
Tras idas y venidas, y luego de una sucesión de reclamos que se han venido formulando ya desde el inicio de su mandato, el gobierno de Javier Milei publicó este lunes el decreto con el detalle de la baja temporal de retenciones para los principales productos que exporta el campo. Se trata de una medida que fue anunciada oficialmente el jueves y que causó sorpresa porque dos días antes el ministro de Economía, Luis Caputo, había afirmado que aún no estaban dadas las condiciones para implementarla, según se destaca en medios de prensa argentinos.
La medida en realidad se enmarca en anuncios que hizo el polémico líder libertario en tanto refiere a transparentar la economía argentina, la que como consecuencia de gobiernos populistas ha padecido desde hace muchos años las consecuencias de una sangría a través de una trama de subsidios para diversidad de áreas, que ha debido sostenerse mediante endeudamiento y una fuerte tributación con apoyo fundamental en las retenciones del agro.
En el caso de la normativa que rebaja las retenciones del sector, se indica en el texto que las nuevas alícuotas de pago de retenciones entraron en vigencia este lunes e impactarán, al menos, hasta el 30 de junio, en los principales cultivos como la soja, que pasará del 33 al 26% y sus derivados que bajarán del 31 al 24,5%.
También se reducen los derechos para la exportación para el trigo (12 a 9,5%), la cebada (12 a 9,5%), el maíz (12 a 9,5%), el girasol (7 a 5,5%) y el sorgo (12 a 9,5%).
Para las economías regionales, las retenciones serán llevadas a cero de forma permanente para productos como azúcar, algodón, cuero bovino, tabaco, foresto industria y arroz.
Específicamente se estableció que “los sujetos que exporten las mercaderías que se encuentren comprendidas en las previsiones de la Ley N° 21.453 y sus modificaciones” deberán liquidar “al menos el 95% de las divisas respecto de esas mercaderías” en un plazo de “hasta quince días hábiles de efectuada la Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE) correspondiente”.
Además, se apuntó que “vencido el plazo al que se refiere el primer párrafo de este artículo o de no cumplimentarse lo previsto en el párrafo anterior, deberá tributarse la alícuota del derecho de exportación que corresponda a la posición arancelaria de que se trate, vigente el día anterior al de la entrada en vigencia de la presente medida”.
El jueves por la tarde, Caputo y el vocero presidencial Manuel Adorni aseguraron que el superávit fiscal daba margen para aplicar esta baja de retenciones de inmediato.
Con esta decisión, el Gobierno busca atender las demandas del campo, que venía reclamando fuerte a través de sus dirigentes y también con los gobernadores de tres de las cuatro principales provincias del sector que se aplicara la baja.
En paralelo, existe también la necesidad por parte del Ejecutivo de estimular la liquidación de divisas en un contexto en el que la administración necesita dólares para aumentar las reservas y mantener vigente su política de sinceramiento cambiario, y ello resulta imposible si no se cuenta con dólares suficientes.
Sin embargo, ya desde el campo consideran que esta no debe ser una medida transitoria. “Este impuesto ha sido históricamente un freno para el desarrollo del sector productivo. No es sostenible pedirle al productor que pague impuestos cuando ni siquiera logra cubrir los costos de producción”, advirtieron los presidentes de CRA, Coninagro, Federación Agraria y Sociedad Rural.
Como sucede en todos los países de la región, la expansión de los monocultivos y la fuerte presencia de empresas multinacionales está creando las condiciones para la formación de nuevos bloques de poder que son los que están orientando las grandes decisiones políticas, según estiman los analistas.
Debe tenerse presente que en el primer semestre 2024 las exportaciones agroindustriales argentinas alcanzaron los 24 mil millones de dólares, de acuerdo con un relevamiento de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), que escanea 20 complejos agroindustriales.
El Monitor de Exportaciones Agroindustriales revela que actualmente las cadenas del sector traen 6 de cada 10 dólares que ingresan al país, lo que no es poca cosa en un país que sobre todo durante los gobiernos kirchneristas tuvo al agro como la principal fuente de ingresos fiscales para sostener sus políticas, al amparo de un proteccionismo a ultranza que marginó al país de las comparativas de precios internacionales hacia lo interno, como forma de sostener el poder adquisitivo. Sin embargo lo único que logró es fundir a los productores y los que no se fundieron, se fueron a producir a países limítrofes, generando riqueza fuera de fronteras, en lo que Uruguay se vio muy beneficiado, junto con Paraguay.
Aún así, Argentina ocupa el primer puesto mundial como exportadora de jugo y aceite de limón y de aceite de soja, el segundo lugar en maní, porotos y yerba; y el tercero, en maíz y harina de soja.
Tras el retorno a cierta normalidad luego de la destrucción total que significó la administración kirchnerista, la cadena de la carne argentina exportó en el primer semestre 1.750 millones de dólares, lo que equivale al 7% del total de las exportaciones agro. Por otra parte, es la 4° cadena generadora de dólares y ocupa el 6° puesto a nivel mundial en el comercio de carne.
De las exportaciones argentinas, el 72% proviene de las cadenas de granos, 13% de economías regionales, 8% carnes, 2% lácteos y 5% otros, en tanto FADA subraya que la presencia de las retenciones ha incrementado aún más “la presión impositiva sobre el sector que exporta”, mientras que el atraso cambiario estuvo provocando “un desincentivo de las ventas externas, ya que se vuelven menos competitivas”.
La correlación cambiaria que ha venido instrumentando el gobierno de Milei, y la flamante rebaja de retenciones, debería obrar en teoría como fuerte impulsor de la inversión y del reciclaje de divisas en la golpeada economía del país vecino, lo que unido a sus enormes riquezas naturales, debería obrar como un terreno fértil para el crecimiento de la producción del agro y de las respectivas cadenas agroindustriales, tras el sinceramiento de la economía.
Pero, estas noticias alentadoras tienen la contrapartida de que el propio Milei es imprevisible, y mucho más aún lo es la Argentina en sí.
Por lo tanto en los hechos se mantiene un factor de riesgo de gran incidencia para los que estén dispuestos a invertir en el mediano y largo plazo, sobre todo porque nada indica que línea puede seguir el próximo gobierno, del signo que sea, y el sentido común aconseja que sería más prudente seguir moviéndose para el corto plazo, que apostar a un futuro de pronóstico tan incierto y peligroso como una ruleta rusa.