Iglesias evangélicas también cuestionan la guía de educación sexual para Primaria

Las iglesias evangélicas del Uruguay hicieron llegar al Codicen-ANEP un documento en el que plantean sus reparos y piden corregir el contenido de la guía sexual que se propone en Educación Primaria, siguiendo así a una postura similar que había transmitido la Iglesia Católica.
El CREU (Consejo de Representatividad Evangélica del Uruguay) es integrado por más de 50 instituciones evangélicas de Uruguay, que nuclean más de 1.000 congregaciones activas, en las que participan activamente más de 120.000 personas y está en los 19 departamentos, incluyendo las Iglesias Evangélicas Unidas de Paysandú.
Con respecto al principio de laicidad en la educación, CREU indica que considera que esta guía “es una amenaza a dicho principio y entendemos que la educación sexual en el aula de la escuela debe ser libre de ideologías y cualquier otra perspectiva subjetiva u orientación particular. Entendemos que esta debe estar fundamentada en el rigor científico en el aula y toda subjetividad proveniente de usos y costumbres, tradiciones y credos ha de circunscribirse al ámbito de la familia, en el ejercicio pleno de la patria potestad de los progenitores o tutores responsables, tal como garantiza la Constitución de la República”.
Agrega que “vemos con preocupación que los docentes desempeñen su rol en el área de la sexualidad, en la formación de niños y adolescentes (extraedad en Primaria) con una herramienta cargada de contenidos controversiales y subjetivos, alejados del rigor científico”.
“Históricamente y bajo el amparo de la Constitución de la República, como comunidad evangélica, hemos experimentado el respeto a nuestra cosmovisión que sigue, ni más ni menos, el modelo natural y biológico, lo que vemos en claro peligro frente a expresiones antagónicas y contradictorias como las expresadas en la página 13: ‘Los roles de género dependen del contexto e incorporan variables en su construcción: edad, clase o etnia. Es importante desnaturalizar los constructos culturales vinculados con los roles de género y que la escuela se cuestione como agente de reproducción de modelos existentes’”.
“Estas expresiones, que son tomadas –según la cita al pie– de página del propio Programa de Educación Inicial y Primaria, en primer lugar, no reflejan la realidad; en la cosmovisión cristiana y en otras cosmovisiones, los roles de género son transversales a las etnias, edad o clase y el modelo familiar heterosexual es el mismo, no solo históricamente, sino en todos los marcos culturales en los que está inmersa en la geografía global”, acota.
“En segundo lugar, consideramos agraviante, peligroso y que linda en lo anticonstitucional –si no lo es de plano– asumir para sí el papel de la escuela pública como el ámbito para ‘desnaturalizar los constructos culturales vinculados con roles de género’, cuando estos constructos son prerrogativa del marco familiar por definición constitucional”, señala. Además, “‘La propuesta’ presenta la Sexualidad y la Diversidad bajo una clara perspectiva ideológica marcando una tendencia al docente, sesgada y no pluralista, descartando otros marcos referenciales y cosmovisiones sobre el tema que son tácitamente rechazados y discriminados por esta forma de enseñanza, a pesar de ser muy presentes en la sociedad uruguaya como conjunto. Si bien no rechazamos la enseñanza de la sexualidad en centros de estudios, consideramos que el enfoque y marco referencial subjetivo con el que se realice el abordaje de la sexualidad debe necesariamente estar reservado al seno familiar, a los padres o quienes tengan el ejercicio de la patria potestad, bajo el amparo de los derechos y deberes que acuerda nuestra Constitución claramente en su artículo 411”. (Más información en edición impresa).