La conversación con Diego Alonso, el DT de la selección uruguaya de fútbol, no pasó por nombres propios, por el rendimiento de algunos jugadores o por cómo se parará el equipo el próximo 27 de enero, cuando Uruguay enfrente a Paraguay obligado a ganar para mantener la esperanza de poder seguir peleando la chance de estar en el Mundial de Qatar.
Tampoco por qué decidió que los entrenamientos sean lo más íntimos posible. Intentó, al menos, abarcar otras aristas del Alonso entrenador.
Asegura, por ejemplo, que no es caset: el triunfo es del jugador, la derrota del entrenador. “En eso no hay un punto medio: en mi equipo, sea selección, equipo grande o equipo chico, lo que sea, la derrota es del entrenador y el triunfo de los jugadores. De eso no tengo dudas”, dijo.
El “Tornado” dejó en claro que “lo asumí desde el primer día que fui entrenador. Es más: lo asumí desde antes porque el entrenador tiene que dar la herramienta para que los jugadores puedan hacer su trabajo de buena forma. Y cuando no sale, el entrenador debe tratar de mejorar para darles mejores herramientas”.
Y dice que “no lo vivo como un drama. Lo vivo como algo natural, porque los que estamos acostumbrados a competir y nos gusta ganar, sabemos que muchas veces tenemos que perder; y el perder es un aprendizaje. Si tomás un fracaso como algo dramático, es complejo aprender. Si lo tomás como aprendizaje, todo lo que te pase después, ya sea en el siguiente partido, o en lo que viene, va a ser mejor”.
Para muchos la gran pregunta es cuál será el esquema que implementará Alonso para la selección. Tabárez, por ejemplo, anunció cuando asumió hace 16 años un 4-3-3 porque era la idiosincrasia del fútbol uruguayo, pero le duró poco.
“Yo creo que no existe un esquema ideal para el fútbol uruguayo. Creo que los sistemas no son tan importantes, mucho más importante es qué se hace con ese sistema. Y ahí sí hay cosas que tenemos que tener, que históricamente han sido nuestras y que hay que mantener y mejorar, evolucionar. Pero tampoco te las puedo decir porque es algo más íntimo con los jugadores; hasta que no lo hable con ellos, les explique y les diga lo que siento, es difícil que lo hable públicamente. No hablo de sistemas, pero sí creo que hay una forma en la que nosotros debemos jugar. Pero si algo caracteriza al fútbol uruguayo es la competitividad de los futbolistas. Quizás somos los jugadores más competitivos del mundo. Puede haber igual, pero mejor que nosotros a la hora de competir, difícil”, se explayó.
El DT de la Celeste respira fútbol. Y se apasiona.
No duda en afirmar que el proceso de Tabárez “dejó unas bases importantes que voy a intentar continuar y también darle mi estilo”, y recuerda que inauguró el Complejo Celeste en la eliminatoria para el Mundial 2022. “Es un lugar referencial para todo, para lo que significa: acá se respira fútbol, se te caen las copas y los cuadros cuando entrás. Es un lugar mítico. Y sin dudas que pega”, aseguró.
Pero es el partido ante Paraguay al que tiene entre ceja y ceja. Casi como una obsesión.
No se excusó a la hora de hablar de cómo entiende debe funcionar todo lo que rodea a la Celeste, incluyendo a las selecciones juveniles, pero dijo que “en este caso hay dos vías: lo que es el proceso, que es importante y uno tiene que tener la vista a mediano y largo plazo, y también está lo deportivo inmediato”.
Pero “en este caso hoy, a menos de 15 días de comenzar, nuestra cabeza está en lo inmediato, en poder competir, en poder sacar la máxima cantidad de puntos para que Uruguay pueda estar en el Mundial. Y para no perder más tiempo, ni siquiera pensando en cuántos puntos tenemos que hacer: tenés que ir por lo único que depende de vos que es el primer partido. Y eso es en lo que nosotros metemos toda nuestra energía. Lo demás es importante, pero hoy lo crucial es el partido de Paraguay”.
De igual manera, si bien consideró que “es importante el fútbol del Interior”, dejó en claro que “seguramente vamos a tener más tiempo para desarrollar las bases a partir de que ganemos y estemos en el Mundial”, pero hoy “mi cabeza está pensando en los posibles parados que pueda tener Paraguay; de qué jugadores que se citaron hoy (viernes) pueden poner de titulares; cuáles son las diferentes formas de atacar; cómo va a ser mi lista final; qué problemas podemos llegar a tener con el Covid y qué variantes podemos tener nosotros dependiendo de los jugadores que pudieran estar contagiados según la posición que ocupen”.
Esta semana estará definida “la lista final de entre 25 y 30 jugadores” para la doble fecha de eliminatorias, dado que el 27 será Paraguay el rival en Asunción, pero el 1º de febrero se recibirá a Venezuela.
Mientras, el trabajo es arduo, y se manejan muchos escenarios. “Es que hasta faltando dos días no sabés si los jugadores están con Covid o se lesionaron. Y se vive con mucha incertidumbre no solo para nosotros, sino para la sociedad. Está la incertidumbre a flor de piel y lo ves en la calle, en los comercios, en la gente que trabaja. Hay incertidumbre sobre qué va a pasar y cómo se va a desarrollar todo. Es una nueva normalidad, pero tenemos que intentar adaptarnos y encontrar soluciones”, reflexionó.
Alonso no duda en asegurar que “siento orgullo”, y que no carga “ninguna mochila ni fierro caliente” por ser el DT de la Celeste. “Al contrario, es un desafío y una oportunidad espectacular”, suma.
El técnico, del que todos destacan su forma de motivar a sus planteles, asegura que precisamente no es ese su fuerte. “Mi fuerte es conocer a las personas”, afirma luego de que se le pidiera, entre risas, que motivara al hincha como lo hace con sus futbolistas.
“Cuando uno conoce a las personas es más fácil entablar una relación y saber qué decirles. No es que le vaya a decir mañana algo mágico a los jugadores. No se trata de eso. Se trata de transmitir lo que uno siente a través de conocer a las personas. Sí sé que la motivación es una parte importante, pero no es lo único. Hay un montón de cosas importantes y nosotros sabemos la importancia del lugar donde estamos. Y vamos a hacer todo para que los sueños de los hinchas de la Celeste se cumplan”, remató.