La demencia o Trastorno neurocognitivo mayor, es un problema de Salud Pública que afecta la calidad de vida de los pacientes y de su entorno. A su vez, es una enfermedad que ha aumentado en prevalencia dado el aumento en el envejecimiento de la población.
Cabe mencionar que en el año 2018 Uruguay era el país con el índice de envejecimiento más alto de la región; una de cada cinco personas son mayores a 60 años, y la expectativa de vida es cada vez más alta, lo que aumenta la tasa de institucionalización.
Es una enfermedad, no es parte del envejecimiento propiamente dicho.
Presenta diferentes etiologías o causas, siendo la más común la Enfermedad de Alzheimer. Se caracteriza por un deterioro cognitivo global y progresivo, consecuencia de un daño cerebral bilateral y generalmente difuso, que avanza hasta la dependencia absoluta del individuo, generando la necesidad de cuidados las 24 horas.
Actualmente no existe cura para dicha enfermedad, existen terapias que retardan la progresión y mejoran la calidad de vida del paciente. Sus factores de riesgo tienen que ver con hábitos y con la hipertensión arterial. Son acciones anti-demenciantes, las que evitan la posibilidad de un deterioro cognitivo, que van desde el control de la hipertensión arterial, mantener actividad física y ser activo intelectualmente, fomentar la interacción social, llevar un estilo de vida saludable y una alimentación balanceada.
Importante para su abordaje, es una evaluación completa del enfermo, capacitación y acompañamiento del cuidador responsable, generar rutinas, mantener e intentar recuperar actividades básicas de la vida diaria y el tratamiento farmacológico varía en función del tipo de demencia y si presenta o no trastornos conductuales de la misma. Dra. Valentina Vargas Minutti, posgrado de Geriatría y Gerontología
