Imputaron al responsable del crimen de Shakira Morales

Quince años será la pena mínima que se le imponga al femicida de Shakira Rossana Morales Rey, de 20 años, una vez que sea llevado a juicio y se dicte una condena en su contra.
En la víspera, en la sede penal se llevó a cabo la audiencia de formalización que da lugar a la investigación del caso, pero con el imputado tras las rejas en calidad de prisión preventiva por el término de 120 días. Vale precisar que ésto último no es la pena definitiva, sino una medida mientras la investigación sigue su curso y Fiscalía prepara la acusación formal.
Como se informara, el pasado 20 de mayo en la Comisaría Tercera fue denunciada la falta de la joven. En ese entonces, la Policía emitió una solicitud de localización indicando sus rasgos fisonómicos y de vestimenta. Sin embargo, pese a la difusión de su fotografía, no había datos de su paradero.
Conforme el avance de los días, la Policía trabajó en el relevamiento de las imágenes registradas por las cámaras del Ministerio del Interior en la vía pública, logrando verla en las inmediaciones de Dr. Roldán y Antonio Estefanell, donde pasó dos veces en diferente horario.
Luego de reunir varios elementos, los investigadores se centraron en integrantes del círculo más cercano a la joven, a quienes comenzaron a indagar. Dentro de los testimonios, según pudo saber EL TELEGRAFO, estuvo el de su madre –con quien llevaba una mala relación– la que le contó a la Policía sobre el vínculo afectivo y sexual que la joven mantenía con su ex padrastro, con quien convivió durante seis años en rol de padre e hija. Si bien Shakira estaba actualmente en pareja, la señora dijo que continuaba vinculada al ex padrastro en cuyo predio tenía construida una pequeña pieza precaria, por lo que los ojos de los investigadores comenzaron a apuntar hacia esa persona. Además, la señora lo describió como un individuo violento, irascible y con serios problemas de consumo de alcohol y drogas, que luego fue comprobado mediante una pericia.

Últimas horas con vida

Del trabajo de investigación surgió el seguimiento de la joven a través del sistema de videovigilancia que posee el Ministerio del Interior. Así, se supo que en la noche del 20 de mayo fue vista junto a una persona de confianza en Plaza Constitución.
Después de unas horas se dirigieron hacia un 24 horas, donde comieron y bebieron, hasta que Shakira se sumó a un grupo de obreros que –tras finalizar su jornada en la zona– compartían un rato de esparcimiento. Ya entrada la noche, uno de ellos se ofreció a llevarla hacia su casa, siéndole indicada por la joven la dirección de su ex padrastro. Precisamente hasta allí la llevó el trabajador, cuyo testimonio fue importante al tratarse de la última persona que la vio con vida, quien aseguró haberla dejado en la entrada del terreno ubicado en Calle 76 Norte del Bajo Curupí. Una vez que cruzó el precario portón, de Shakira no se supo más.
El rastreo del celular de la joven permitió comprobar que la última vez que fue usado fue el 21 de mayo a las 4 de la mañana. Desde ese momento, el dispositivo dejó de emitir señal. Asimismo, en busca de mayores elementos se efectuó una pericia en el celular del hombre, quien dejó de usarlo al día siguiente de la desaparición de Shakira. Si bien recibió varios llamados del entorno de la joven –seguramente preguntando si la había visto– jamás contestó. Asimismo se encargó de descartar el teléfono de su ya por entonces víctima, tirando el chip y vendiendo el dispositivo a un vecino del barrio porque –según argumentó– “necesitaba la plata”.

Desnuda y atada

Las averiguaciones recabadas fueron informadas a Fiscalía donde se solicitó una orden judicial para realizar un allanamiento y detener a José Manuel Leonides Romero (con antecedentes por receptación), además de concretarse un rastrillaje exhaustivo en su terreno y zonas aledañas. Para ello, se contó con el apoyo de las Unidades Policiales K9 (Canes de búsqueda) de las Jefaturas de Salto y de Río Negro.
Su poca colaboración a la hora de contestar no conformó del todo a los uniformados, por lo que tomó mayor fuerza la hipótesis de que la mujer podría encontrarse allí. En la búsqueda por el terreno dieron con un pozo cerca de una de las dos construcciones precarias donde finalmente el dueño de casa dijo había enterrado a Shakira. El cuerpo de la joven fue hallado en un pozo de unos 80 centímetros de profundidad. Estaba desnuda, aunque conservaba las medias puestas, atada con cables y envuelta en una frazada.
En la escena se constituyeron integrantes del Comando de Jefatura, liderados por el jefe de Policía Eduar Alvez de Almeida; la fiscal de Cuarto Turno, Cecilia Irigoyen, y el forense, quienes dispusieron el levantamiento del cadáver y la recolección de pruebas. La autopsia asimismo reveló que la joven tuvo una muerte violenta por asfixia y que no había lesiones que indicaran haberse resistido o defendido.
Desde la mañana de la víspera se vivió una intensa jornada con el detenido, al ser conducido –en primera instancia a Fiscalía– y luego a la sede penal, en cuyo exterior se mantuvo un grupo de allegados, familiares e integrantes de colectivos feministas que protestaron con cánticos y gritos de “asesino”.
Finalizada la instancia penal, se dispuso la formalización de la investigación para José Manuel Leonides Romero por la “presunta comisión de un delito de homicidio muy especialmente agravado por femicidio”, imponiéndole como medida cautelar la prisión preventiva por el plazo de 120 días.

“No tuvo intención”, dijo la defensa

Durante la audiencia en el Juzgado, por su parte, la defensa del asesino manifestó que no compartían que se aplicara el agravante de femicidio, ya que Leonides Romero “no tuvo intención de matarla”. Se expresó que “él estaba en el lugar de los hechos pero mantuvieron una discusión con la joven (…) y que en el intento de defensa la empujó…. No hay para nuestra parte una intención”.
La abogada insistió en que su cliente “no tuvo la intención de matar a Shakira, sino que sucedió en el transcurso de esta discusión”, y descartó que entre ambos existiera una relación de pareja o afectividad. Asimismo, resaltó el hecho de que el informe de la autopsia no constatara “lesiones compatibles con abuso sexual ni lesiones o hematomas en el cuello”.