Resiliencia y responsabilidad, para comenzar el año.

Una vez más nos toca vivir un fin de año amargo. En 2015 fue el agua, con una de las crecientes más grandes que registra la historia frente a Paysandú.  Esta vez es el fuego, que mantiene en vilo las poblaciones del centro y Este del departamento. La emergencia está instalada y es poco lo que podemos hacer para mitigar las trágicas consecuencias. Las Bomberos despliegan todas sus energías apoyados por toda institución del Estado que pueda ser útil para combatir las llamas, y la población colabora desde cada lugar que puede sin medir esfuerzos, pero en buena medida las cartas están del lado de la naturaleza.
La sequía que azota esta parte del país no ayuda y los suelos se encienden en llamas apenas cae una chispa.
En estas circunstancias es difícil pensar en festejos, y para muchos sin dudas no los habrá. Aunque a pesar de las adversidades la llegada de un nuevo año trae implícita la esperanza y por eso festejamos. En particular este nuevo comienzo se celebrará de una forma diferente, y debemos ser especialmente  responsables a la hora de hacerlo con fuegos artificiales, porque nunca se sabe dónde caerán y cualquier chispa podría generar nuevos incendios.
No son momentos para tomar más riesgos y agregar más estrés a esta angustiante situación que viven muchos compatriotas y los soldados del fuego.
Desde EL TELEGRAFO hemos sido testigos de la solidaridad y resiliencia de los sanduceros a lo largo de la historia.
Hacemos llegar nuestros mejores deseos de que esto pase pronto.
Arriba Paysandú, felicidades!