La Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) estima una pérdida por el déficit hídrico por casi U$S 1.200 millones, con un impacto generalizado en todos los rubros agropecuarios. El área declarada en emergencia abarca una superficie de 17,4 millones de hectáreas en todo el país, muy por encima de los 12 millones de hectáreas de diciembre de 2021, de 14 millones de diciembre de 2020 y de 5,7 millones de hectáreas de marzo de ese año.
De acuerdo al relevamiento de Opypa, la agricultura de secano sufriría un impacto negativo de unos U$S 490 millones por alrededor de 1,08 millones de toneladas no cosechadas de cultivos y caída de rendimientos. En la estimación de Opypa se proyectó una pérdida de productividad de 600 kilos por hectárea sobre el promedio histórico del país de 2.300 kilos por hectárea.
Sin embargo, agentes del sector agrícola consultados por Informe Tardáguila consideran que esa cifra se “quedará bastante corta”.
Una de las fuentes consultadas indicó que la pérdida de rendimiento de la soja puede superar los 1.000 kilos por hectárea con un promedio que seguramente esté más cerca de los 1.500 kilos por hectárea en comparación a 2.800 kilos por hectárea de la campaña pasada. Uno de los informantes consideró que esta es una cifra “conservadora” si se tiene en cuenta que durante la sequía de 2017-2018 el rendimiento promedio se ubicó en 1.214 kilos por hectárea.
Si se toma en cuenta un área de siembra de 1,1 millones de hectáreas y un precio de venta de unos U$S 550 por tonelada, esos 1.300 kilos de menos implicarán una resignación de ingresos de unos US$ 800 millones para los agricultores en la presente zafra.
En el caso del maíz, la situación es compleja, porque los granos de primera prácticamente se perdieron o se optó por picarlos para silos. Si bien en los cultivos de segunda y los que tienen riego aún permanecen vigentes, será “muy difícil igualar” los rindes del año pasado porque incluso hubo represas que se quedaron sin agua. En la zafra pasada, el rendimiento promedio del maíz fue de 5.763 kilos por hectárea, según la Oficina de Estadística Agropecuaria (DIEA). Si se toma un área de siembra similar en esta campaña de unas 150.000 hectáreas, la pérdida de ingresos estaría sobre un eje de los U$S 100 millones.
