Totalmente en Forma: gran remedio practicado solo por algunos

Quienes leen habitualmente esta sección verán como una noticia vieja aquello de que el ejercicio es fundamental para una vida saludable. Sin embargo, parece que hay que remarcar esa gran verdad cada tanto porque los últimos datos compartidos por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no son especialmente halagüeños.
Y es que más de la mitad de la población mundial, un 52%, no practica ningún tipo de deporte y no todos los que lo incluyen entre sus hábitos alcanzan las recomendaciones mínimas, o sea, al menos 150 minutos por semana.
El sedentarismo es un verdadero problema para la salud y, en ultima instancia, puede resultar fatal. Aunque, más allá de los beneficios físicos que la práctica deportiva procura, no hay que menospreciar su valía para velar por la salud mental. Y ahora sabemos que todo puede estar conectado.
De hecho, una nueva investigación indica que la actividad física disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular en parte al reducir la señalización cerebral relacionada con el estrés. El trabajo, dirigido por investigadores del Hospital General de Massachusetts, institución asociada a la Universidad de Harvard, pone de manifiesto además que las personas con trastornos relacionados con el estrés, como la depresión, fueron las que más beneficios cardiovasculares obtuvieron de la actividad física.
Corazón fuerte
y menos estrés
Para evaluar los mecanismos subyacentes a los beneficios psicológicos y cardiovasculares de la actividad física, Ahmed Tawakol, investigador y cardiólogo del Centro de Investigación de Imágenes Cardiovasculares del Hospital General de Massachusetts, y sus colegas analizaron los historiales médicos y otra información de 50.359 participantes del Biobanco Brigham del Hospital General de Massachusetts que completaron una encuesta sobre actividad física.
Un subconjunto de 774 participantes también se sometió a pruebas de imagen cerebral y mediciones de la actividad cerebral relacionada con el estrés. Durante una media de seguimiento de 10 años, el 12,9% de los participantes desarrolló una enfermedad cardiovascular. Eso sí, los participantes que cumplían las recomendaciones de actividad física tenían un 23% menos de riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares que los que no las cumplían.Además, los individuos con mayores niveles de actividad física también tendían a tener una menor actividad cerebral relacionada con el estrés. En particular, la reducción de la actividad cerebral asociada al estrés se debió a un aumento de la función del córtex prefrontal, una parte del cerebro que participa en la función ejecutiva (es decir, la toma de decisiones y el control de los impulsos) y que es conocida por frenar los centros cerebrales del estrés.
Mayor reducción entre
personas con depresión
Y he aquí el principal descubrimiento de los investigadores de Harvard ya que la reducción de la señalización cerebral relacionada con el estrés explicaba en parte el beneficio cardiovascular de la actividad física. No en vano, descubrieron que el beneficio cardiovascular del ejercicio era sustancialmente mayor de lo esperado entre los participantes con una mayor actividad cerebral relacionada con el estrés, como aquellos con depresión preexistente. “La actividad física fue aproximadamente el doble de eficaz para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular entre quienes padecían depresión. Los efectos sobre la actividad cerebral relacionada con el estrés podrían explicar esta novedosa observación”, afirma Tawakol, autor principal del estudio.
“Se necesitan estudios prospectivos para identificar posibles mediadores y demostrar la causalidad. Mientras tanto, los médicos podrían transmitir a los pacientes que la actividad física puede tener importantes efectos cerebrales, lo que podría aportar mayores beneficios cardiovasculares entre los individuos con síndromes relacionados con el estrés, como la depresión”, zanja el investigador de Harvard.
Así que, al igual que sucede con los beneficios físicos, el ejercicio físico, como demuestra una reciente investigación, supone un enfoque de tratamiento muy prometedor para mejorar la salud mental y es una gran noticia comprobar que su inclusión entre nuestros hábitos fomenta de una manera global e interrelacionada una mayor calidad de vida a todos los niveles.