferta de electrodomésticos, como es el caso concreto del aire acondicionado.

La contrapartida es que a la inversión inicial, no muy barata pero que se ha visto abatida con el paso del tiempo, se agrega el de la factura mes a mes, porque se trata de equipos de elevado consumo por lo general, pese a que se ha mejorado sustancialmente su eficiencia en los últimos años, por lo que estos son todos aspectos que deben evaluarse en sus pro y en sus contras por el cliente, sin dejar de reconocer como positivo el intento del organismo por promover una oferta beneficiosa, si se tiene en cuenta, a través de estos primeros datos, que implica reducir el costo de la compra para el usuario.

Por lo tanto, sin que se esté descubriendo la pólvora, es positivo todo lo que signifique dar opciones al cliente, buscar donde están las fallas de la oferta que se ha venido planteando, los problemas que implica por ejemplo en el caso del Plan Inteligente que no resulte por regla general nada fácil trasladar el consumo fuera de determinados horarios, porque cada familia tiene su rutina de demanda basada en la forma de vida que lleva y los horarios de sus actividades, y el tiempo dirá hasta donde la propuesta se traducirá en la receptividad que se espera y los consecuentes beneficios.

En la misma línea, es plausible que también la presidenta del organismo haya anunciado inversiones significativas para la distribución, sobre todo en el Interior, que alcanzará a los 212 millones de dólares en 2022, para las redes de transmisión y distribución de energía a lugares donde se presentan todavía problemas.
Pero sobre todo, adquiere particular destaque el anuncio del Uruguay 100% Eléctrico, a través del cual se compromete a que al final del período todo el país cuente con energía eléctrica. Es así que en diciembre comenzará la instalación de los primeros kits solares fotovoltaicos, con destino a las 2.500 familias que todavía no cuentan con energía eléctrica en el Interior profundo. Es que pese a que seguirán extendiéndose las redes tradicionales, hay zonas a las que por su lejanía no es posible llegar debido al costo que implica.

Para las familias de este sector se ha previsto instalar kits fotovoltaicos, formados por cuatro paneles solares, y las baterías que dan autonomía por dos días para el caso de que no hubiera sol, lo que permitirá abastecer para el uso diario de luces y electrodomésticos de consumo moderado. Esta inversión no correrá por cuenta del vecino, y los beneficiarios pagarán cuotas subsidiadas para asegurar el servicio de mantenimiento, y la eventual reparación en caso de fallas.

Una iniciativa que estaba pendiente desde hace tiempo, pero que se enmarca en la progresiva electrificación del Uruguay que se ha venido generando sobre todo en las últimas décadas. Pasos positivos, posibilitados por la inversión y el avance tecnológico, permitiendo además la incorporación de productores en zonas rurales que estaban marginadas, en el marco de una gestión con sus luces y sus sombras en las respectivas administraciones. Pero todavía hay mucho por hacer en cuanto a reducir costos para los clientes, los subsidios indirectos de los que sí pagan –y no poco precisamente– mientras siguen los “colgados” en determinadas zonas, así como beneficiarios de cuotas fijas ridículas, muchos de ellos heredados de anteriores administraciones, sin los controles debidos para que los abusos no sean la regla, todo lo que pesa sobre el precio que paga el consumidor.