“Con mantenimiento no hubiera tenido problemas”

Le dolió. Para él, el Estadio Cerrado tiene un significado especial: tenía apenas seis años cuando acompañaba a su abuelo durante la construcción del escenario. Pasaron los años y Pablo Schipilov, aquel niño que iba de la mano de su abuelo, no solo es ingeniero sino que, además, lleva adelante con orgullo la empresa de la familia.
Por eso la noticia de que el Estadio Cerrado no está en las mejores condiciones, fue un cimbronazo. Y ni hablar cuando sus amigos le dijeron que “exempleados de Schipilov” habían sido los responsables de las últimas tareas de reparación en el techo, que no dieron resultado, según había contado el director de Deportes, Julio Logiurato.
“Me tocó y mucho porque es el nombre de mi familia. Hace 40 años que está el estadio y sin mantenimiento. Si bien la chapa está mal, sigue funcionando. Y con mantenimiento no hubiera tenido problemas. Desconozco quién es esa gente (que fue contratada para arreglar el techo el pasado año); tal vez ni siquiera son exempleados nuestros. De quienes trabajaron en la construcción del estadio, hay un empleado de aquella época que es hoy mi mano derecha; el resto ya no está entre nosotros o está jubilado”, dijo el ingeniero.
La empresa que construyó el techado del Coloso hoy está en manos de Pablo. “Tenemos una trayectoria desde 1950, con más de cuatro millones de metros cuadrados construidos, lo que equivale a nueve millones de metros cuadrados de cerramiento en todo el Uruguay. Esto me pegó porque el Estadio Cerrado es un orgullo para los sanduceros, y también para mi familia”, aseguró.
El ingeniero recorrió las instalaciones. Y dejó en claro que, con mantenimiento, nada de lo que hoy sucede sería realidad.
Así, recordó que “alguna administración municipal pidió presupuesto por mantenimiento, pero otras empresas daban un costo más barato y no lo hicimos”, y agregó que “si bien tendría que haberse cambiado alguna chapa, básicamente el mantenimiento pasa por los elementos de fijación como tornillos, ganchos, arandelas”.
Schipilov manejó varias opciones que podrían solucionar el tema. “Hay muchas posibilidades, desde las más disparatadas hasta las correctas, que son las más caras. La solución empresarial y barata es un sobretecho, pero es un error; no se miden consecuencias”, dijo.
Y agregó: “Atrás de esto tiene que haber un técnico. No puede haber una cooperativa de exfuncionarios de no sé qué empresa, porque de la mía no son ni lo fueron. Técnicamente la solución es sacar la chapa y quizás las correas para mejorar el sistema de fijación. Dentro de esa solución técnica hay que buscar el menor costo”.