“Sentí las explosiones desde mi casa y eso que vivo a 21 kilómetros de donde buscan petróleo”

El productor Carlos Artía Almirón, cuyo establecimiento se ubica 19 kilómetros al norte del mojón 134 de ruta 26, comentó a EL TELEGRAFO, con respecto a las explosiones que se escucharon semanas atrás en una vasta zona, que las sintió desde su casa “y eso que estoy a 21 kilómetros en línea recta”.
Para graficar lo que vivió hace años, puntualizó que cuando colocaron “la energía eléctrica hace varios años –fueron 200 kilómetros–, oportunidad en la que nos juntamos 66 productores para poder hacerlo, desde el Batallón de Durazno venían con la dinamita para poder hacer los pozos y había un control”.
“Ahora hubo varias explosiones, que se sintieron a 20 kilómetros, y nadie sabe nada”, subrayó especialmente molesto. Recordó que en plena seca y cuando los animales se morían de sed, “hicimos tres perforaciones con la empresa Pereira de Salto. Licitamos 100 metros para ver cuántos pozos podríamos hacer. Hicimos tres pozos, uno de 35 metros, otro de 32 y el otro, en la zona de Zeballos”.
“Con esta empresa, perforamos la misma cuchilla donde esta gente dice buscar petróleo y gas. Ahora viene una petrolera que dice que perfora 800 metros y no pudieron con la piedr”.
Agregó que “cuando hicieron las pruebas en esta zona para ver dónde se instalarían, andaban tres camiones inmensos y un cuarto al que se unían mediante cables y le pasaban toda la información”. “No los dejé ingresar a mi campo y tuvieron que rodear el establecimiento para poder continuar. Esos cables, que los tengo en mi casa, tienen grabada la palabra Antel. Entonces, me pregunto: una empresa australiana –y no de Estados Unidos como decían– ¿viene a hacer a Uruguay un trabajo con cables de Antel? Nosotros no tenemos señal acá en el campo y a esta gente le daban los cables”, reitera sin ocultar su malestar. Y agrega: “Hasta los carteles de Pare que ponían en los caminos vecinales tenían el nombre de Antel”.
CAMINERÍA
Otro problema que le preocupa a Carlos Artía es la actitud de la Intendencia, que paró los trabajos que hacía la alcaldía de Quebracho en ese camino por no estar en su jurisdicción y cuando vino la de Tambores, la mandaron a seguir en otra zona que no es de su jurisdicción.
Al alcalde de Quebracho, Mario Bandera, “le solicité que venga a ver el camino que desde el kilómetro 134 de ruta 26, se dirige al norte y llega hasta el límite con el departamento de Salto, en una extensión de 19 kilómetros”.
Acotó que “los vecinos que utilizamos ese camino estamos todos al día con los impuestos y nos preguntamos qué hacer, por ejemplo, a mediados de julio, cuando tenemos que esquilar y no sabemos cómo vamos a hacer para que el camión ingrese a los establecimientos, debido al mal estado del camino y si el tiempo sigue así”.
Pero no es solo la esquila: “¿cómo hago para embarcar los capones y el ganado? Pero fundamentalmente para cumplir con los vencimientos de los impuestos y proyectarme hacia el futuro”.
Bandera se comprometió con Artía “y los vecinos compramos hace más de un año todos los caños para que la Intendencia pudiera hacer un camino como la gente”. Recordó que él mismo los acarreó al comprarle a una empresa local, en una inversión de alrededor de U$S 7.000 “y el hombre se puso a trabajar”, puntualizó sobre Bandera.
Pero al parecer un llamado desde la Junta Departamental de Paysandú a Mario Bandera paró el trabajo, por entenderse que estaba fuera de su jurisdicción. El productor sanducero aclaró que “pararon ese camino porque dijeron que vendría plata del gobierno central y que la Junta de Tambores era la responsable de hacerlo”.
Pasó un tiempo de ese hecho “y vinieron los de Tambores, que trabajaron hasta diciembre, a otro tranco y a otro ritmo; nada que ver con la gente de Quebracho”, aclaró. En diciembre dejaron por la licencia “y a partir de ahí, no vinieron más hasta abril, cuando le mandé un mensaje al alcalde de Tambores, Ricardo Soares de Lima, para saber qué había sucedido y por qué nos habían abandonado”.
“El hombre (Soares de Lima) me dijo que no tenía gasoil ni cubiertas y tampoco esto y lo otro. Se vino hasta la estancia, porque no le gustaron las palabras que le puse y me dijo que la coordinadora de Descentralización de la Intendencia de Paysandú le había dicho que hiciera el camino desde Cuchilla del Fuego hacia la ruta 26”.
Subiendo la temperatura a medida que recuerda la sucedido, Artía señaló que cuando le preguntó si eso no era de la jurisdicción de Guichón, le explicó que sí. “¿Entonces, en qué quedamos?”, se pregunta. “Al alcalde de Quebracho le hicieron problema por venir a mi zona y le mandan al de Tambores a abandonarnos y a trabajar en otro camino que no es de su jurisdicción”.
“Entonces uno se da cuenta de que la política la hacen un chicle para cualquier lado. No sentí a nadie quejarse en la Junta Departamental de que la gente de Tambores abandonaba un camino que estaban comprometidos a arreglarlo –los caños hace un año están tirados en el camino– y que de 20 se colocaron ocho y se fueron a otro camino por orden de Geninazza, de acuerdo con lo que indicó Soares de Lima”, expresó el productor.