Los mitos sobre el entrenamiento de fuerza podrían llenar cualquier biblioteca. Uno es que entrenar fuerza nos puede volver lentos. Eso es cierto, pero es una realidad con sus detalles. Según el entrenamiento podemos ser más lentos o más explosivos.
En la mayoría de los deportes actuales los deportistas con ventaja son los que pueden cambiar de dirección y velocidad en menos tiempo. Acelerar, saltar o rematar.
Por esta razón, no nos interesa para nada ser más lentos en algunos deportes, sin embargo, en otros eso no importa. La edad ya nos hará lentos a partir de los treinta y tantos, aunque lo podemos retrasar un poco, más cuanto mejor sean nuestros entrenamientos de fuerza.
Por otra parte, el tema de la velocidad interesa poco a los que hagan competencias de fuerza.
Cada deporte exige un perfil de fuerza-velocidad acorde a sus necesidades.
El equilibrio
A no ser que nuestro deporte sea puramente de levantar el máximo peso (tractor) o de correr 100 metros lisos (Fórmula 1), el equilibrio será la mejor opción para ser unos atletas más completos. Para conseguirlo debemos entrenar en todas las partes de la curva de fuerza-velocidad.
La explosividad es una manifestación de la fuerza, y como dice el entrador Eric Cressey: en un vaso más grande caben más cosas. Si partimos de una fuerza máxima insuficiente, la transferencia hacia la explosividad tendrá un tope.
Es por ello por lo que tendremos que mejorar en esta parte de la curva de fuerza-velocidad, sea cual sea nuestro deporte.
El entrenamiento de fuerza será orientado a mejorar la fuerza máxima, con cargas altas y repeticiones bajas. La recomendación general es entrenar entre cinco y una repetición con un peso que nos permita dejar algunas repeticiones en recámara, es decir, que no lleguemos al fallo muscular en ningún momento. La siguiente parte de la curva de fuerza-velocidad va disminuyendo la fuerza máxima y aumentando la velocidad de ejecución. Los movimientos olímpicos son los ejercicios por excelencia en esta zona. En ellos movemos pesos medios a los que tenemos que imprimirles velocidad para que la barra suba.
Y también está el entrenamiento con bandas elásticas. La idea es que las bandas elásticas nos ayuden a ser aún más explosivos, entrenando la zona de la curva de fuerza-velocidad que más pega a la velocidad.
El objetivo es que nuestra musculatura sea capaz de manifestar fuerza por encima de lo que podría hacerlo sin la ayuda de las bandas elásticas. En corredores suele utilizarse cuestas abajo con un pequeño desnivel para lograr este aumento de velocidad.
La fuerza según se mira
Tras leer el artículo, si no estás muy familiarizado con la curva de fuerza-velocidad y sus diferentes zonas, puede que no sepas muy bien qué utilidad tienen estas líneas.
Cuando entrenamos fuerza solemos encasillarnos en un tipo concreto de entrenamiento según nuestro objetivo, pero aglutinar diferentes estímulos y estrategias de entrenamiento nos hará atletas más completos. El aumento de masa muscular es un ejemplo de ello, donde hay vida más allá del típico rango de ocho a doce repeticiones.
La idea final para llevar a casa es que una persona fuerte no es aquella que más kilos levanta o que tiene más masa muscular. Una persona fuerte es aquella que golpea más rápido, que salta más alto, que alcanza su velocidad máxima en menos tiempo y así en cada disciplina deportiva.