Activar la cadena de sobrevivencia

Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte entre los uruguayos, habiendo representado el 22,2% del total de defunciones del Uruguay en 2021, seguido de otras enfermedades no transmisibles como el cáncer (20,1%), según datos de la Comisión Honoraria de Salud Cardiovascular.

Por otra parte, si bien los casos más notorios suelen ser los que llegan a los medios de comunicación –como los de deportistas y, eventualmente, transeúntes que fallecen en la vía pública–, se estima que en Uruguay unas 2.000 personas mueren cada año por paro cardiorrespiratorio, entendiéndose además que la cifra podría ser mayor dado que es una causa de muerte subregistrada.

El paro cardiorrespiratorio puede ser definido como el abrupto cese de la actividad mecánica cardíaca, confirmado por la ausencia de signos de circulación, respiración y conciencia. Cuando los intentos de reanimación no tienen éxito, esta situación se conoce como muerte súbita y –como su nombre lo indica– ocurre en forma generalmente inesperada y sin síntomas previos.

Para prevenir estas situaciones es necesario estar informados y desarrollar conductas y hábitos tendientes a reducir los factores de riesgo, dado que el aumento del conocimiento de las personas sobre estos temas permite mejorar su salud, su bienestar general y combatir la mortalidad prematura causada por enfermedades cardiovasculares. Las estrategias de prevención que se puedan desarrollar en el ámbito de las políticas públicas de salud a nivel nacional, departamental y municipal así como a través de distintos organismos e instituciones públicas y privadas, resultan fundamentales.

En este sentido, cabe recordar un dato relevante: el 80% de las muertes súbitas ocurren fuera de un hospital, por lo que es de especial importancia que los ciudadanos estemos capacitados para realizar la reanimación cuando un familiar, un amigo, un compañero de trabajo o un transeúnte cualquiera sufre un paro cardiorrespiratorio. Lo que lo que hagamos o no hagamos en ese momento –y hasta tanto pueda recibir asistencia médica– puede significar ni más ni menos que la diferencia entre fallecer y seguir viviendo.

Por otra parte, el tiempo útil para resucitar a una persona es extremadamente corto: apenas 10 minutos. Es un lapso muy breve y determinante en el que cada segundo cuenta y la secuencia de reanimación debe ser iniciada lo antes posible porque cada minuto en que se demora en realizar masaje cardíaco implica una disminución del 10% en la posibilidad de sobrevivencia. Por el contrario, si se inicia rápidamente el masaje cardíaco, se realiza en forma adecuada y además, se cuenta con un Desfibrilador Externo Automático (DEA) las posibilidades de sobrevivir se elevan a más de un 50%. Indudablemente, es una diferencia sustancial que desearíamos para cualquier ser querido o nosotros mismos.

Conocer las maniobras de resucitación y realizarlas adecuadamente a personas adultas, niños o lactantes requiere capacitarse en las maniobras básicas y la activación de una serie de acciones encadenadas a las que comúnmente se le llama “cadena de sobrevivencia” e implican reconocer la situación, llamar a los servicios de emergencia e iniciar el masaje cardíaco en forma precoz, realizar la desfibrilación automática (si así lo indica el desfibrilador automático una vez que se haya conectado a la persona para realizar el test de reconocimiento) y continuar con el procedimiento hasta que la persona reciba asistencia de una emergencia médica móvil.

Numerosas instituciones públicas y privadas están capacitando a su personal, participantes y allegados en este tipo de maniobras, pero es necesario que la mayor cantidad de los ciudadanos de una ciudad, un pueblo o el medio rural reciba este tipo de instrucción, siendo absolutamente necesario en aquellos entornos en que hay grupos estables de personas, como lugares de trabajo, grupos de viviendas y centros de estudio, incluidas las escuelas y centros de primera infancia.

En el marco de una política de Estado en materia de salud se encuentra en vigencia la Ley 18.360, que dispone la instalación de desfibriladores externos automáticos en los espacios públicos o privados donde exista afluencia de público, los que deberán ser mantenidos en condiciones aptas de funcionamiento y disponible para el uso inmediato en caso de necesidad de las personas que por allí transiten o permanezcan.

Desde entonces, numerosos lugares cuentan con desfibriladores y eso es una gran ventaja ya que la mayoría de las muertes súbitas ocurren en ámbitos como el hogar, el trabajo o lugares públicos. Otro aspecto fundamental es que en el lugar donde se colocan estos aparatos haya personal entrenado para la resucitación, ya que por lo expresado anteriormente, las maniobras deben iniciarse inmediatamente.

Desde el 2009 la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular (CHSCV) forma instructores en resucitación cardíaca básica (RCB) que son los que imparten los cursos a la comunidad. De esta forma se busca poder llegar con la enseñanza del masaje cardíaco y uso de Desfibrilador Externo Automático a más personas. Es una tarea muy valiosa que incluye el aporte de maniquíes de entrenamiento, simuladores de desfibriladores y material didáctico para la enseñanza de la resucitación.

En Paysandú hay instructores calificados por el Ministerio de Salud Pública que con apoyo de la Intendencia están realizando capacitaciones durante todo el año, tanto en la ciudad como interior departamental y es fundamental que aprovechemos esas instancias para formarnos en un conocimiento que deberíamos tener todos para intentar salvar la vida a otro ser humano.

La referida comisión también ha puesto a disposición una aplicación (app) del Programa CERCA (Centro de Enseñanza de Resucitación Cardíaca Básica para la Comunidad) que permite a los usuarios detectar rápidamente la localización de desfibriladores externos automáticos más cercanos a la posición. La aplicación móvil está disponible para los sistemas operativos Android e iOS y se trata de una solución tecnológica lograda hace ya cierto tiempo en el marco de un acuerdo con la Universidad de la Empresa (UDE). Se trata de una idea innovadora y útil que implica el uso de las tecnologías de la información y la comunicación al servicio de la prevención, la salud y la calidad de vida. Entre tantas que tenemos en nuestros celulares para diversos fines, ésta no debería faltar.

La misma aplicación muestra no solo dónde están los desfibriladores en Paysandú sino también las áreas donde no hay, incluido extensas zonas del interior departamental. Sería necesario e interesante que se pueda avanzar en la colocación de estos aparatos para uso de las comunidades y que, por otra parte, en el marco de la próxima Semana del Corazón –que se conmemora entre el 24 y 30 de setiembre en nuestro país– cada uno de nosotros preste atención a los mensajes de prevención, aproveche las oportunidades de formación y, en definitiva, se interese por informarse y aprender lo básico porque, como dice algún eslogan, la sociedad necesita que alguien instruido para salvar vidas esté siempre cerca de una posible muerte súbita.