Indexación o no y hasta dónde, dilema para el nuevo gobierno

Pocos días antes de asumir, el ministro de Economía y Finanzas, Ec. Gabriel Oddone, planteó desindexar los salarios para “apuntar a niveles más bajos de inflación” durante el período de gobierno del Frente Amplio (FA).
Oddone consideró en ese momento que “las inercias pasadas se trasladan” en materia salarial, por lo que, en el marco de un diálogo con el programa En Perspectiva, apuntó a “trabajar con un programa cuidadoso”, algo que “tiene sentido habiendo alcanzado ciertos umbrales de inflación bajos como los que tenemos”.

El secretario de Estado evaluó que para seguir “avanzando y reduciendo, hay que entrar en la discusión. Probablemente no en el universo de trabajadores de menor ingreso, pero en otros sí”, y no descartó aplicarlo en la Ronda de Salarios de este año.
Incluso, manifestó que la idea es dialogar con el ministro de Trabajo, Juan Castillo, para conversar “las pautas salariales que van a estar arriba de la mesa desde junio”, aunque aclaró: “No nos hemos sentado todavía, tenemos una agenda intensa de emergencias”.
Oddone asimismo consideró que para “generar un ambiente para la formación de precios menos inercial”, se debe finalizar con las indexaciones desde el sector público.

“Está lleno de contratos en el sector público con el privado donde existen indexaciones de precios de la mano de obra, de algunos componentes de los costos y del tipo de cambio. El Estado tiene que no ser el garante de que ese nivel de precios se sostiene a largo plazo, cualquiera sea la circunstancia”, sostuvo el titular del MEF, postulando que “la gestión del riesgo de cambio de precios relativo tiene que estar cada vez más en manos del sector privado”. “Esto es clave para avanzar en un proceso de desinflación. Si no, el riesgo es que algunos precios se sigan formando bajo una vieja inercia y provoque desajuste de precios relativos que pueden afectar la competitividad”, advirtió Oddone.

Los aspectos mencionados por Oddone no son naturalmente una novedad en la economía, sino que es sin dudas uno de los mayores desafíos que enfrenta el secretario de Estado ya desde el día de su asunción, por cuanto si bien durante el último año la inflación de ha mantenido en el rango meta del Banco Central del Uruguay, la eventualidad de que se pauten acuerdos salariales que en algunos sectores superen abiertamente la evolución de la inflación, puede ser un factor distorsionante para sostener planchado en la medida de lo posible el índice de precios al consumo en nuestro país.
Estos argumentos de Oddone fueron a su vez relativizados y en buena medida cuestionados por el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, quien se mostró en desacuerdo con el ministro por sus dichos sobre la desindexación de salarios, que también fueron cuestionados por el Pit Cnt.
“Oddone hizo una propuesta, un planteo, yo diría de carácter personal. Yo no comparto la desindexación de salarios. La propuesta que va a llevar adelante el Poder Ejecutivo va a ser la defensa del poder de compra de los salarios, que es lo importante y relevante. Más en un momento en el que tenemos inflación baja”, dijo el senador del Movimiento de Participación Popular en rueda de prensa.

Es claro que el tema salarial no es un parámetro que puede tomarse aislado, sino que tiene una repercusión directa a indirecta sobre el tramado de la economía, tanto en el sector privado como público, porque la riqueza no se genera espontáneamente, sino que deben tenerse presentes factores internos y externos que inciden sobre la economía, donde una inflación alta siempre termina perjudicando a los sectores de ingresos fijos y a la vez pone en jaque el desenvolvimiento de las empresas, que son las que generan fuentes de empleo en sus emprendimientos de riesgo.

Ergo, una “gran” jugada para la tribuna de aumento contundente de salarios, termina arrojando la pérdida de poder de compra, y afecta negativamente a quienes se dice beneficiar, incluso por la posibilidad de pérdida de puestos laborales ante los mayores costos salariales.
Un reciente análisis de la consultora PWC para el diario El País contribuye a arrojar luz sobre cómo funcionan los delicados equilibrios en una economía, y al respecto indica que el concepto de desindexar es quitar el ajuste de un precio o contrato por un índice y sustituirlo por otro tipo de ajuste, y que más allá del presente, debe tenerse en cuenta el factor inercial, porque cuando hay tendencias como la actual en que la inflación tiende a enlentecerse, siguen vigentes mecanismos de ajuste que sigue propagando incrementos de precios o contratos (entre ellos los salarios) que siguen creciendo a un ritmo superior, aún cuando la causa inicial de los incrementos se debilitó.

Es decir, la inercia en la economía indexada obraría como el volante de un motor, que tiende a mantener el ritmo de marcha, y por lo tanto alimentado la inflación mediante incrementos por sobre la tendencia inflacionaria, acentuando este factor de desequilibrio. El planteo de Oddone apuntaría a que el eventual cambio de la desindexación se haga en base a la inflación esperada para el período a considerar y no con memoria hacia atrás, para salir de la figura del perro que gira para intentar morderse la cola, y con ello echar leña al fuego de la inflación.
El punto es que la inflación se vuelve más persistente en tanto haya precios que se indexan hacia atrás, y ello explica que haya una inflación crónica, de base, por debajo de la cual es muy difícil llegar con algún grado de sustentabilidad.

En este análisis a partir del desenvolvimiento de la economía en la relación causa – efecto nos encontramos además con urgencias que tienden a incorporar factores distorsionantes, porque en la escala salarial y el escenario social existen ingresos mínimos –los denominados veinticinco mil pesistas– que por supuesto están por debajo del costo de vida, lo que comprende del 22 al 25 por ciento de toda la mano de obra. Ello da la pauta de que se espera que se achate de una u otra forma la pirámide salarial para atender a los de más abajo sin afectar de manera distorsionante la economía de las empresas y con ello al Estado, que subsiste de lo que aporta el sector privado. En esta dicotomía sobre los salarios se encuentra la postura del Pit Cnt, que sigue jugando para la tribuna y reclamando a rajatabla reajustes salariales como sea, sin mencionar de donde van a salir los recursos, ese volumen de dinero extra que se va a necesitar, y por otro lado Oddone y su equipo económico, que tienen a su cargo ponderar debidamente las escasas opciones y margen de maniobra con que se cuenta, en un país caro, que día a día pierde competitividad y que depende en grado sumo de las exportaciones para reciclar riqueza dentro de fronteras.

Para resolver estas contradicciones en la economía, hasta ahora no hay recetas infalibles desde ninguna ideología, por lo que es de esperar que aquellos a los que el presidente Yamandú Orsi ha delegado la responsabilidad de la conducción económica, tengan la lucidez que se requiere y cuenten con el respaldo político imprescindible para hacer lo que saben que tienen que hacer, para que no primen los voluntarismos y los lobbies, –entre ellos los sindicatos de los empleados estatales– que han sido factor determinante para que lleguemos a la situación en que estamos desde hace ya muchos años.