Solicitada: Para que no vuelva a suceder

Espero que esto que le sucedió a mi hijo sirva positivamente para que no vuelva a suceder.

Él tiene discapacidad visual, por lo que solicitó un perro de asistencia a una fundación “NN”.

Después de completar la solicitud, lo llamaron para cumplir determinadas pruebas y así confirmar que estaba apto para obtener un perro guía o de asistencia.

Practicó con dos, uno muy concentrado, maduro y calmo y otro distraído, inquieto e inmaduro. Para realizar las prácticas debía viajar casi 400 kilómetros de ida y 400 kilómetros de vuelta, pero este fiel amigo iba a pasar a ser sus ojos y su seguridad para caminar, lo cual nos dejaba tranquilos porque vivimos en calles muy transitadas y Lucio (mi hijo) había sido atropellado en dos oportunidades por conductores imprudentes que se dieron a la fuga (felizmente no tuvo lesiones graves). Por tanto, los gastos de dinero y energía, indudablemente, valían la pena.

Pasaron los meses y llegó el día en que le avisaron que había un perro para él; le informaron que tenía determinada dieta especial, una comida muy costosa, por problemas de salud y querían saber si Lucio estaba capacitado y de acuerdo en mantener esas condiciones, luego de consultarlo conmigo y su hermana, quienes le dimos nuestro apoyo confesó: “Yo no dudé cuando me dijeron que el perro estaba con problemas porque pensé, estoy todo roto y vos me aceptaste así, cómo no voy a aceptarlo por ese problema”.

A las pocas semanas comenzaron el acople Chamán y Lucio. Fue una enorme alegría recibirlo y una gran sorpresa ver todo lo que este nuevo y fiel amigo era capaz de hacer por Lucio.

El tiempo pasó, la salud de Lucio comenzó a complicarse un poco más (es diabético insulino dependiente) hace unas semanas padeció un ACV que le dejó secuelas motrices, camina con dificultad y su brazo izquierdo está un poco desobediente, esto llevó a que desde ese día a la fecha Lucio no pueda salir solo a la calle. Seguramente se rehabilite, pero con la pandemia todo se tarda más.

Exactamente a la semana de su ACV lo llamó la instructora de la fundación, como habitualmente lo hacía por el seguimiento a los perros. Mi hijo le contó por lo que estaba pasando, el ACV y las secuelas, a lo que ella le contestó que se lo comunicaría a su supervisora, ya que si el perro no está saliendo a la calle debería volver a la escuela, rehabilitarse y pasar a otro usuario.

No conforme con esto, a la semana siguiente lo llamó la supervisora para confirmarle la decisión. Le daban una semana y si Chamán seguía sin salir a la calle volvería a la escuela. Lucio le explicó que comenzaba la rehabilitación y le solicitó más tiempo, ya que nadie recupera las habilidades motrices afectadas por un ACV en sólo una semana. ¡Le otorgaron 15 días!

Como madre, en cuanto Lucio me comentó de la llamada pensé: “¿¡cómo pueden dar una noticia así a alguien que acaba de sufrir un ACV y no saben hasta dónde está afectado emocionalmente!? ¿Cómo no buscan comunicarse con un familiar? Ya sea su padre o yo misma.

Desesperada hablé con mi familia quien me dio las palabras exactas para dar cierre al tema: “Chamán fue su compañero en una etapa de su vida donde ambos marchaban más rápido, paseaban, etcétera. Lucio ahora está en una etapa más calma, que no le exige nada, solo disfrutar de las cosas de la vida que tiene en su entorno, sin ir más lejos. Chamán necesita algo que ahora Lucio no le puede dar, salir, recorrer, caminar, pasear”.

Siempre les repito a mis hijos: “El amor libera y el apego ata”. Es decir, si él ama a Chamán tiene que dejarlo libre para que sea feliz aunque esto implique que sea junto a otro usuario.

Considero sumamente importante que si a un joven, en nuestro caso de 28 años, a quien sorpresivamente le dio un ACV y le dejó secuelas, es más que obvio que recibir una noticia semejante a los pocos días no es muy alentador, podrían fácilmente –y coherentemente– haberse comunicado con nosotros, uno de los familiares, que ya hemos tenido contacto con funcionarios de la fundación para poder darle la noticia, haciéndole sentirse acompañado en tan difícil momento.

Otro punto importantísimo es agradecer a mi familia, amigos, conocidos, colaboradores, veterinario, pizzero, conocidos y no tanto, que nos han apoyado y apuntalado en toda esta transición.

Un agradecimiento aún mayor a Chamán por toda la ayuda que le dio a Lucio, por los momentos de risas, de enojo cuando le robaba las pantuflas, por la asistencia que dio, pero sobre todas las cosas por el amor incondicional que tantos recuerdos increíbles dejó en la vida de Lucio.

Cierro esta carta con una anécdota que describe lo que les hablo: Cuando fuimos a emergencias por el ACV, Lucio debía quedar internado ya que podía repetir su cuadro de salud. El neurólogo le dijo que lo tenía que tener vigilado, le dijo: “Si te vas y te da un infarto fulminante puede ser fatal”, entonces Lucio contestó: “Te firmo el alta voluntaria, si voy a morir, que sea junto a mi perro”.

Agradezco al doctor por su respeto y comprensión.

Aclaro que tengo totalmente claro que están legalmente aptos para retirarle el perro a mi hijo Lucio, no tenemos ni una duda de eso. Sí de que hubiesen podido tener un poco más de empatía al momento de dar la noticia.

María, Mamá de Lucio