Marco Rivero, Mario Pons y el camino a publicar colectivamente

Los autores Marco Rivero y Mario Pons, brindaron una amena presentación en la última jornada de la 7ª Feria del Libro, ocasión en la que charlaron acerca de “Robos, incendios y cuentos”, de autoría compartida por los dos, así como de “Patrones vagos”, libro que recoge relatos de 13 autores sanduceros. Rivero, periodista y escritor olimareño que supo estar radicado en Paysandú y que es asiduo colaborador de EL TELEGRAFO, hizo un repaso sobre sus orígenes y los caminos que lo fueron llevando, poco a poco, a sumergirse en el mundo de la literatura.

“Empecé muy chiquito a escribir, gracias al impulso de una maestra sanducera que tuve en Treinta y Tres. Nos animaba a escribir cosas de ficción, en eso era en lo que más me destacaba, sobresalía inventando historias. Mucho más adelante empecé con el periodismo y busqué hacerme algún espacio, primero en un medio de Treinta y Tres. Cuando empecé a escribir en el semanario Orejano, tenía una columna de deportes y hacía unos cuentitos bajo un seudónimo. A esos cuentos los llevaba en disquetes a la redacción del semanario, así fue como en un medio local me animé a publicar mis historias. Estando en Paysandú, me invitaron a escribir la contratapa de Quinto Día, con una dinámica en la que el fotógrafo proponía una foto y en base a esa foto se podía escribir un cuento basado en la escena que aparecía”, comentó Rivero.

Además, Rivero destacó que “el periodismo y la escritura nunca han estado separados en mi vida. Tuve un blog en su momento y llegué a escribir algo medio aislado en la web, pero recuerdo que cuando hice “Historias del Queguay”, un trabajo que en un principio no estaba tan convencido de hacer, fue cuando pude ver más claramente ese cruce. Allí se puede encontrar una dinámica bastante periodística, porque implicaba llegar hasta la gente, recoger testimonios, procesarlos y darles un sentido. Es una publicación que viene al caso porque pude tener un ingreso monetario gracias a su publicación, y eso me permitió cofinanciar mi participación en ‘Robos, Incendios y Cuentos’. Sin ‘Historias del Queguay’, este hubiese sido un libro sólo de Mario Pons”.

Todo ha sido parte de una gran curva de aprendizaje para los autores, que fueron descubriendo que quizás no tendrían tanto éxito tratando con las editoriales y decidieron emprender el camino de la autogestión: “el camino de la publicación empezó a ser colectivo, nos empezamos a dar cuenta que aquí en Paysandú teníamos todo lo que se necesitaba para hacer un libro de calidad en todo sentido, desde lo literario hasta lo editorial. En una reunión con diferentes actores de la cultura sanducera, hace ya varios años, alguien dijo ‘los libros en Paysandú son feos a la vista’. Ahí había un tema para trabajar: hacer un libro atractivo; creo que eso se ha logrado a través de este libro, mostrar mucho de lo nuestro, tiene mucho costumbrismo, humor y es importante el trabajo colectivo, porque el libro adquiere un gran valor por el trabajo de la gente que estuvo involucrada en el armado. Lo que buscamos es que todos los que participaron en la conformación del libro lo sientan como propio”, subrayó Rivero.

PATRONES VAGOS

Mario Pons destacó que con “Patrones Vagos” sucedió algo similar: “en Paysandú se realizó un taller de edición que fue importante para entender que el camino era independiente, colaborativo y cooperativo. No había forma desde el Interior de ser captados por alguna editorial. A “Robos, incendios y cuentos” lo teníamos pronto para mandar a la imprenta a principios de marzo de 2020, y ya pensábamos en lugares para presentarlo cuando estalló la pandemia. Nos pareció entonces importante presentarlo a pesar de todo. Entre cervezas y amigos lo hicimos caminar. Durante la pandemia hubo un miedo al apagón cultural, porque si nosotros estábamos haciendo un camino en Paysandú, pensábamos: ¿qué espejo van a tener los que quieran hacer algo con la cultura después de que pase todo esto?”.

Y lo que pasó fue que se empezó a gestar algo más grande y con espíritu colectivo, en palabras del propio Pons: “queríamos mostrar a esos trece autores, que esas voces nuevas hicieran eco en Paysandú y creo que todos los que participamos nos fuimos convenciendo de que se podía hacer algo autogestionado. Hubo una curva de aprendizaje y nos sentimos en condiciones de acompañar procesos de otras personas que se iban acercando, que contaban que tenían ideas y cosas escritas que querían publicar. Hay un lema que atraviesa todo esto: aprovechar cada pequeño espacio que encontremos para hacer algo, así fuera una lectura en alguna escuela, o actividades donde se crucen caminos con otras disciplinas, como la plástica o la música”.