
Comenzó un nuevo año de actividades en el centro de estimulación cognitiva, física y social de Atención de Alzheimer Paysandú (ADAP), a cargo de un equipo de voluntarios y técnicos liderados por el siquiatra Gustavo Curbelo. El doctor Marcelo Luaces recordó los cuidados hacia un paciente con esta enfermedad que consiste “en la muerte de determinadas neuronas de la corteza cerebral de manera gradual y progresiva a lo largo de los diez años que, por término medio, dura la enfermedad”.
Explicó que es una enfermedad neurodegenerativa, en tanto “la muerte neuronal” no tiene una causa definitivamente aclarada. En este marco, recomendó organizar el espacio vital de la casa en forma gradual. “Habitación a habitación, problema a problema. No trate de resolverlo todo al mismo tiempo y evite transformaciones bruscas que puedan acrecentar el sentimiento de inseguridad del enfermo”.
Evitar caídas
Con el fin de evitar caídas, recomienda a los familiares “quitar o fijar al suelo alfombras y felpudos, especialmente en el baño y dormitorio. Acortar los cables eléctricos para que no arrastren por el suelo y eliminar los muebles con picos sobresalientes o con cristales”.
Sugiere el “cambio de las sillas inseguras o de aquellas de las que sea difícil levantarse. Quitar los obstáculos u objetos que puedan dificultar el paso en los pasillos o lugares estrechos”. En el caso de una casa con escaleras, fijar “bandas antideslizantes sobre el borde, poner una barrera al principio y al final de la escalera para impedir el paso y asegurar la buena iluminación de las habitaciones”.
Luaces recomendó “guardar bajo llave los electrodomésticos, encendedores, armas de fuego, llaves de automóvil y productos tóxicos. Quitar los cerrojos interiores para evitar que la persona pueda encerrarse y colocar un dispositivo de seguridad en las puertas que dan al exterior y las ventanas, para evitar que pueda abrirlos sin ayuda”.
Asimismo, tratar de evitar que la persona “tome objetos pequeños, como botones o agujas, que pueda tragar. Vigilar sitios peligrosos como terrazas o bordes de piscinas, así como prevenir a los vecinos sobre el estado de salud de la persona, con el fin de que puedan ayudarlo”.
En este sentido, Luaces señaló a Pasividades la importancia de colocar una pulsera o medalla donde figure el nombre, dirección y teléfono, así como tener a mano un foto reciente para difundir en caso de pérdida.
El dormitorio
En el dormitorio, destacó la importancia de quitar “adornos o revistas, que sean susceptibles de distraerlo. Fijar la lámpara de la mesa de luz de manera que pueda encenderla y apagarla sin tirarla e instalar una lámpara que permanezca encendida durante la noche para evitar que se pierda en su camino al baño. Colocar la cama de tal manera que el paciente pueda subir o bajar sin molestias por ambos lados”. En esa habitación deberá guardar “solamente la ropa indispensable de la estación del año correspondiente, evitar que elija y que lo haga el familiar o cuidador, al optar por ropas lavables y que no sea necesario planchar. Ropa que sea fácil de poner y quitar, con cierres de velcro, polos cerrados, zapatos sin cordones o medias sin talón”.
El médico sugirió evitar “el ruido y la confusión. Apagar la televisión o radio, evitar la música con estruendos y respetar siempre los gustos del enfermo. Quitar o recubrir los espejos porque, al verse, es posible que la persona no se reconozca y le provoque angustia”.
En la casa
En el resto de las habitaciones, procurar no conservar “más que los objetos de uso cotidiano y siempre en el mismo sitio. Colocar un reloj grande que pueda ver con facilidad y señalar los recorridos hacia las demás habitaciones, como por ejemplo al baño. Utilizar carteles con dibujos sencillos para recordarle dónde se encuentran las cosas y recordar en una pizarra lo que debe hacer –pero nunca demasiado– cuando el familiar se vaya”.
En cuanto a la higiene personal, “el botiquín del baño debe estar cerrado y sin medicamentos. La bañera o ducha deberán estar equipadas con bandas o alfombras antideslizantes del mismo color del suelo si es posible, para que no le sobresalte. Colocar barras en las paredes de la ducha para que le ayuden a salir, así como en el WC”.
El baño debe permanecer con alguna luz encendida durante la noche. “Los objetos de aseo serán reducidos al mínimo, como por ejemplo una toalla, jabón, un cepillo de dientes y pasta. Lo demás, como maquinita de afeitar, se lo dará cuando lo necesite e inmediatamente de usado, se recogerán”.
Es importante que la persona mantenga una rutina de hora para el baño y preparar el lugar, antes del ingreso del paciente. “Evite llenar la bañera porque demasiada agua le puede asustar, controlar la temperatura, no agregar espumas que resulten resbaladizas y seguir siempre los mismos pasos”.
Recomendó aprovechar el momento del baño para “vigilar el estado de su piel, como el enrojecimiento en puntos de apoyo, las uñas de las manos y los pies, cuidados de la boca con las prótesis, así como la higiene íntima”.
Explicó que el paciente puede hacer un poco de gimnasia pasiva de pies y manos, “para evitar problemas circulatorios, musculares y articulares”.
En la cocina
La cocina –sobre todo si es de gas–, así como el horno deben quedar inutilizados cuando no los use y la heladera, cerrada con llave o candado. Conservar el suelo seco y los productos de limpieza guardados bajo llave. Los cuchillos y objetos cortantes, tienen que estar fuera de su alcance y utilizar mantel plástico”.
Las comidas deberán servirse de la forma más rutinaria posible, “comer siempre a la misma hora y en el mismo sitio, reducir los cubiertos al mínimo y darle los adecuados en cada momento. Hay alimentos que puede comer con los dedos porque es preferible que la persona haga por sí mismo todo lo que pueda”.
La comunicación
Cuando habla el paciente y el familiar observa dificultades para encontrar las palabras, puede pedirle que señale las cosas. “Cuando utilice una palabra por otra, no corregirlo de manera sistemática y cuando se detenga en medio de una frase, darle tiempo a que termine”.
Destacó la importancia de “hablarle mucho. El enfermo se dará cuenta de sus sentimientos por el tono que el familiar o cuidador emplea. Por eso, es importante bajar el tono de voz, no gritarle y hablarle lentamente, pronunciando con claridad”. Luaces destacó que al dirigirse, la persona debe “decirle las cosas tal como son y sin darle explicaciones. Cuando le haga una pregunta, que sea sencilla y evitar que tenga que elegir. Pero, pedirlo con amabilidad, así la persona se coloca en situación favorable para que responda”.
Finalmente, consignó que “un lenguaje que el paciente comprenderá durante mucho tiempo es sonreírle cuando lo mire. Tomarle de la mano, ponerle el brazo sobre los hombros o por la cintura. Mostrarle mediante gestos lo que usted desee que lleve a cabo y, la persona previsiblemente, le imitará”.