Más sobre cuentos y narradores

El pasado viernes 19 iniciamos el tercer módulo del Seminario sobre LIJ. Fue otra jornada para el recuerdo.
Comenzó con los cuentos de Pippi, de la autora sueca Astrid Lindgrin, quien con sus cuentos de figura femenina protagonista, marcó una década, a partir de los ‘70. Pippi es una referente del concepto de liberación femenina, de la mujer, y aún de la niña, autónoma.
Pippi es una niña muy despierta, deseosa de aventuras, sin miedo a nada, con una gran fe en sí misma y en sus potencialidades, capaz de transformar el mundo que la rodea. Capaz de “hacer tambalear un circo”, de asustar a los ladrones de monedas de oro, y conformarlos con unos caramelos. Aunque era una niña que ni siquiera sabía escribir muy bien.
¿Cómo un cuento se vuelve clásico? Cuando se aprecian sus valores, cuando permanece a través del tiempo y el espacio, aún con variantes, es decir, se hace intemporal, y todos disfrutan de su contenido, aunque no se sepa cuándo, exactamente, fue creado y cómo se originó.
Los cuentos clásicos proporcionan grandes aportes a la construcción de la subjetividad, nos ayudan a conocernos mejor a nosotros mismos, a saber quiénes somos, a construir nuestra identidad.
Han permanecido a partir de la recopilación, recuperan los relatos de la tradición. Son cuentos que expresan cuestiones que nos preocupan a todos, como la maldad y la bondad, la violencia, la envidia, los celos, la muerte, la tristeza, el abandono, el desamparo, la resistencia ante los fracasos y obstáculos, los conflictos. Son las mismas historias que hoy el mundo sigue viviendo, no hay nada nuevo. Son relatos que expresan la realidad de cada tiempo y lugar, por eso las variantes. Son relatos que dan sentido a la convivencia humana. Las versiones distintas ocurren porque muchas veces los escritores no las han creado, sino que las recopilaron y le dieron su versión personal, adaptada a su época y a su lugar.
La vida humana y la convivencia humana son muy complejas, no hay una sola cara. Y a través de los cuentos el niño va aprendiendo a conocer el mundo, a comprenderlo, y a conocerse a sí mismo, va creciendo espiritualmente, va madurando. Los niños se dan cuenta que no todo es color de rosa, como muchos padres quieren presentárselo, sino que las angustias, los dolores, las pérdidas, los desamparos, las crueldades, la maldad, están presentes siempre en este mundo, junto con la bondad y la solidaridad, y la alegría y la felicidad.
Rosario nos lee después el cuento de Skármeta, autor chileno, que vivió la dictadura y ahora tiene más de 80 años, “La composición”. Esta vez el protagonista es un niño, pero también con características muy especiales. Es un niño que no conoce bien la realidad, pero es muy curioso y siente que hay peligro y basándose en lo poco que sus padres le han hecho saber, para protegerlo, y viendo la realidad, se las ingenia para escribir una composición para presentarle al militar, quien le pidió que cuente qué hacen sus padres por las noches. Quiere averiguar si son “subversivos”, quiere usar, usa, a los niños para llevar a cabo sus fines, mientras sus padres quieren preservarlo del peligro.
Ellos realmente miran las noticias y hablan sobre la difícil situación, porque son opositores a la dictadura. Pero Pedro cuenta que juegan al ajedrez.
El militar lo felicita por la composición. Y el padre opina : Habrá que comprar un ajedrez, por si las moscas…
Es un cuento de una gran calidad artística y literaria, con muy buenas ilustraciones. Un cuento que nos conmueve, nos hace sentir la tensión, la angustia, la alegría por la buena resolución, es decir, cumple la función de una buena literatura. En todos estos cuentos, los seres humanos responden a las necesidades, conscientes o inconscientes.
Recordamos los cuentos clásicos que hemos leído: La Bella durmiente, Pinocho, Caperucita, Blancanieves, Los 7 cabritos, Hansel y Gretel, Barba Azul, Los tres chanchitos, El patito feo, El gato con botas, Ricitos de oro, El flautista de Hamelín… Recordamos también que a todos nos encantaron, y nadie se angustió por las maldades que relataban, porque los niños saben que son cuentos, no exactamente reales, (aunque son reflejos de realidades): ellos entran y salen fácilmente del cuento.
Nos dice Liliana que entre los 140 cuentos de los hermanos Grimm están estos tres, que tienen como protagonistas a personajes femeninos que lograron revertir la condición social inicial: “Gretel la ingeniosa”, “La inteligente hija del campesino” y “Los tres cuervos”.
Los cuentos de hadas son seculares y se basan en un sistema prescriptivo de creencias y códigos religiosos, de distintas épocas y lugares. Actualmente se habla de milagros, cultos, democracias libres, conceptos con poco fundamento en la realidad. Sucede lo mismo que con los cuentos de hadas. En los relatos orales, las lecturas, el cine, aparecen instrumentos mágicos, personas o animales poderosos, que se transforman a sí mismos junto con el medio para lograr progresar. (Jack Zipes (El irresistible cuento de hadas.)
Trabajando en duplas, comentamos sobre algunos trozos del libro de Bruno Bettelheim: “Sicoanálisis de los cuentos de hadas”
Según este autor, los niños necesitan leer cuentos de hadas, para “poder dominar los problemas psicológicos del crecimiento para obtener un sentimiento de identidad y de autovaloración y un sentido de obligación moral”. Necesita comprender lo que ocurre en su yo consciente y enfrentarse a su inconsciente.
La vida real no siempre es agradable, y los niños deben conocer el lado malo de las cosas, no sólo lo bueno, como quieren muchos padres. Y este es el mensaje “que los cuentos de hadas transmiten a los niños, de diversas maneras: que la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable, que es parte intrínseca de la existencia humana”; pero si uno no huye, sino que hace frente a las “privaciones inesperadas y a menudo injustas’”, podrá dominar todos los obstáculos y salir victorioso.
“Los cuentos de hadas enfrentan al niño con los conflictos humanos básicos”. Plantean problemas existenciales, como “la necesidad de ser amado y el temor a que se crea que uno es despreciable; el amor a la vida y el miedo a la muerte”, pero estos cuentos ofrecen soluciones que los niños comprenden perfectamente. La fascinación que estos cuentos ejercen sobre los niños despierta en ellos el potencial para luchar por sí solos y dominar los problemas. Seguiremos con este tema.
La Tía Nilda