Ejercicio con migraña ¿sí o no?

Que el humor mejore puede ser una de las mejores cosas que te pueden pasar con el ejercicio. Tu camiseta empapada en sudor es una especie de medalla de honor y el haber dejado atrás las preocupaciones por un rato es una bendición. Y además, si lo haces de vez en cuando, los resultados son un subproducto bastante bueno. Pero, ¿qué es lo último que quieres tener que sufrir durante una sesión intensa? Una migraña.

Normalmente se comparan con un dolor de cabeza, porque las migrañas son dolores fuertes y punzantes en uno o los dos lados de la cabeza. Suelen ir acompañadas de náuseas, vómitos y sensibilidad extrema a la luz, con lo que no son exactamente las mejores amigas del aficionado al ejercicio.

Si eres propenso a las migrañas y te gusta el ejercicio, puedes tener un problema interesante, cuenta el doctor Lawrence Newman, director de dolores de cabeza y profesor de neurología en NYU Langone Health.

“El ejercicio es una espada de doble filo”, dice Newman. “En general, queremos que los pacientes con migraña hagan cosas que calmen su mente. Y, para eso, se debe establecer una regularidad. Horarios de comida regulares, sueño regular y, por supuesto, ejercicio regular”.

El sistema

Aunque la parte fundamental de lo que entraña tu rutina de ejercicio puede variar de la de tus amigos, los doctores suelen sugerir a quien sufre migrañas frecuentes 30 minutos de ejercicio aeróbico al menos tres veces por semana. (Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades recomiendan 150 minutos de actividad moderada por semana con dos días de fortalecimiento muscular). La ciencia demuestra que una rutina de ejercicio aeróbico regular puede reducir la frecuencia e intensidad de las migrañas a lo largo del tiempo.
“Pero digo de doble filo, porque el ejercicio demuestra reducir pero, en ocasiones, provocar dolores de cabeza”, continúa Newman. “Es realmente un tema a tratar caso por caso”.

Todo el mundo es diferente

Como dice Newman, para algunos, el ejercicio puede precipitar un ataque. Es posible que te sientas bien al entrar en el gimnasio y luego la subida de sangre y endorfinas haga aparecer nuevos sentimientos por todo tu cuerpo (y, por consiguiente, tu cabeza). Escucha a tu cuerpo.

Si se te nubla la vista o sientes náuseas, esos son indicadores importantes de que necesitas alejarte del soporte de sentadillas.

La hidratación

Estar adecuadamente hidratado es esencial para hacer ejercicio, y no solo porque tu cuerpo esté perdiendo agua en el proceso. Si estás deshidratado, tu índice de sudor desciende dramáticamente, lo que significa que la capacidad de tu cuerpo de termorregularse también desciende significativamente. El sobrecalentamiento puede provocar migrañas, así que, ten mucho cuidado con tu ingesta regular de fluidos. El CDC (CCE) sugiere que los hombres beban una media de aproximadamente 3,7 litros al día, y el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM) recomienda que bebas 500 ml de fluidos dos horas antes del ejercicio.

Come algo

“Comer una hora y media antes del entrenamiento es ideal”, explica Newman. “Las personas que entrenan en ayunas, con el azúcar en sangre bajo, tienen más posibilidades de desarrollar un dolor de cabeza intenso”.
Recuerda: No hablamos de darse un festín. Por ejemplo, algo ligero que te proporcione el combustible que tu cuerpo necesita para superar el esfuerzo.