
La localidad de Cañada del Pueblo, a la que se ingresa en el kilómetro 116 de la ruta 26, celebrará el Nuevo Año disfrutando de la reciente inaugurada ruta de acceso de casi 12 kilómetros de extensión, que permitirá –entre otras cosas– una mejor circulación para sus habitantes en condiciones de mayor seguridad.
La inversión de más de dos millones de dólares incluyó además la recuperación total de la base, aplicación de 71.000 metros cuadrados de tratamiento bituminoso doble, 390 metros de alcantarillas nuevas, 1.500 toneladas de cemento portland para reciclado, 83.000 metros cuadrados de reciclado de pavimentos, 21.000 metros cúbicos de refuerzo general de base, señalización horizontal y vertical nueva, entre otros detalles complementarios como pavimentación de calles internas y mejoramiento del alumbrado en la zona poblada.
En un sentido acto, encabezado por el intendente departamental Nicolás Olivera, a quien acompañaron el secretario general Fermín Farinha, la coordinadora de Descentralización, Gabriela Gómez, el coordinador de la Junta Local de El Eucalipto y Cerro Chato, Leo Moreira, así como los alcaldes de Guichón, Tambores, Piedras Coloradas y Lorenzo Geyres, entre otros, se destacó el derecho conquistado por los vecinos de vivir en mejores condiciones, algo que llevaba décadas de reclamos, según mencionaron.
La vecina Ana Moreira, primera en hacer uso de la palabra, agradeció la iniciativa y compartió las vicisitudes que debían afrontar en el antiguo camino. “Para salir los días de lluvia era horrible. Si salías en vehículo era impresionante, porque tenías que ir prendida a la dirección y si te ibas para la banquina tenías que esperar que te fuera a sacar un tractor. Salir en moto, más que pegarte un golpe, te quedabas también con las ruedas empantanadas de barro, le sacabas el barro o te volvías para atrás, no te quedaba de otra. Ni decir quienes debían hacerlo a pie. Por eso en nombre de todo el pueblo quiero agradecer al señor intendente y a todo su equipo porque cumplió un sueño muy importante para nosotros. Vino, nos escuchó y nos dijo que íbamos a tener bituminización en el pueblo y era algo que no lo podíamos creer porque hicimos tantos pedidos durante años. Estas fueron palabras pero con hechos”, dijo.
MEJOR CALIDAD DE VIDA
En tanto, la coordinadora de Descentralización, Gabriela Gómez, indicó que se trataba de un día especial. “Nosotros sabemos perfectamente lo que han pasado. Conocí Cañada del Pueblo a través de una libreta de Secundaria, porque tenía un alumno hace diez años que era oriundo de acá, yo no conocía el lugar. Me contó que iba a estudiar de un lugar que es difícil de llegar y que por eso faltaba a clases los días de lluvia. Yo me quedé con esa imagen, imaginarme a ese chiquilín con una dura rutina para ir a estudiar. Hace ocho años vine con el hoy intendente Nicolás Olivera, en ese entonces diputado, y pisamos la tierra de Cañada del Pueblo, vimos ese arroyo hermoso donde crece la comunidad y escuchamos los reclamos de los vecinos. Cada vez que veníamos, el reclamo era el mismo ‘no podemos salir, no podemos entrar’. El camino hace la diferencia entre la vida y la muerte, y yo sé que para los vecinos eso tiene un nombre y apellido”, comentó.
“El entonces diputado golpeó puertas pero no se lograba conseguir las obras, sin embargo cumplió con su compromiso de campaña de poder contar con casi 12 kilómetros de bituminización doble acá, y eso hace la diferencia de elegir el lugar donde queremos vivir”, agregó.
“Agradecerles por la confianza de cada uno de ustedes al intendente y su equipo, que es el mayor tesoro y que de la mano del bitumen que tenemos han venido otros derechos que hemos conquistado, como las capacitaciones de UTU y a través de la junta local llevábamos seis estudiantes a El Eucalipto, lo mismo con los cursos de trazabilidad y manejo de drones que estamos haciendo con Desarrollo Rural, con los cursos de arte textil que hay siete vecinas de acá que los terminaron. Vamos a seguir creando ciudadanía. Y ahora sí, ya no habrá excusas para no estudiar, para no ir a la escuela, para que no vengan los profesores, para que no haya una mejor salud. Porque tenemos lo principal, que es el camino de acceso”, enfatizó Gómez.
A su turno, el coordinador de las Juntas Locales de El Eucalipto y Cerro Chato, Leo Moreira, consideró que la ejecución de la obra “es un sueño cumplido”. “Soy hijo de acá, nací, me crié, envejecí en Cañada del Pueblo. Por razones laborales y un poco de traslado me tuve que ir a un pueblo vecino, por lo que esto es un sueño cumplido de tantos que tenemos. Un camino en mal estado como tuvimos por años siempre nos dio problemas, como con la ambulancia que no podía entrar, venía hasta mitad de camino y teníamos que salir en un camión o en lo que se pudiera hasta ella, el ómnibus con los estudiantes que no podía pasar, el que traía el pan o reponedor que nos decían ‘si no llueve voy porque no podemos entrar’. Los reclamos a la UTE cuando se cortaba la luz, que era muy seguido, y nos decían que hasta que no se mejorara el camino no podían entrar a arreglar, entre otros”, recordó.
La obra “es el broche de oro porque mejora sustancialmente la calidad de vida de la gente, en diez minutos nos pone ya en la ruta cuando llegábamos a demorar una hora para salir a la 26”, dijo Moreira.
Por su parte, el intendente Nicolás Olivera reflexionó acerca de la denominación de “gran obra” y ratificó su visión respecto a que éstas no pueden medirse en parámetros exclusivamente económicos, ni siquiera en la cantidad de personas que benefician, sino en su potencial para transformar la realidad, dando respuesta a viejos anhelos de la gente y desandando procesos de resignación. “Las grandes obras son aquellas que saldan cuentas pendientes”, dijo al referirse a los reclamos de los vecinos que ahora vieron materializado su anhelo. El mal estado del camino “limitaba considerablemente la conectividad e impactaba directamente en la cotidianeidad de muchas personas, desde el joven que no podía acceder a un centro educativo un día de lluvia hasta el vecino que se veía imposibilitado de llegar a su lugar de trabajo”.
“Hoy para mí es un día de felicidad, cuando uno completa algo que tiene adentro. A los vecinos esta obra les está permitiendo empezar a soñar por otras cosas. Ojalá que cuando volvamos los planteos sean otros distintos, y para eso hay que estar unidos, tener sentido de pertenencia porque uno no es del lugar donde nace, uno es del lugar donde quiere estar, y para eso hay que dar las mínimas condiciones también. Sentimos que hemos honrado la confianza que se nos dio”, dijo Olivera.
Concluida la oratoria, las autoridades y vecinos cortaron la cinta, dejando oficialmente habilitadas las obras y poniendo punto final a una jornada que incluyó la entrega de una placa de reconocimiento a la familia Victorica, que asistió a los trabajadores que ejecutaron los trabajos, así como un cierre a todo ritmo con Wanco.