Con la coordinación general de Virginia D´Alto, se llevó a cabo en la tarde del sábado pasado el primer encuentro de bordadoras sanduceras, otra de las actividades enmarcadas en el mes de la mujer. El objetivo de esta actividad era reunir a mujeres que saben bordar, alrededor de una consigna. Cada una de las participantes recibió un kit de materiales compuesto por el bastidor, la tela, varios hilos de diferentes colores, lanas y agujas. Con todo eso, mientras se desarrolló la jornada, cada bordadora, a través de su creación, contó una historia personal.
Históricamente el bordado en diferentes países ha sido una vía para contar historias de forma silenciosa. Está previsto que en los próximos días los lienzos bordados individualmente en este encuentro sean unidos en un gran tapiz, para ser expuestos de forma colectiva al público en general, con un espacio para la interpretación. Las historias allí contadas brindarán la posibilidad de reflexionar sobre el lugar que ocupan las mujeres en la comunidad y en el mundo actual.
Mientras las mujeres creaban sobre la tela, se escuchaba una agradable música de fondo, que generaba un ambiente muy acogedor para charlas de intercambio, una dinámica que se produjo en todo momento. EL TELEGRAFO estuvo presente en lo que fue una instancia enriquecedora por las anécdotas y experiencias contadas, así como por la variada información que aportó Virginia (la coordinadora), sobre el bordado en distintas partes del mundo, en las diferentes culturas.
En diferentes regiones, las mujeres son las que bordan, llevan a cabo todo el trabajo artesanal y los hombres son los encargados de vender los artículos en ferias o mercados, un dato curioso es que ellos no tienen permitido bajar el precio, si alguien quiere regatear, el vendedor deberá ponerse en contacto con la mujer ya que es ella quien decide cuánto vale su trabajo.
Quedó en el aire la pregunta aún no respondida de forma definitiva a nivel mundial: ¿el bordado es artesanía o es arte popular?
