Jornada de pasturas exhibió investigación de 17 años en la Facultad de Agronomía

 

En estos 17 años de investigación, se ha avanzado “bastante en el conocimiento de las pasturas”, en las especies y en mezclas, en el uso de las diferentes intensidades de pastoreo y sus respuesta, “tanto del punto de vista de la producción de forraje como la respuesta del producto animal, que es el objetivo final de los sistemas de producción”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Pablo Boggiano.
El hoy director de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, integra, junto con el ingeniero agrónomo Ramiro Zanoniani, el equipo que desde hace 17 años realiza las tradicionales jornadas de pasturas en Facultad de Agronomía en Paysandú, que el jueves contó con una buena participación de productores, técnicos y estudiantes.
En el 2000, se inició el trabajo junto al ingeniero agrónomo Ramiro Zanoniani, “con lo que teníamos en el área de pasturas sembradas, que eran experimentos, en su mayoría en bajo corte”, explica el investigador, aclarando que, en algunos, “los animales entraban como acondicionador de la pastura y no era la medición en la respuesta animal el objetivo”.
Explicó que “después se fue evolucionando en introducir al animal como parte de la respuesta y transitamos el estudio de verdeos anuales con mezclas de leguminosas, con trabajos muy interesantes en verdeos de verano”.
Hoy se cuenta con una serie de experimentos, “ya con una madurez, tanto en información generada como en conocimiento digerido y producido, que nos permite analizar, no solamente la respuesta a nivel de las pasturas y de la respuesta animal, sino que ya estamos incursionando en la respuesta sobre el sistema como un todo”.
Al igual que en la rotación de cultivos, se desarrolla la rotación de pasturas y cultivos forrajeros, en función de las intensidades de uso, “el tipo de mezclas que usamos o incluso el agregado de nutrientes como los experimentos presentados con diferentes agregados de nitrógeno”.
Boggiano recordó que en el área de campo natural “se tenía como base los conocimientos desarrollados en los experimentos del ingeniero agrónomo Juan Carlos Millot, que pusieron luz, en términos de la respuesta de los campos en la frecuencia de pastoreo –períodos de descanso–, tanto en cambios de la composición botánica como en la producción”.
Posteriormente, se incursionó en el estudio de “la relación de intensidad de pastoreo y respuesta al nitrógeno, que también nos abrió una ventana nueva de potenciales de producción en campo natural”.
Y desde hace cuatro años “tomamos los mejores resultados, tanto de aquellos experimentos de frecuencia, como las combinaciones de nitrógeno e intensidad y montamos un nuevo experimento en donde estamos evaluando ahora parte de la respuesta animal. Pusimos a correr el nitrógeno en campo natural solo, manejado y los mejoramientos con leguminosas y fertilización fosfatada”.
En este camino recorrido, se aprendió que apurar la producción del campo a través de agregarle nitrógeno en dosis altas “muchas veces lleva a un incremento en el enmalezamiento, fundamentalmente en esta región agrícola, donde los campos naturales tienen mucha carga de semillas de especies de malezas, que son originariamente de las chacras”, explicó el técnico.
Entiende que “cuando uno levanta los niveles de nutrientes, esas malezas se expresan y pasan a ser un problema. Cuál es la hipótesis. Con el nitrógeno que agrega a la leguminosa en forma paulatina, el campo natural se va haciendo más resistente a esa invasión y vamos a lograr muy buenos resultados en pasturas y en producción animal, sin los problemas de enmalezamiento que generamos cuando empezamos a usar el nitrógeno en este tipo de campos”, dijo.
TRABAJOS PRESENTADOS
Zanoniani manifestó a EL TELEGRAFO, con respecto a los trabajos presentados en la jornada, que dentro de las pasturas sembradas “tenemos las de verdeos de invierno y las praderas permanentes. Dentro del campo natural, la intensificación con diferentes tratamientos que van desde campo natural sin aplicación de nada, solamente con manejo del pastoreo, hasta la intensificación con nitrógeno y siembra de cobertura”.
En campo natural, hay un avance muy importante desde el punto de vista de producción de carne. “Estamos cerca de 460 kilos por hectárea de peso vivo por año. Es una producción muy alta. Acotó que se utilizan 120 kilos de nitrógeno al año y con una participación importante de raigrás”.
Indicó que en el campo se pudo apreciar que “se parecen a verdeos de invierno, básicamente por la presencia de raigrás. En el caso de los otros tratamientos, el campo natural tiene una producción aceptable”.
En pasturas sembradas, se presentó un resumen de los experimentos viejos y se exhibió un trabajo “algo más nuevo y de los ya realizados, que tiene una mezcla de larga duración y otra de corta duración (raigrás perenne y trébol rojo), pensada para dos o tres años, frente a una festuca y alfalfa pensada para tres o cuatro años, bajo dos cargas de animales. Una alta de 1.200 gramos de peso vivo por hectárea y una más baja de 800 gramos de carga por hectárea”.
La idea del profesional sanducero es ver cómo interactúa esa carga en cada una de las mezclas y a su vez el efecto en la rotación. “Cuáles son los efectos residuales que quedan luego de esos tratamientos, que pueden afectar o beneficiar el cultivo siguiente, ya sea pensando en agricultura (soja o maíz) o, en su defecto, agricultura forrajera”.