Carnaval, fiesta que no gusta a todos por igual

En una reciente encuesta realizada por Equipos Consultores se puede llegar a la conclusión que el atractivo que los uruguayos sentimos por el carnaval es heterogéneo. ¿Cómo es eso? ¿No se trata de la máxima fiesta popular uruguaya solamente superada en el gusto de la población general por el fútbol?
Si así fuera, el resultado de la encuesta sería de una abrumadora mayoría que dijera que es absolutamente fanática del carnaval, que no sabe cómo puede esperar durante todo el año que llegue febrero para que el largo, o más bien larguísimo carnaval uruguayo los llene de felicidad y placer. Que no se pierden una murga, un grupo de parodistas, una comparsa y que se saben las letras de casi todos los conjuntos. Bueno, esa puede ser la idea que algunos pueden llegar a tener, pero no es la realidad para la mayoría de los uruguayos.

Mucho, poquito y nada

Hay un segmento de la población (18%) que expresa que los espectáculos de carnaval le gustan “mucho”, y un grupo similar (16%) dice que le gustan “bastante”. En suma, estos dos grupos reúnen a alrededor de un tercio de la población (34%). Por otra parte hay un segmento importante de uruguayos que dicen que el carnaval les gusta “poco” (39%): no es que no sientan ningún atractivo por estos espectáculos, pero sí que lo aprecian de forma lejana o moderada. Y, finalmente, hay uno de cada cuatro uruguayos (25%) a los que esta actividad no les gusta “nada”.
Como se ve en esos números, y si confiamos en esa encuesta, los gustos están bastante divididos. Los que apoyan al carnaval no llegan ni a la mitad, y los que no sienten mucha atracción por sus espectáculos son tantos o más que los “fanáticos”.
Tampoco el gusto por los espectáculos de carnaval se distribuye homogéneamente en la sociedad. En términos generales, el carnaval es más montevideano que del interior del país (40% contra 31%).

Es posible que en algunas localidades específicas del interior el atractivo por el carnaval también sea alto, pero en la reciente encuesta de Equipos Consultores no es posible desglosar la información por departamento o localidad. Por otra parte, resulta curioso que, siendo el carnaval más atractivo, en general, para los montevideanos, también es donde es mayor el grupo de quienes más lejanos se sienten: quienes no gustan “nada” del carnaval son 32% en la capital del país y 21% en el interior.

Entre los montevideanos el carnaval genera opiniones más extremas que en el interior del país (a favor y en contra).
Esto puede explicarse porque también debido a la mayor población, el carnaval en la capital realmente se nota cuando llega, no es algo que se pueda evitar por aquellos a los que no les gusta, como pude pasar aquí mismo en Paysandú, que, salvo el desfile por 18 de Julio, quien no quiera ver nada de lo que ofrecen los grupos, bien que puede hacerlo.
En Montevideo es diferente. Clubes, tablados, medios de comunicación se ven copados durante todo el mes por el fenómeno carnavalero. Y aquellos que no gustan de él, opinan a veces de forma radical, como también los que sí son seguidores y ven reflejado y apoyado su gusto en muchos espacios de la ciudad.

Economía, sexo y política

En términos socioeconómicos el gusto por el carnaval muestra un énfasis mayor en los sectores “medios” puramente, donde alcanza al 43%, y es menor en los estratos medio-bajos y bajos.
En cambio, los espectáculos de carnaval gustan casi por igual a hombres y mujeres. Esta característica diferencia al carnaval de otras expresiones populares de nuestro país como el fútbol, que históricamente recibe más adeptos entre los hombres que entre las mujeres. En este sentido, la lenta pero segura entrada de participantes femeninas en las diversas agrupaciones tiene mucho que ver. Décadas atrás, las mujeres estaban restringidas a bailar en candombe, mientras murgas y parodistas estaban exclusivamente compuestos por hombres. Pero eso comenzó a cambiar incluso antes del nuevo empuje feminista y ahora no hay conjunto que no tenga entre sus participantes un alto número de mujeres, incluso alguno ha llegado a estar formado por mayoría de participantes del sexo femenino y hubo alguno que presentaba una totalidad de artistas mujeres.

Pero en un acontecimiento social que también a través de las décadas se ha ido politizando en muchos de sus aspectos, la encuesta también apunta una diferencia entre quienes se identifican con la izquierda o no. Entre los que sí lo hacen la preferencia por el carnaval es fuertemente predominante (a 42% le gusta “mucho” y a 28% “bastante”), y entre quienes se identifican con la derecha ocurre lo contrario. Apenas uno de cada diez ciudadanos identificados con la derecha manifiesta gusto por los espectáculos de carnaval.

Esto no generará ninguna sorpresa entre los allegados a los espectáculos que de sobra conocen que una de las características principales de muchos grupos es criticar… ¿al gobierno de turno? Bueno, eso podría discutirse bastante desde que, cuando el gobierno era del Frente Amplio, si bien hubo alguna que otra crítica, se notaba una mirada mucho más complaciente –de los murguistas más que nada–, hacia los errores y metidas de pata de los gobernantes, mientras que, cuando los gobiernos no han sido de izquierda, la sátira o crítica ha sido punzante.

Todo esto lleva a que quien siga cierta ideología política se vea lógicamente más cercano o más lejano a los espectáculos de carnaval, dejando de lado al candombe, el parodismo o el humorismo, que en los últimos años y con el renuevo generacional han ganado muchos adeptos que la murga ha ido perdiendo, lo que indica que las nuevas generaciones están con sus intereses puestos en otros aspectos que nada tienen que ver con la política.
Así y todo, para los uruguayos, la murga sigue siendo el género preferido según la reciente encuesta. Casi un tercio de la población (31%) manifestó gusto por la murga. A buena distancia aparecen los parodistas (17%) y humoristas (15%), y bastante cerca de ellos los lubolos (11%). El género carnavalero menos preferido son las revistas musicales (5%).

De todas maneras, habrá que ver qué sucede en el futuro, ya que son muy pocos los jóvenes que, al entrar en el circuito, se inclinan por las murgas, que se comienzan a ver como un fenómeno más del pasado que del presente.

Fabio Penas Díaz