Viviendas promovidas están concentradas en Montevideo; Paysandú encabeza en el Interior

El presidente de la Agencia Nacional de Vivienda (ANV), arquitecto Klaus Mill, acompañado por el vicepresidente, escribano Gustavo Borsari, reconoció el impulso de los proyectos enmarcados en la Ley de Vivienda Promovida 18.795 y la sinergia con otras iniciativas ministeriales como el programa Entre Todos-Sueños en Obra.

En visita a EL TELEGRAFO, Mill consignó que “el 85% de las construcciones bajo la ley de vivienda promovida se concentran en Montevideo y, en el interior del país, Paysandú encabeza la lista de departamentos con mayor cantidad de proyectos que se construyen bajo esta modalidad”.

Consultado por el incremento histórico de construcciones en altura que se proyectan en la ciudad, Mill señaló que es una respuesta “a la demanda e interés que demuestra el público. Es muy difícil para un desarrollador conseguir la demanda para vender los apartamentos, porque en definitiva es una inversión privada”.

Comparó que “con el lanzamiento del programa Entre Todos-Sueños en Obra, se garantiza al usuario final un valor de venta al establecer un precio tope. La cuota de una vivienda promovida bajo este programa, se ubica en torno a los 18.000 pesos mensuales para dos dormitorios. A las familias que no pueden justificar el ingreso necesario, se establece una contribución económica no reembolsable –o subsidio– a fin de bajar las cuotas a 12.000 pesos”.

Borsari señaló que a esa posibilidad “se sumará el arrendamiento con opción a compra que habilitará a los interesados que no cuentan con un ahorro previo a comprar su vivienda a través del pago de un alquiler que luego se tomará como el ahorro exigido”.

En tal sentido, Mill resumió que “es interesante el abanico que abre el Sistema Público de Vivienda. Por un lado, existe la vivienda promovida con beneficios para los privados por parte del Estado para una determinada franja de la sociedad. Después, la atención con los planes Avanzar y Juntos se orienta a las poblaciones más vulnerables. Pero queda una franja de población que se ubica en el medio y lo resuelve por el lado de las cooperativas de viviendas. Incluso, hay un público que no está acostumbrado a vivir dentro del sistema cooperativo y aparece este nuevo complemento de la vivienda promovida, que amplía el rango de aquellas familias que quieren tener una vivienda en forma más rápida”.

Asimismo, “son jóvenes que no llegan a tener la garantía para obtener un crédito bancario, pero tienen la posibilidad de la opción de compra a través del alquiler. Y si al tiempo deben mudarse por trabajo, pueden venderla a alguien más. Eso empieza a generar un dinamismo mucho más rápido dentro del sector privado”.

Según Borsari, “la sinergia que permite la construcción de viviendas bajo el sistema público y el acuerdo con privados, es igual a 55.000 obreros de la construcción cobrando un buen salario”.

Mercado fuerte

Consultado sobre la posibilidad de un aumento en la especulación ante el incremento de proyectos de construcción de vivienda en altura, tal como ocurre en Paysandú, Borsari precisó que “el mercado de alquileres está muy fuerte. En Uruguay somos muy propietaristas, pero en el mundo no es así. No veo mal que se invierta porque va a favor de esa sinergia. Es un círculo virtuoso y, por lo tanto, bajan los precios tanto de venta como de alquiler”. Mill acotó en referencia a otros proyectos del ministerio como Entre Todos-Sueños en Obra, que “agrega otros condimentos que no son menores, como el saneamiento alternativo en predios donde se construyen hasta 8 viviendas. Con el valor del terreno incluido, el Estado puede financiar el cien por ciento de la obra por el sistema SIGA. Permite que empresas pequeñas que no tienen la posibilidad de construir bajo el sistema de viviendas promovidas –porque no cuentan con la infraestructura necesaria– puedan desarrollar proyectos más chicos y movilizan igualmente la construcción. Básicamente está enfocado a descentralizar y traerlo a distintas zonas del Interior”.