Muestra de los 100 años de Páez Vilaró, el artista del medio del Río de la Plata

A cien años del nacimiento del artista uruguayo Carlos Páez Vilaró, el Museo Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat inaugura “100 años de un rioplatense”, una exposición en su honor que recorre su obra desde sus primeros trabajos hasta las explosiones de color y las influencias por sus viajes por África, realizada por la Embajada de la República Oriental del Uruguay y el Museo-Taller de Casapueblo en Uruguay.

En las inmediaciones del Río de La Plata, en el barrio porteño de Puerto Madero, ubicación simbólica por tratarse del pintor que acercó con su arte a Uruguay y Argentina, se presenta esta muestra –curada por María Dezuliani– que estará abierta al público hasta el 8 de octubre.

“Que su obra se pueda exponer en la Colección Amalita es muy importante porque él tenía muchos puntos en común con Amalita Fortabat: eran amigos y apoyaban a los artistas. Además, es un lugar muy emblemático del arte”, dice Dezuliani sobre la implicancia de esta muestra en el Museo Fortabat y destaca la ayuda de la Embajada de Uruguay para traer la colección desde Uruguay.

Nacido el 1º de noviembre de 1923 en Montevideo, Carlos Páez Vilaró fue un artista uruguayo que exploró distintas técnicas y tuvo una fuerte conexión con el candombe. Recorrió varios países del continente africano y esa experiencia enriqueció su obra: pintó obras relacionadas con esta tradición, intervino tambores y hasta compuso letras para comparsas.

Quienes visiten la muestra, se encontrarán con los inicios de la carrera de Páez Vilaró en la que retrató la vida cotidiana de la negritud y el candombe. Las obras datan de 1955 y hoy esos originales salen del circuito coleccionista para lucirse en el segundo piso del Museo Fortabat.

Sus viajes a Bahía (Brasil) y África le permitieron incorporar elementos de distintas culturas en sus obras como la máscara, el fetiche, el escudo o el grafismo. Pero también se deja entrever en la exposición la influencia de los artistas Pedro Figari y Pablo Picasso. Las formas geométricas, los colores vibrantes y la descomposición de planos y perspectivas aparecen en la obra “El ciclista” de 2007.

La muestra también invita a indagar en el vínculo profundo que tenía el artista con Buenos Aires, provincia a la que se trasladó de muy joven. Su primer empleo lo tuvo en Barracas, en la fosforera Mantero y Balza y, luego, impulsado por una fuerte vocación artística, trabajó en la Fabril Financiera de Avellaneda donde se vinculó con las artes gráficas y conoció a pintores de la época.
En el collage “Homenaje a Buenos Aires” se yuxtaponen las imágenes de Gardel, Maradona y lugares representativos como la avenida la 9 de Julio, el Obelisco, el Cabildo y el Congreso de la Nación.

El artista uruguayo no se limitó a la pintura e indagó en la escultura. Con materiales de zinc esmaltado en bronce y plateado, creó figuras oníricas que podrían ser personas con cuerpo de salvavidas o cabezas con formas de Luna. Su interés por las creaciones de mayor tamaño culminó en la construcción de la icónica Casa Pueblo de Punta Ballena, Uruguay.

Durante la inauguración –que contó con la presencia de representantes de las embajadas de Emiratos Árabes, Marruecos y Uruguay– la hija del artista, Agó Páez Vilaró, habló emocionada: “Tuve la bendición de vivir 59 años con mi padre así que conozco todas sus etapas de la pintura pero especialmente esos cuadros más antiguos me recuerdan mucho mi infancia porque yo me metía en el atelier, le robaba los pinceles. Aprendí no solo sobre el arte sino sobre el ser humano” dijo.

“100 años de un rioplatense” logra un recorrido por los 60 años de trayectoria de un pintor que creó hasta el último de sus días. El 24 de febrero de 2014 falleció en Casapueblo dejando atrás un gran legado de color y entusiasmo por la vida.