Sanduceros en la Florida aguardan por el huracán Irma

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Tras su pasaje por Cuba, el huracán Irma recuperó su categoría máxima (5) y mantiene su desplazamiento hacia el estado sureño de Florida, Estados Unidos. La alarma, principalmente en Miami, continúa activa y con más urgencia que antes. Durante la jornada de hoy, se pronostica que la llegada de Irma tenga un potencial destructivo incalculable. Los peores escenarios apuntan a inundaciones terrestres de hasta cuatro metros por desbordamiento del mar, informan las cadenas internacionales.

En tal sentido, EL TELEGRAFO continuó estableciendo contacto con sanduceros radicados en dichas tierras los que manifestaron estar preocupados por lo que pueda pasar. Sergio Manisse vive en la zona de Coral Gables y junto a su exesposa y los dos hijos de ambos, de 16 y 18 años, esperan la llegada de la tormenta. “Estamos tranquilos con la casa sellada completamente. He pasado muchos huracanes desde que estoy por acá. El más grande hasta ahora fue Andrew en 1992 que destruyó el sur de Miami y lo aplanó”, comentó.

En la noche del viernes, el clima en Miami estaba calmo. “Hace calor pero está muy calmo. Típico de antes que llegue un animal de éstos”, dijo haciendo referencia al huracán. En tanto, aclaró que no salieron de Miami porque sus hijos “no quisieron dejar a los dos perros y dos gatos que tenemos y no podíamos llevarlos”.

Francisco Martínez Haedo, de 42 años, estaba yendo hacia Orlando cuando se entabló la comunicación, pasado el mediodía de la víspera. “Voy en viaje disparando de Irma”, dijo en un escueto mensaje. Luego, retomó el contacto y expresó que el miedo es general.

“Lo que te puedo contar es que nadie conoce la magnitud del peligro que trae esta tormenta. Nadie tiene idea y eso es lo que me asusta, ya que la negligencia se paga con la vida y no es una simple tormenta fuerte. Para que tengan una idea sería como lo que pasó en Dolores (Soriano) pero no por un rato, sino horas de vientos huracanados de más de 250 kilómetros por hora”, indicó.

En tanto, otro sanducero, Martín Labaca, contó que decidió quedarse en su casa en Miami y esperar lo que pase. “Intentar salir (hacia otro punto del estado) también es una locura porque la autopista tiene hasta ocho horas de embotellamiento. Es una locura”, dijo. Asimismo, detalló que se encargó puntualmente de cerrar ventanas y puertas de su casa para evitar la rotura de vidrios y demás.