Margarita Heinzen presentó “A cuerpo abierto”

Ante una amplia concurrencia que colmó el salón principal del Club Paysandú, la ingeniera y escritora sanducera Margarita Heinzen presentó A cuerpo abierto, su último trabajo editado por Fin de Siglo. En la velada, además, Heinzen estuvo acompañada por Nelly de Agostini y Silvia Paradiso, quienes hicieron comentarios sobre la novela, además de leer fragmentos de la misma. De Agostini destacó que el libro “casi que se lo puede leer a través de la tapa. Margarita nos presenta un libro diferente, no los libros a los que nos tenía acostumbrados. En una primera instancia puede costar asociarlo al género novela, porque es un libro que, aun estando muy bien escrito, no es sencillo de leer. En una primera lectura se pueden asociar cosas, pero luego, al pensar lo que transmite el libro, el lector se da cuenta que abre las puertas a muchas otras cosas, a analizar distintas facetas”.

“Habiendo mujeres de distintos contextos y de distintas culturas es muy difícil decir que el libro puede hacer sentir identificadas a todas las mujeres, pero sí identifica a muchas. No es un libro para una mujer, es un libro para muchas; también es un libro para hombres, porque les permite entender las realidades por las que pasa una mujer en la etapa menopáusica. Hay recuerdos, anécdotas, que no se limitan a la banalidad de una anécdota, sino que buscan encontrar una razón para vencer las incertidumbres que surgen en la etapa que empieza a transitar”, aclaró respecto a la transversalidad del texto en cuanto a géneros.

Y agregó que “venimos de una larga acumulación de mandatos culturales que muchas veces repetimos, porque nos han enseñado que el cuerpo debía ser eficiente, un cuerpo al servicio del trabajo, objeto de exploración y de control social. Muchas veces tenemos conductas que guardan reminiscencias de épocas pasadas, son mandatos culturales que trascienden a la concepción ideológica que tiene la persona y que son tan antiguos que muchas veces pasan desapercibidos. Llega el momento en el que la protagonista se interpela en sus múltiples facetas, sobre su propia realidad, se interpela sobre su cuerpo y en relación al cuerpo de otros. Es un libro interesante porque no es el que estamos acostumbrados a leer reivindicando los derechos de las mujeres. Es un libro en el que una mujer se pone enfrente a un espejo diferente a aquel en el que se había mirado durante gran parte de su vida”.

Al tomar la palabra, la autora no dejó de destacar que, a pesar de estar basada principalmente en un cúmulo de experiencias personales, la novela también recoge testimonios de otras mujeres que dan cuenta de sus propios procesos, que son, en definitiva, únicos en cada una. “Escribí esta novela durante muchos años en mi cabeza. Cuando el cuerpo empezaba a cambiar busqué las respuestas científicas, pero tengo que reconocer que las respuestas que encontré no fueron ni efectivas ni paliativas. Pensé que eso me tenía que servir para algo, que tenía que haber una historia. Entonces lo que hice fue pensar en el tema y llevar un diario registrando lo que me pasaba, lo que vivía; aún lo hago”.

“Me quedó claro que la novela tenía que ser el pensamiento de una mujer que está atravesando el comienzo de una etapa, y piensa desordenadamente, cronológicamente hablando. Tiene esa estructura en collage que al principio desconcierta porque no mete al lector en un relato tradicional. Hablando con otras mujeres, constaté que de la menopausia no hablamos, y si lo hacemos aparece un retraimiento. Entonces empecé a decir: de todo esto que yo recogí estos años, de todas estas experiencias armaré una protagonista”, cerró.