Sí hay seres que resultan beneficiados por el cambio climático. Son los microrganismos de los océanos. Según un nuevo estudio, esto es malo.
En la naturaleza, según se ha mostrado en múltiples ocasiones, parece que debe de haber un equilibrio. Ejemplo de esto es el de la vida en los océanos, donde los procariotas, microorganismos muy antiguos, constituyen el 30%. Dicho factor no es malo por sí mismo; sin embargo un estudio reciente, publicado en Nature Communications, demuestra que los procariotas son muy resistentes para hacer frente al cambio climático, lo que haría que eventualmente estos dominaran los océanos mientras que otras formas de vida se reducen o desaparecen.
Ryan Heneghan, matemático de la Griffith University (Australia) y uno de los autores del estudio de este caso, dice que las consecuencias de esta tendencia podrían derivar en una disminución significativa de peces, que forman parte importante de la dieta de millones de personas. Además, se dificultaría la capacidad de los océanos para absorber las emisiones de carbono.
El reino de los microorganismos en los océanos
Los científicos que estuvieron a cargo de este estudio se propusieron hacer ver el camino que podría seguir la biomasa, o peso total global, de los procariotas marinos, tras los efectos del cambio climático.
A fin de tener una aproximación científica al posible escenario, el equipo creó modelos informáticos que integraban décadas de observaciones procedentes de estudios hechos en los océanos de todo el mundo.
Malas noticias para la salud de la Tierra
En efecto, el gran hallazgo fue demostrar que si alguien sale ganando con el cambio climático son los procariotas. Pero eso no es todo, dado que –según las predicciones– por cada grado de calentamiento, los procariotas de los 200 metros superiores de los océanos producirían 800 millones de toneladas adicionales de carbono al año, explica Heneghan.
¿Qué significa lo anterior? Entre otras cosas, esto quiere decir que el potencial de los océanos para absorber las emisiones humanas se reduciría y, consecuentemente, sería mucho más complicado alcanzar un nivel global adecuado para la salud del planeta.
Los autores de este trabajo reconocen que el suyo es un paso importante para descubrir el papel cambiante de los procariotas marinos pero, de igual modo, todavía queda saber con qué rapidez se adaptarán y evolucionarán estos organismos. Por lo que aún falta esa importante pieza para definir cuándo podrían empezar a revelarse notoriamente estos cambios en la vida marina.
“Está claro que los científicos deben seguir mejorando su conocimiento de los procariotas y de cómo pueden verse afectados por el cambio climático”, concluye Ryan Heneghan.