“Salam”, la vida continúa

El pasado lunes en la sala 1° de Julio de EL TELEGRAFO, se estrenó el documental Salam, ópera prima de la directora uruguaya Agustina Willat García.
Salam es el resultado de dos viajes de Willat a un campamento de refugiados saharauis, que hace casi 50 años viven en la árida zona del Sahara, desplazados por Marruecos, en territorio cedido por Argelia.
En el medio de un clima casi inhóspito, con escasez de recursos –uno de ellos tan vital como el agua–, funciona una escuela de cine a la que asisten jóvenes que con el arte audiovisual entienden que además de hacer lo que les gusta, mantienen viva la memoria de su cultura sin territorio propio y con la ausencia permanente de la anhelada identidad y sentimiento de pertenencia de un lugar. Ese tema es recurrente en esta producción, y si bien el conflicto político no es el centro de la temática, el miedo constante a las guerras, el dolor de todas las pérdidas y la sensación de no pertenecer a ningún lugar aparece en el relato conmovedor de algunos de los protagonistas.
La Escuela de Formación Audiovisual Abidin Kaid Saleh, fue el nexo con la Escuela de Cine del Uruguay (ECU), cuando en 2016 uno de los saharauis vino a Uruguay en un intercambio académico, donde se conocieron con la joven directora uruguaya.

ACERCA DE LA DIRECTORA

Agustina Willat García nació en Montevideo en 1989 y en 2010 egresó de la ECU. De 2008 a 2017 integró el colectivo Árbol de televisión participativa. En 2018 ganó el premio al mejor cortometraje en el Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay, con Tejedoras, junto a Ana Micenmacher.
Esta producción que en Paysandú, se estrenó en EL TELEGRAFO, le llevó siete años y tuvo que viajar en dos ocasiones al Sahara, en 2017 y 2019.
La película dura 68 minutos y tiene en la dirección a Willat, la fotografía es de Diego Soria; el sonido de Rafael Álvarez; el montaje de Magdalena Schinca, Christian Orta es el jefe de Producción y el productor asociado es Omar Ahmed. El elenco de Salam está compuesto por Lafdal Mohamed Salem, Ahmed Mohamed Lamin, Aicha Babait, Ahmed Omar Abdalahe y Brahim Chagaf.

CHARLA CON ALUMNOS DE AUDIOVISUAL DE UTU

Cuando finalizó la proyección del documental, Enrique Buchichio, guionista y director de cine uruguayo, dialogó con estudiantes de Audiovisual de UTU y público en general, quienes preguntaron motivados por esa realidad tan diferente que se vio en la pantalla, con estudiantes de similar edad a los de acá y compartiendo el mismo gusto por ese arte.
Asombrados por la abundante presencia de poesía durante el corto, a lo que Buchichio explicó que “La poesía saharaui tiene un lugar muy importante en su cultura, está muy arraigado a ellos. La forma de trasmitir el mensaje siempre fue el verso, la poesía y la canción, cosa que ahora es el audiovisual”.

SIEMPRE EN LA INMINENCIA DE UNA GUERRA

En el transcurso del documental y si bien el territorio es desolador, la vida continúa –entre la modestia– con actividades normales y recreativas. Sin embargo, el miedo a la proximidad de las sangrientas guerras está siempre latente. Esas actividades hacen “un poco esperanzador ver a los pibes jugando al fútbol, porque la vida sigue. Pero a Agustina (la directora), le parecía que eso era tramposo. Era como dar la idea de que está todo bien; de que la vida de ellos es así y va a seguir así. Pero en realidad, hay algo mucho más dramático que es la inminencia de la guerra que realmente pasó. En 2020 después de casi 30 años de cese al fuego, hay un estallido, producto de la agresión de Marruecos a la cual ellos responden. En la última visita al campamento, eso todavía no había pasado”.