Cuando el modelo choca con la Tercera Edad

(Por Horacio R. Brum) El martes 27 de junio, Mauricio Macri llegó a Santiago de Chile, intercambió abrazos y firmas con la presidenta Michelle Bachelet y se fue sin hacer mucho ruido en los medios de comunicación. Tal vez se debió a que en estos días, aparte de la Copa de las Confederaciones de fútbol, hay una abundancia de noticias nacionales para la discusión, desde el arranque de las campañas para las elecciones presidenciales hasta el aumento de los inmigrantes y los tropiezos del proyecto de la ley de educación. Entre la variedad de ofertas de temas polémicos, el libro “Desiguales”, editado por la delegación en Chile del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), abrió nuevos caminos de discusión sobre los efectos del sistema económico heredado de la dictadura de Pinochet.
“Desiguales. Orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile” (www.desiguales.org) es un estudio realizado por un numeroso equipo de especialistas en economía y sociología, que analiza por qué este país, un líder de América Latina en los indicadores económicos, se incluye entre los más atrasados en términos de distribución del ingreso e igualdad social. Entre las conclusiones y comentarios se menciona otro problema que preocupa a los chilenos: las bajas pensiones que provee el sistema privado de jubilaciones (similar a las AFAP uruguayas, pero el único existente en este país, porque el gobierno militar eliminó el sistema público).
Según los expertos del PNUD, “a la desigualdad que se origina en los bajos salarios se suma la que produce un sistema de pensiones que no provee los medios de vida requeridos para la vejez. El problema de las bajas pensiones genera una marcada sensación de inseguridad, que es más aguda en los estratos bajos. Esta inseguridad es incluso mayor en las mujeres, un resultado consistente con la menor cobertura y los menores montos de las pensiones que reciben”.
Los jubilados chilenos son alrededor de 1.600.000; este invierno, 1.100.000 de ellos recibió el bono único de 88 dólares, unos 2.300 pesos uruguayos, que el gobierno distribuye a todos los pensionados que ganan el equivalente a 6.200 pesos, para ayudarles a cubrir gastos extra propios de la estación, como el mayor consumo de combustible o electricidad para calefacción. En un país donde para vivir confortablemente pero sin lujos una persona sola necesita por lo menos 1.000 dólares (27.000 pesos uruguayos), sin contar el alquiler, ese dato indica que la mayor parte de los jubilados son pobres o están al borde de la pobreza. Otro estudio, hecho por la Fundación Sol, que promueve el mejoramiento de la calidad del trabajo y el bienestar de los trabajadores, dice que el 90,7% de los jubilados reciben de las empresas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) privadas jubilaciones de menos de 220 dólares, por lo cual esos adultos mayores están condenados a la precariedad económica. Las AFP, sin embargo, están entre las empresas más rentables del país y las seis que controlan el mercado se repartieron el año pasado 900 millones de dólares. Las jubilaciones entregadas por las AFP chilenas no tienen aumentos anuales para compensar la inflación; como los ahorros de la gente son invertidos por las empresas principalmente en acciones y otros instrumentos de renta variable, basta que haya un descalabro de la economía local o mundial para que un jubilado vea reducido su ingreso a la mitad o menos y la pensión puede subir o bajar de un mes a otro. Por otra parte, el sistema está diseñado sobre la base de las probabilidades estadísticas de vida de los habitantes del país, lo cual quiere decir que si el jubilado supera los 81 años, en el caso de las mujeres, o 75 para los hombres, corre el riesgo de quedarse sin fondos.
Este panorama determina que por lo menos uno de cada tres adultos mayores siga trabajando más allá de la edad jubilatoria (60 años para las mujeres y 65 para los hombres) y compongan la tercera parte del mercado laboral, por lo general como mano de obra barata. Aunque las AFP y otros sectores con intereses comprometidos en el negocio, que están presionando por el aumento de la edad de jubilación a 67 años, presentan este hecho como una indicación de que los adultos mayores quieren seguir manteniéndose activos, las encuestas indican que por lo menos cuatro de cada diez trabajan por necesidad.
Chile ya ha superado a Uruguay, que solía encabezar la tabla latinoamericana, en el ritmo de envejecimiento de la población; 15% de los habitantes tiene más de 60 años y para 2030 los adultos mayores superarán en número a la generación nacida entre 1981 y 2000. Además, uno de cada tres hogares está encabezado por una persona mayor de 60 años y de cada cinco adultos de esa edad o más, dos viven en lo que las autoridades han definido como pobreza multidimensional, con indicadores como mala calidad de la vivienda y dificultades económicas para comprar la alimentación básica o los medicamentos. Si bien hay una preocupación del gobierno, tanto en el ámbito nacional como en el municipal, por mejorar la atención a la tercera edad, lo cierto es que recién en 2003 se creó el Servicio Nacional del Adulto Mayor y en 2004 se fijó el 1º de octubre como el Día del Adulto Mayor. En cuanto a las jubilaciones, existe un complemento monetario que entrega el Estado a quienes no alcanzan a ganar 450 dólares y una pensión de vejez para quienes no tienen ningún ingreso, de aproximadamente 152 dólares, unos 4.100 pesos uruguayos. Al ser el sistema jubilatorio totalmente privado, no es posible vincularlo a beneficios del tipo de créditos con bajo interés, ni entregar aumentos en forma predecible y regular.
Hace alguna semanas, este corresponsal consultó a una asesora previsional para ver cómo podría mejorar su jubilación del sistema privado chileno, que cuando cumpla los 65 años será de poco más de 300 dólares. La recomendación fue de aumentar el aporte mensual durante los próximos cuatro años, en lo que se conoce como Ahorro Previsional Voluntario. Para llegar a los 350 dólares de haber jubilatorio, tendría que entregar cada mes a la AFP 358 dólares…