La Tanguería tuvo una noche diferente

En el marco del programa “Paysandú es Tango”, el Espacio Cultural Gobbi se volvió a vestir de ritmo y entusiasmo en otra edición de La Tanguería pero esta vez, con un condimento muy particular, la fusión del tango y el hip hop.

Cuando rondaban las 21 horas del viernes, el Gobbi ya estaba prácticamente colmado de un público muy variado: los tangueros de alma que ya son casi asiduos a La Tanguería, quienes gustan del tango a cualquier edad –algunos de ellos asistían por primera vez– y una gurisada expectante de lo que sería más tarde, la unión de géneros musicales y varias generaciones.

Dentro del público presente, estuvieron el secretario general de la Intendencia, Fermín Farinha –en su reciente regreso de España– y el intendente, Nicolás Olivera.

La movida tanguera dio inicio y las ansiosas parejas salieron a la pista. De lo que recordamos, sonó “Cuesta abajo” de Gardel, algo de Juan D’Arienzo y algunos descansos para que los presentes aprovecharan a comer y beber algo.

Además del tango, no faltó la música bailable para que ninguno de los presentes quedara sin “mover el esqueleto”.

La presencia de jóvenes seguidores del hip hop, fue llenando los pocos espacios que quedaban y varios se animaron a bailar el 2×4 en una mezcla que daba mucho gusto ver.

En los pasillos del Gobbi, se apreciaban los últimos ensayos de los chicos de remeras grandes y coloridas, con algunos rojos y negros del tango y tacos de punta fina.

Pasadas las 22, cambiaron las luces, sonó algo de scratch (lo que hacen los Djs moviendo un disco de adelante hacia atrás y viceversa) y un chico de camperón, gorro y lentes de sol, se iluminó en el centro de la pista, con las letras en luces de colores que decían “Tango” detrás. Era Flow, el cantante de hip hop. Por demás pintoresca fue aquella fusión, con la voz de Flow, Leonardo Cuadro y la formación artística de tango, compartiendo show al mejor estilo “batalla de freestyle”.

Caras de asombro, sueños cumplidos y dos estilos bien diferentes pero que se mostraron tan compatibles que deleitaron a todo ese variadísimo público. Un “Naranjo en flor” de la mano del 2×4 y del chico del hip hop.

Uno de los objetivos según Gaspar Godoy, era “que los artistas puedan introducirse en el tango, conocer el género y dar a conocer su trabajo a la gente”. ¡Pues vaya que se cumplió!