
El reciente estreno de la segunda película del personaje de Beetlejuice vuelve a colocar al actor Michael Keaton en el género de la comedia, donde se desenvuelve como los mejores intérpretes cómicos que se pueden ver hoy. Además, como todos saben, de la mano del mismo director de Beetlejuice (Tim Burton) también supo ser el primer Batman de la era moderna, si no contamos con las seriales de la década de los cuarenta y la serie de los sesenta.
Sin embargo, Keaton también ha sabido ser un actor “serio”, con alguna nominación al Oscar por eso y todo. Entonces habría que decir que una película como El plan del asesino, se encuadra bajo ese rótulo. Es, qué duda cabe, una película seria y adulta, en la que el asesino del título sufre de una enfermedad similar al Alzheimer pero que, vaya suerte, avanza mucho más rápido.
Ante esa alerta de que nada se puede hacer, el tipo se pone a organizar su vida cuando aparece el hijo –que no ve hace años– a pedirle ayuda en un caso de, por supuesto, asesinato. Es entonces una carrera contra el tiempo. Con las pocas semanas que le quedan para que su memoria pase a estar peor que la de Joe Biden, se pone a trabajar en el plan del título para salvar a su hijo de terminar en la cárcel de por vida.
Aquí hay que decir otra cosa, Keaton no solamente protagoniza la película sino que aquí debuta como director, y lo hace muy bien. El clima de la historia es el de los actuales neo-noirs, o sea, de los policiales que se inspiran en la serie negra de las décadas del cuarenta y cincuenta. Si bien todo se desarrolla en la actualidad, aquí como en otros ejemplos hay mucho de Chandler, Hammet, Cain o cualquiera de los grandes escritores del género de aquellas épocas doradas. Y El plan del asesino es un ejemplo muy decente. No se va por las ramas, cuenta lo que tiene que contar, nunca aburre y tiene las dosis de acción, romance y vueltas de tuerca necesarias para atrapar a los espectadores de todos los gustos.
Además el tema de la demencia está planteado con una delicadeza y precisión que muchas películas dramáticas dedicadas a lo mismo no tienen. Ni que decir que las actuaciones son excelentes, empezando por Keaton, pero también por todos los personajes secundarios para los que Keaton tuvo el buen gusto de rodearse de gente como Al Pacino o Marcia Gay Harden, aunque también hay que apuntar que otros menos ilustres como James Mardsen, Joanna Kulig o Suzy Nakamura no se quedan atrás en cuanto a calidad y carisma.
Ahora bien, si tantas virtudes tiene El plan del asesino ¿por qué no es un éxito? ¿Por qué llegó aquí directo a las plataformas sin pasar por el cine? Porque es una película modesta, que no puede competir con las superproducciones. Un tipo de cine que, en las salas, ya no se ve.
Si Jurado número 2, dirigida nada menos que por Clint Eastwood y con una trama atrapante, apenas llegó a los cines del mundo para ser quitada rápidamente por la productora Warner, qué se puede esperar para El plan del asesino. Por más buena que sea las salas están vedadas para ella. El público que tan cómodamente la ve en su casa nunca se movería hasta un cine para ver una película así.
¿Eso es algo malo? No. Es un signo de los tiempos. Habría que agradecer que todavía haya gente como Keaton dispuesta a hacer películas así y, por lo menos, poder verlas en la pantalla chica.
Fabio Penas Díaz
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