Medicinales

Actualmente hay una “epidemia” de operaciones de cataratas. Todo el mundo se opera, viejos y menos viejos. Me pregunto ¿qué sucede? ¿Por qué antes nadie hablaba de ese problema? ¿Nadie sabía? Sí se sabía que algunas personas eran “cortas de vista”, cada vez más corta, hasta que finalmente las operaban (nunca supe de qué). Pero eran muy pocas.

Ahora hay mucha gente que dejó de usar lentes después de la cirugía, hay muchos en lista de espera, hay quienes van a Puiggari u otras clínicas argentinas, por un tema de costos.

Hablando de otro tema “medicinal”, sucede también que en el Facebook existe una publicidad exagerada o no, sobre el Duston Gel, que parece ser una panacea para los problemas de artritis, artrosis y ainda mais. Me pregunto: ¿real o ficticio? Existen muchas personas, ¿reales o imaginarias?, que hablan muy bien del producto, mientras otras echan pestes. ¿Quiénes dicen la verdad? ¿Por qué no prohíben la propaganda si es mentira? Por desgracia, en este mundo consumista predomina el dios dinero y siempre hay intereses creados detrás de casi cada publicidad. Parece ser, sólo parece, no está fehacientemente comprobado, que las farmacias no quieren perder clientes y dinero. ¿Quién puede saberlo?

Algo muy similar ocurrió en este país, con el Lisado de Corazón, un producto creado por un riverense, que años atrás estuvo en vigencia; no sé qué pasa ahora. Una medicina muy solicitada por gente de otros países, muy efectiva, pero que no fue muy usada por los uruguayos. Nadie es profeta en su tierra, ya lo decía la Biblia hace mucho, mucho tiempo, y sigue siendo verdad.

Y lo mismo ha sucedido con un doctor que propone usar las “tisanas”, sin despreciar los análisis y diagnósticos de otros médicos. Fue censurado, le prohibieron recetarlas, pero logró demostrar que son efectivas. La mayoría de los médicos son enemigos de las medicinas “naturales” y suelen recetar una farmacia para muchos mayores, un montón de medicamentos que no tienen mucha efectividad, que tienen contraindicaciones, y desprecian los “yuyos”, las plantas medicinales que, al fin y al cabo, son las fuentes donde se originaron los principios químicos que se usan para producirlos en los laboratorios. Claro, está el problema de las proporciones, además del costo.

Hay que tener en cuenta que todos los medicamentos tienen algún efecto adverso, hasta una simple aspirina. Por eso los médicos tienen una enorme responsabilidad cuando están tratando algunos enfermos en el CTI, deben sopesar muy bien los pro y los contra de los medicamentos y tratamientos disponibles, de manera de usar el que tenga menos contraindicaciones, cuando no hay más remedio que elegir alguno. Es una muy difícil decisión, que requiere una junta médica. (Esto lo aprendí traduciendo del inglés para una pariente doctora, no es invento mío).

Todos conocemos personas muy longevas que gozan de muy buena salud, y que la única medicina que usan es la natural. Pero su alimentación no incluye comida chatarra y su estilo de vida es sencillo y natural.

Está claro que actualmente disponemos de una extraordinaria tecnología para detectar enfermedades, para ver el cuerpo humano por dentro, y aún su funcionamiento, pero en algunos casos no hay tecnología que sirva: no siempre es fácil descubrir las causas de una enfermedad, porque aún no se conoce completamente las funciones del cerebro, por ejemplo. La IA sirve en muchos casos, pero no es infalible. Personalmente, no creo que la IA pueda superar la inteligencia natural del humano y convertirse en un Algo con conciencia, que nos domine, el creado nunca podrá ser superior al creador.

Ruego y espero que nuestros médicos no se dejen llevar por la tentación del dinero, y actúen con la necesaria ética. Porque el auténtico médico no sólo mira el cuerpo del enfermo, sobre todo atiende a su alma. El ingrediente espiritual es fundamental para aliviar a quien sufre.

Está comprobado que los “chamanes” o curanderos existen y sus procederes y medicinas naturales son muy eficientes, aunque no siempre se los reconoce. También existen los charlatanes, pero son los menos. Mi tía Teresa no era chamana, pero curaba, por ejemplo, una dislocación, recalcadura le decíamos, con unto sin sal y una piola que ataba en la muñeca o en el tobillo. Y rezaba alguna oración mientras curaba. Los médicos no sabían curar en este caso, y más de una vez indicaban al paciente que fuera a verla. Y estaba el caso de las indigestiones (empachos), que curaba con una cinta y oraciones, e infusiones de “yuyos”. Yuyos recolectados y oraciones aprendidas en un Viernes Santo. Para muchos, eran supersticiones: para otros, veracidades.

Actualmente se gradúan cientos de médicos todos los años, pero… ¿dónde están? En este país hay mucha gente que vive en el “Uruguay profundo”, y no tiene acceso a la medicina, y es una verdadera odisea, en algunos casos, llegar al médico. Ni hablar de casos urgentes y tratamientos que requieren tiempo. Noah Gordon, escribió las novelas “Chamán”, “El médico’’, donde se refiere a la historia de la medicina. En la primera nos cuenta sobre un chamán, en la época de la Guerra de Secesión, en EE.UU., creo en la década de 1860, cuando no se usaba la anestesia, cuando comenzó a usarse el éter para anestesiar al soldado cuando debían cortarle un miembro, en lugar de darle una bebida alcohólica.

En la segunda nos habla de los primeros médicos, árabes y judíos, en España, y sobre la primera operación de apéndice. También se refiere a las discrepancias entre árabes y judíos y a la sabiduría de algunos médicos, que no eran reconocidos.

Son novelas muy interesantes. También Cronin, en todas sus novelas, trata sobre distintos problemas relacionados con enfermedades y médicos.
Creo que actualmente los mapuches y los indígenas del Amazonas, aún usan los servicios de un chamán, personas con una gran sabiduría heredada de sus ancestros. Y no son los únicos, según contaba el sanducero Daniel Vidart, existen en todos los continentes. En un libro titulado “Coca”, hablaba de los chamanes, las hojas de coca, y las ceremonias en las cuales había participado, en distintos continentes. Por otra parte, existe mucha gente que por cualquier pequeña “dolencia” acude al médico, cuando todo se podría solucionar con una hierba o planta adecuada.

La medicina natural sigue siendo muy importante, por más tecnología que haya. Pero claro, hay que conocer cuándo conviene usarla, y cómo usarla. Un conocimiento que muchos ancianos poseen y debemos aprovecharlo.

La Tía Nilda