Presentaron exitosa combinación de la cría vacuna y lanar sobre un campo de basalto en Paysandú

“Cuando lo que se viene haciendo está bien, no se cambia” o “no se precisan grandes cosas cuando la rentabilidad es buena con sencillez”, son frases que no pasaron inadvertidas durante la jornada realizada el pasado martes en estancia El Ancla de Marianela Merello, establecimiento ubicado a 40 kilómetros de Guichón, sobre ruta 4.
Enmarcada en el “Proyecto de relevamiento y difusión de mejoras en la cría de vacunos de carne”, la actividad, que contó con casi un centenar de productores, técnicos y estudiantes de centros educativos agrarios, fue llevada adelante por los técnicos del Instituto Plan Agropecuario, ingenieros agrónomos Esteban Montes y Juan Andrés Moreira, acompañados por el ingeniero agrónomo Marcelo Grattarola, técnico del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y la propia Merello.
La producción de El Ancla funciona sobre una superficie explotada de 1.001 hectáreas, de las que 600 son en propiedad y 400 arrendadas. Presenta un Índice Coneat promedio de 71, del que 72% es de suelos superficiales y 28%, de suelos profundos.
El sistema productivo es con ganadería mixta de vacunos y lanares, que presenta una relación lanar-vacuno de cinco lanares y un vacuno. Estos son de la raza Hereford y se destaca la cría, con venta de terneros machos al destete, vacas gordas y excedente de vaquillonas sobreaño. En cuanto a los lanares, son de la raza Ideal y enfatizan la producción de lana fina, cría y recría, venta de carneros, corderos pesados (capitalizados fuera del predio) y ovejas.
En cuanto al manejo de la cría y su reposición, se trabaja con un rodeo al entore de 250 vacas, una superficie de pastoreo de 1.000 hectáreas (índice vacas de cría por hectárea de pastoreo 0,25 cabezas) y una edad al primer servicio de 24 meses.
Merello explicó a EL TELEGRAFO que el rodeo “está calculado para el campo en función de la dotación total del establecimiento con lanares y previendo los años normales de pasturas. La dotación es regulada en función del tipo de campo, considerando que el 70% son suelos superficiales y solo un 28% profundos (campos de costa del Queguay)”. Y de acuerdo con el seguimiento satelital, la capacidad de carga es de 0,77 unidades ganaderas por hectárea.
La fecha de servicio en el establecimiento sanducero es desde el 10 de noviembre hasta el 28 de febrero. La razón esgrimida por la productora fue “por ‘tradición’ del establecimiento, por la producción forrajera. Desde agosto, estos campos ‘se mueven’ y es un buen momento para empezar a parir”.
En cuanto a las estrategias de manejo para el rodeo de cría, se efectuaron observaciones clave. Se destaca “la condición corporal de cada vaca, las zonas del campo (la costa y la zona alta)”.
El manejo de la recría de hembras se realiza desde el destete. Las más livianas son clasificadas por peso pasando a ser manejadas sobre verdeo de raigrás, al igual que en su segundo invierno previo al entore. En el invierno, el manejo de las dos generaciones de recría con fardos (avena o sorgo) y sales proteinadas en latones a campo natural.
El primer servicio se desarrolla con vientres de dos años, es decir, aproximadamente el 25% del rodeo. Se entoran desde el 10 de noviembre, con un peso de unos 330-380 kilos. El entore se realiza separadas del resto del rodeo sobre campo natural. Los toros elegidos para esta categoría deben trasmitir la facilidad de partos.
Con respecto a las vacas de primera cría o segundo entore, luego del diagnóstico, el manejo es junto al resto del rodeo en los campos de la costa. Previo al parto, las de bajo estado sobre verdeo de raigrás con roborantes.
Vacas de segundo parto o tercer entore y adultas se ubican en un solo rodeo, pero teniendo en cuenta la condición corporal. En tanto la vaca con bajo estado es llevada a verdeo de raigrás. Se aclaró que los rodeos paridos son manejados con encierres durante la noche, hasta dos veces por semana. También se lleva a cabo un control de amamantamiento. A partir de la mitad de entore, desde febrero, los terneros más grandes (nacidos julio-agosto), siguen entablillados definitivamente. La revisación de toros se efectúa previo al entore por un veterinario. Estos son alimentados en invierno a campo natural con fardos y racionados con sorgo, latones de bloques proteicos. Se los cuida especialmente durante ese período. La proporción de toros utilizados es de 3%.
MEDIDAS SANITARIAS
En cuanto a las medidas sanitarias que se aplican en el establecimiento, se encuentran las reproductivas. Se controla el rodeo de vacas y de toros contra Leptospirosis (Lepto 8). Primo-vacunación de Clostridiosis se realiza cuando se pone la tablilla. La segunda dosis se aplica cuando se saca junto a los adultos, una vez por año. Además, se aplica saguaypicida y lombricida en rodeos adultos, a la entrada de primavera. A las recrías, lo más frecuente es con Ivermectinas y Closantel.
Durante el invierno, se suplementa con sales con proteína en latones. Precisamente las sales minerales son fosforadas y se brindan al ganado durante la primavera-verano.
MANEJO DEL CAMPO NATURAL
Una de las claves para el éxito del sistema utilizado por Marianela Merello es promover la respuesta de los potreros según el ambiente (bajo-alto). Para eso, posee campos en las costas del Queguay, para mayor utilización durante el verano-otoño hasta entrado el invierno.
La productora aclaró que aproximadamente desde agosto hasta mitad de primavera la costa está “cerrada”, mientras transcurre la parición en los campos altos. A medida que van pariendo, nuevamente son “bajados” a la costa, donde el crecimiento forrajero es importante y de calidad. Con respecto al manejo de lanares, al igual que los vacunos, también son manejados durante la parición en los campos más altos del establecimiento, en coincidencia con las pariciones.