Inteligencia Artificial y empleo

El pasado 3 de mayo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) actualizó su Recomendación sobre Inteligencia Artificial (IA). El documento, adoptado inicialmente en 2019, propone la implementación de una serie de principios para una gestión responsable y de confianza de la Inteligencia Artificial (IA). Si bien se trata de un documento no obligatorio, representa un compromiso político de los países adherentes”. Asimismo, incluimos algunas expresiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre este tema.

1. Definición

En mayo de 2019 la OCDE, en una primera aproximación, definió la IA como “un sistema basado en una máquina que puede, para un objetivo definido por el ser humano, hacer predicciones, recomendaciones o decisiones que influyen en entornos reales o virtuales”.

2. Principios

De acuerdo con el informe, “los principios de la OCDE sobre la IA se basan los valores del respeto a los derechos humanos y los valores democráticos, la inclusión, la diversidad, la equidad, la innovación y el bienestar. Estos valores se traducen en cinco principios para el desarrollo y el uso de sistemas de IA: a) Crecimiento inclusivo, desarrollo sostenible y bienestar, b) Respeto al estado de derecho, los derechos humanos y los valores democráticos, incluida la equidad y la privacidad, c) Transparencia y explicabilidad, d) Robustez y seguridad y e) Rendición de cuentas”.

3. Trabajo

La OCDE destaca, asimismo, que se deben reforzar las capacidades del ser humano y prepararse para la transformación del mercado laboral, mediate diversas acciones: “a) Los gobiernos deberían trabajar en estrecha colaboración con las partes interesadas con el fin de prepararse para la transformación del mundo laboral y de la sociedad. Deberían capacitar a las personas para usar e interactuar eficazmente con los sistemas de IA en todo el espectro de aplicaciones, dotándolas también de las competencias necesarias. b) Los gobiernos deberían tomar medidas, en particular a través del diálogo social, a fin de garantizar una transición justa para los trabajadores a medida que se despliegue la IA, por ejemplo mediante programas de formación a lo largo de la vida laboral, prestando apoyo a los afectados por el cambio, entre otras cosas, mediante la protección social, y brindando acceso a nuevas oportunidades laborales. c) Los gobiernos también deberían fijarse como meta que los efectos beneficiosos de la IA se repartan de forma amplia y justa y, a tal fin, deberían colaborar estrechamente con las partes interesadas para fomentar el uso responsable de la IA en el trabajo, para mejorar la seguridad de los trabajadores y la calidad del empleo y de los servicios públicos, y para alentar el emprendimiento y la productividad”.

4. Desarrollo de los países

Por su parte, el personal técnico del FMI también ha examinado el posible impacto de la IA en el mercado laboral, destacando que “muchos estudios han advertido de la probabilidad de que la IA reemplace empleos. Pero en muchos casos, la IA tenderá a complementar el trabajo de los seres humanos. El análisis del FMI considera estas dos fuerzas. Los hallazgos son notables: casi un 40% del empleo mundial está expuesto a la IA. Históricamente, la automatización y la tecnología de la información han tendido a afectar las tareas rutinarias, pero una de las características que diferencia a la IA es su incidencia en trabajos de alta cualificación. Por lo tanto, la IA acarrea mayores riesgos para las economías avanzadas en comparación con los mercados emergentes y en desarrollo, pero también les presenta más oportunidades para explotar las ventajas. En las economías avanzadas, alrededor de un 60% de los empleos pueden verse afectados por la IA.

Aproximadamente la mitad de los empleos que están expuestos podrían beneficiarse de la integración de la IA, que mejoraría la productividad. En la otra mitad, las aplicaciones de IA pueden ejecutar tareas que en la actualidad son realizadas por seres humanos, lo cual podría reducir la demanda de mano de obra, con una consiguiente merma de los salarios y la contratación. En los casos más extremos, algunos empleos pueden desaparecer. En los mercados emergentes y los países de ingreso bajo, en cambio, se prevé que la exposición a la IA sea de 40% y 26%, respectivamente. Estos hallazgos hacen pensar que, en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, la IA provocará menos trastornos”.

5. Desigualdad

Según el FMI, “La IA también podría incidir en el ingreso y la desigualdad de la riqueza dentro de los países. Es posible que observemos una polarización dentro de las categorías de ingreso, y que los trabajadores que pueden aprovechar la IA logren aumentos de su productividad y salarios, mientras que los que no pueden hacerlo quedarían rezagados. Los estudios muestran que la IA puede ayudar a los trabajadores menos experimentados a mejorar su productividad más rápidamente. A los trabajadores jóvenes quizá les sea más fácil explotar oportunidades, mientras que, a los de mayor edad, les podría resultar difícil adaptarse”.

Dr. Rodrigo Deleón

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